Tiene 50 años formando a médicos oftalmólogos y es de las instituciones con mayor reconocimiento en su ramo, pero debido a nuevas regulaciones del gobierno, podrían perder parte de los ingresos con los que se financiaba.
Nelly Toche, El Economista. En los pasillos de la Asociación Para Evitar la Ceguera en México IAP (APEC, también conocido como el Hospital de la Ceguera), hoy es el turno de Manuel, que después de muchos años podrá recuperar su vista luego de que las cataratas (opacidad del cristalino del ojo o de su cápsula que impide el paso de la luz) ya no le permitían ver y desempeñarse en sus labores; viene acompañado de su hermana, bromea cuando le preguntan su edad “ya no me acuerdo” asegura, pero después su hermana con un pellizco lo obliga a decir 53.
Mientras se acerca a la sala de cirugía me cuenta que tanto trabajo hacía imposible que fuera al médico: “Si no salía a trabajar, entonces qué comían en la casa”, nos cuenta, pero después “ya hasta el sol lo veía borrosito y no me querían dar chamba, por eso tuve que venir”.
Al llegar al destino final, Manuel, un tanto nervioso, dice de manera irónica “los veo luego”.
Ahí lo esperan los camilleros, quienes lo trasladan al quirófano donde aguardan el grupo de especialistas, conformados por residentes y el médico titular.
Este último da explicación del procedimiento e incluso asegura que hoy el trabajo lo harán los residentes.
La APEC tiene tres vertientes muy importantes: la atención a los pacientes, la preparación de médicos a través de la enseñanza y la investigación científica en el tema.
Valeria Sánchez Huerta, jefa de Enseñanza del Hospital de la Ceguera, explica que son un hospital escuela “y nuestra misión es poder formar y actualizar a los médicos que en el futuro nos van a atender a nosotros, además serán los líderes en la materia y, por su formación, los que seguirán viendo sobre todo por los más necesitados de este país.
“En este centro nos hemos preocupado por formar especialistas en el tema científico, humanístico, social, cultural y económico que la sociedad necesita, sobre todo por el tipo de pacientes que vemos; algunos de ellos no hablan ni siquiera el español, otros si tienen el poder económico, pero por el prestigio deciden venir a operarse aquí”.
Además, asegura que hoy se tienen médicos incluso de otras partes del mundo que deciden venir a formarse aquí. Vienen de Israel, España, Chile, Venezuela, Argentina, entre otros, “pero queremos ser un punto de referencia todavía más serio y fuerte.
“Cuando un médico entra aquí por primera vez son dos meses de formación intensiva, explicarles desde la estructura del ojo, normas y estándares de calidad, acercamiento a las cirugías, temas administrativos de expediente clínico y epidemiología; son 348 horas en donde se empapan de lo que es vivir para el tratamiento de la vista, pero eso es sólo el comienzo”.
Actualmente se tienen 49 alumnos de residencia, 12 de diplomados y 53 de alta especialidad, ya sea en retina, cornea, glaucoma, entre otros. Sus planes de trabajo están basados en el Programa Único de la UNAM, el del International Council of Ophthalmology y es semejante al de la Academia Americana de Oftalmología de Estados Unidos, “con ello hemos elevado nuestro nivel de conocimiento y tenemos mucha interacción con ellos”.
Hoy son 101 médicos en entrenamiento y 74 de base de distintas especialidades.
En los tres años en que los estudiantes están como residentes, pasan 402 horas de teoría, pero lo más importante aquí es la practica clínico quirúrgica y terapéutica, son 2.814 horas las que logran que estos jóvenes se conviertan en verdaderos especialistas de la vista.
“Yo tuve la fortuna de estudiar el pregrado aquí y eso fue suficiente para buscar mi pase como residente y poder seguir aprendiendo y a la vez colaborando con esta institución. Se me hace un ambiente muy bonito y una gran labor, no cambiaría nada del sistema, se me hace muy bueno en general; tengo maestros muy calificados y dispuestos a apoyarte, además el contacto directo con el paciente es fundamental, poder regresar la vista a muchas personas, sobre todo de escasos recursos, es inigualable”, asegura Alejandro Medina, residente de oftalmología.
Alta especialidad
En 50 años se han formado alrededor de 1.000 médicos residentes en oftalmología y 2.000 médicos haciendo sus altas especialidades.
En la República Mexicana existe una plantilla de alrededor de 4.100 oftalmólogos, por lo que esto vuelve significativa la labor de la APEC, “pues el porcentaje de especialistas que se prepararon aquí es muy alto”, explicó Guillermo Salcedo, nuevo director médico de la APEC.
El especialista con una trayectoria de 38 años además aseguró que el sistema de salud mexicano aun no es capaz de atender a la población que tiene problemas visuales. “Tan es así que tres instituciones que no dependen del gobierno somos los responsables de la salud visual de 60% de la población: el Hospital de la Luz, el Conde de Valenciana IAP y el nuestro, aunado a esto, el gobierno no ha tenido la capacidad de formar los médicos que el país necesita, de primer nivel y en estas especialidades”.
Dijo que tan sólo en el 2016 en la APEC se realizaron 11.963 cirugías; 65230 diagnósticos; 95.577 pruebas de laboratorio y 16.024 urgencias. “La consulta hoy en esta institución es de 160 pesos (US$ 8,3)y en muchos de los casos se requiere de descuentos”.
Agregó que “hoy el sistema de salud se apoya en nosotros y dan por hecho la atención, pero hoy atravesamos por problemas económicos que ponen en juego el nivel tecnológico, que para esta especialidad es carísimo, tan sólo el mantenimiento de los aparatos es de 4 millones de pesos anuales y cada maquinaría llega a costar hasta US$ 500.000”.
Hoy la preocupación para este hospital es sobre todo financiera pues además de las cuotas de los usuarios, siempre han vivido de apoyos de instituciones muy fuertes, como el Monte de Piedad y Rio Arronte, que cada año aportaban algo; sin embargo, “por desacertadas decisiones del gobierno hoy ya no pueden realizar aportaciones a instituciones como la nuestra (fundaciones de asistencia privada)”, explicó Salcedo.
“Queremos mantener el nivel y conseguir los apoyos, pues sería muy triste que en tres o cuatro años nos encontremos con equipos viejos y con insumos que no valen la pena, lo que nos obligaría a bajar la calidad del servicio.
“Esperemos que la Secretaría de Hacienda entienda que requerimos de ese tipo de apoyos para vivir y que cuando se ofrecen, se demuestra hasta el último centavo. Ahora, para los economistas sería muy fácil decir ‘súbele 10 pesos’, pero para nuestro segmento de pacientes de bajos recursos esto no es una opción y no queremos perder a este tipo de pacientes”, concluyó el médico.