Esta festividad llegó a México desde Europa, y hasta la fecha retoma diversos elementos de las celebraciones de las culturas prehispánicas, como la azteca, con sus danzas y rituales que se escenifican en fechas cercanas al equinoccio de primavera, que tiene lugar los días 21 de marzo.
Como cada año y a partir del siglo XVI, México se viste de colorido para mantener viva la costumbre ancenstral, como es la celebración del carnaval y sus distintas manifestaciones.
Esta festividad llegó a México desde Europa, y hasta la fecha retoma diversos elementos de las celebraciones de las culturas prehispánicas, como la azteca, con sus danzas y rituales que se escenifican en fechas cercanas al equinoccio de primavera, que tiene lugar los días 21 de marzo.
Sin embargo, las celebraciones del carnaval no se realizan de manera simultánea en todas las comunidades del país, sino que dejan transcurrir aproximadamente una semana o dos después del miércoles de ceniza, que marca el inicio de los 40 días, o cuaresma, en el calendario religioso del catolicismo.
De acuerdo con la creencia muy arraigada en el país, las celebraciones del carnaval sirven para dar rienda suelta a los excesos para luego entrar en recogimiento espiritual y arribar a la Semana Santa "libres" de culpas pecaminosas.
Carnavales de Iztapalapa, Veracruz y Mazatlán, los más importantes
Los carnavales de Santa Cruz Meyehualco, en la Delegación (subalcaldía) Iztapalapa (oriente de la capital mexicana), el del estado de Veracruz (este) y el del puerto de Mazatlán, en el norteño estado de Sinaloa, se mantienen como los más importantes por el número de participantes.
La festividad del carnaval en Santa Cruz Meyehualco inicia el segundo viernes después del Miércoles de Ceniza y concluye el último domingo de febrero, cuando las decenas de comparsas se reúnen en la Plaza Principal para coronar a sus reinas y premian al mejor disfraz.
Pero de hecho, los habitantes de ese colorido pueblo inician los preparativos a finales de cada año, ya que los organizadores comienzan a reunir fondos económicos que se destinan a gastos como la contratación de bandas de música, comida y bebida para los participantes y asistentes en general.
Quienes mayor cooperación monetaria aportan son los de las comparsas, que son habitantes voluntarios y participan en la representación de los bailes típicos del carnaval, conocidos en su mayoría como "virginias" y "Cuadrillas".
Durante una visita de Xinhua a Santa Cruz Meyehualco, se comprobó que los comparsistas tienen bien ensayados los pasos y rutinas, y mantienen el ritmo acompasado con la música conocida como grupera, y cuyas bandas la integran músicos con instrumentos como la tuba, trompetas, clarinetes, trombones, las de percusiones como la tarola, los platillos (címbalos) y la tambora o bombo.
El diablo es uno de los personajes que le da vida al espíritu carnavalesco, pero se trata de un demonio benévolo que divierte con sus bailes a los parroquianos y visitantes.
"Yo ya tengo de participar de diablo 10 años, y mi disfraz yo mismo me lo diseño. Sólo gasto en una máscara que me cuesta 100 pesos (unos US$6,6)", expresó Hipólito a Xinhua.
Originario de Santa Cruz Meyehualco, Hipólito, de 50 años de edad, cuenta que cada año se prepara para darle diferentes matices a su personaje, porque -señala- todos sus disfraces son diferentes, y les puede añadir cuernos cortos, largos, con cola larga o corta, y hasta implementarle "una pata de gallo y otra de buey", tal y como se representa popularmente este personaje.
Pero la verdadera fiesta en Santa Cruz Meyehualco la hace el pueblo participante, que durante varios días, en especial el último sábado y domingo de marzo se vuelcan a las calles a bailar y a divertirse en esta auténtica fiesta.
"A mí me gusta ir a ver los danzantes, los charros y los superhéroes como Batman, la Mujer Maravilla y las tortujas Ninja", manifiesta a Xinhua el pequeño Daniel, quien fue acompañado por su madre la señora Inés.
Presuroso, Daniel, de sólo ocho años de edad, camina en busca de la música que se escucha por diferentes rumbos del pueblo de Santa Cruz Meyehualco. Sabe que encontrará por lo menos a uno de sus personajes preferidos y, si las aglomeraciones se lo permiten, se tomará las fotografías del recuerdo.
Garantizan la seguridad de participantes
Al concluir la víspera las celebraciones del carnaval en Santa Cruz Meyehualco, las autoridades delegacionales reportaron este lunes un "saldo blanco", ya que sólo se ofrecieron 10 atenciones médicas de entre las aproximadamente 100 mil personas participantes.
La seguridad de la población estuvo a cargo de 800 policías de la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno del Distrito Federal, quienes fueron apoyados con 200 empleados de la Delegación Iztapalapa.
Para evitar la introducción de armas de fuego y punzo-cortantes, las autoridades instalaron 21 filtros en igual número de accesos a los principales lugares donde se llevó a cabo esta tradicional celebración, que da sustento a la identidad del pueblo como es Santa Cruz Meyehualco.
Así que el lema "Por favor, no dispares" resultó un éxito, ya que no se reportó ningún incidente por disparos de armas de fuego, y cuya pena se castiga con cinco años de prisión sin derecho a fianza.
Carnavales de Mazatlán y Veracruz, atractivo de extranjeros
Los carnavales de Mazatlán y Veracruz son los de más tradición en el país, y siguen siendo los de mayor atractivo para el turismo nacional y sobre todo el extranjero, por tratarse de lugares con playas de fama mundial.
En estos lugares, gran parte de la organización de los carnavales está a cargo de las autoridades, quienes apoyan con dinero del erario público a las diferentes comparsas para el arreglo de carros alegóricos en los que viajan las candidatas a reinas del carnaval.
En ambos casos, las comparsas bailan a ritmo de música tropical y de samba, muy similar a la que se utiliza en carnavales de fama mundial, como el de Río de Janeiro, en Brasil.
Lo cierto es que el carnaval en México, como la mayoría de las festividades populares en el país, sigue siendo una celebración llena de colorido, música y alegría en la que se rescatan resquicios de culturas milenarias, como las de Europa, y de las prehispánicas mexicanas, como la maya.