En el país, el desarrollo de competencias mejora, pero sigue sin alcanzarse un nivel competitivo. Se requiere de un mercado laboral que empuje mejores habilidades, destaca el organismo.
México ha mejorado el desarrollo de competencias en los jóvenes, pero sigue sin alcanzar un nivel alto en este rubro, de acuerdo con la Estrategia de Competencias 2019 de la OCDE. Esta evaluación de los desafíos y oportunidades de México en materia de competencias coloca a nuestro país por debajo del promedio de la organización en 6 de 8 indicadores.
Los únicos rubros en los que México se encuentra por arriba del promedio de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) son Mejora de habilidades de los jóvenes y Buena alineación de las habilidades con las necesidades del mercado laboral.
Sin embargo, esto no es garantía de buenos resultados, aunque sí representa un avance significativo. De acuerdo con Montserrat Gomendio, directora del Centro de Habilidades de la OCDE, en países donde aún no se ha alcanzado un nivel de competencias alto, la mejora tiende a ser elevada porque hay mucho campo para desarrollarse.
“Cuando observamos la mejora de las competencias es necesario tener en cuenta el nivel absoluto que tienen los estudiantes, porque en los países donde el nivel de competencias es muy alto, la mejora podría ser más difícil que en aquellos países donde el nivel de competencia es bajo”, explica Gomendio en conversación con Factor Capital Humano.
Hay países como Estonia que tienen un nivel de competencias muy alto y sin embargo continúan mejorando constantemente. En contraste, Finlandia tiene un nivel de competencias alto, pero la mejora se ha estancado. Montserrat Gomendio considera que el estancamiento en la mejora y el bajo nivel de competencias puede deberse a que no se han implementado las políticas adecuadas y peor aún, siguen sin implementarse.
Con respecto al segundo indicador positivo para México, la directora del Centro de Habilidades de la OCDE aclara que puede resultar engañoso, pues se debe contemplar el nivel de competencias que exige el mercado laboral.
“Donde sí tenemos una señal positiva es en la alineación de las competencias con las necesidades del mercado laboral. Pero esto puede llevar un poco a engaño porque en realidad, en un país como México, aquí tenemos una señal positiva porque la razón por la que están bien alineadas es porque los adultos tienen un bajo nivel de competencias y el mercado laboral demanda un bajo nivel de competencias”, dice la especialista.
En otras palabras, México enfrenta un equilibrio entre una zona de bajas competencias. En ese sentido, el mercado laboral puede ayudar mucho a incrementar el nivel de habilidades, pues parte de la buena alineación entre las competencias desarrolladas y las exigencias del mercado se deben a que las industrias no están exigiendo mejores competencias.
“Esperamos que la economía mexicana empiece a demandar un nivel de competencias mayor como ha ocurrido en tantos países y que, por lo tanto, no viésemos una alineación tan buena, sino que las necesidades del mercado laboral de un nivel de competencias mayor fuese lo que también empuje a una mejora en todos los niveles educativos”, puntualiza Gomendio.
Lo anterior, se encuentra ligado a otro indicador en el que nuestro país también está por debajo del promedio de la OCDE: El aprovechamiento de las competencias desarrolladas en el mercado laboral.
Es decir, aunque la gente tiene un nivel bajo de competencias, el mercado laboral no hace un uso muy efectivo de ellas, con lo cual se está desperdiciando el capital humano desarrollado. Además, el mercado laboral mexicano tampoco es inclusivo, otro indicador en el que nuestro país sigue bajo.
Puntos para mejorar
La baja inclusión no sólo aparece en el mercado laboral, viene desde el sistema educativo. De acuerdo con el reporte de la OCDE, las competencias no se desarrollan de manera inclusiva. Esto significa que el entorno socioeconómico del alumno sigue teniendo un impacto importante, comparado con otros países, en el desarrollo de competencias.
Por otra parte, nuestro país también está bajo en la proporción de adultos con educación universitaria. Este indicador hace sentido por los retos del mismo sistema educativo mexicano: la extensión territorial.
“La proporción de adultos que han terminado la universidad es bajo porque es un país que aún no termina la expansión de la educación universitaria, no se ha producido con la misma intensidad y rapidez que en otros países”, comenta Montserrat Gomendio.
Desde la OCDE observan que nuestro país ha mejorado en la inscripción de jóvenes a educación primaria y secundaria, pero la deserción escolar es elevada, lo cual se asocia a un número alto de jóvenes mayores de 16 años que no estudian ni trabajan.
En cuanto al nivel de competencias que alcanzan los estudiantes menores de quince años es bajo, pero está mejorando y ahí es donde tenemos un indicador positivo que muestra una mejora en los últimos años.
“En otros países las acciones encaminadas a reducir el abandono escolar han tenido resultados más rápidos, hay muchos países que han modernizado el sistema de formación profesional para poder atraer a más estudiantes, estrechar los vínculos entre la formación y las necesidades reales del mercado laboral y esas políticas, la evidencia de otros países lo que indica es que pueden tener efectos de dos a tres años si se consigue traer más estudiantes a la universidad. Depende un poco de la duración que tengan esas políticas”.
Deserción, el reto mayor
En el caso de México el desafío no es sencillo, reducir la deserción escolar no es una tarea fácil por las características del sistema educativo.
“Tiene un número alto de estudiantes comparado con otros países de la OCDE, México es un país con un tamaño de población muy grande y, por otra parte, porque tiene una situación demográfica donde tiene mucha población joven. Al contrario de lo que pasa en muchos países europeos que tienen una población más envejecida”, expone Gomendio.
Por lo tanto, el tamaño de la población escolar en sí mismo es un desafío muy importante, agrega Montserrat Gomendio, a lo que se añade el hecho de que sea un sistema bastante descentralizado. Este contexto hace que el sistema sea más complejo para implementar satisfactoriamente las reformas y que tengan el impacto que se espera de ellas.
“Es necesario coordinar la gobernanza del sistema de competencias. Es decir, que haya una buena coordinación entre el gobierno y los distintos ministerios”, opina.
Las recomendaciones para México son continuar con la mejora en la calidad educativa, haciendo énfasis en la calidad de los profesores, en los estándares curriculares.
“Reconocemos que México ha hecho muchos esfuerzos recientemente con varias reformas educativas para abordar estos problemas, pero pensamos que se tienen que continuar esos esfuerzos”, concluye la directora del Centro de Habilidades de la OCDE”.
FOTO: PEXELS.COM