De forma semejante a Brasil, Rusia, India y China, otras economías emergentes están demostrando niveles de crecimiento interesantes al punto de estimular el surgimiento del término MINT. ¿Qué significa para las escuelas? ¿Cómo influye en sus proyecciones y planes futuros?
Desde hace años el término BRIC se ha vuelto parte del vocabulario económico que manejan no solamente los más entendidos, sino cualquiera que siga con interés temas económicos, de negocio o simplemente diplomacia y relaciones internacionales. Antes de los BRIC, habrá quien recuerde a los “tigres asiáticos” con su promesa de crecimiento y transformación vertiginosa. Más recientemente, el economista Jim O’Neill –quien acuñara primero el término BRIC- ha creado un nuevo concepto que reúne otras cuatro economías y ha dado de qué hablar en los medios de prensa especializados. Esta vez las siglas MINT se corresponden con México, Indonesia, Nigeria y Turquía.
Al margen del auge que este nuevo término pueda tomar, que llegue o no a convertirse en una denominación de marca para un grupo de países que quizás presenten más diferencias que similitudes, las escuelas de negocio ven con interés el contenido que se debate. A medida que se socializa un concepto, este puede llegar a influir en los contenidos que quieren aprender los estudiantes, los programas de colaboración que potencialmente pueden establecerse, y los profesores que con más intención pueden ser invitados como conferencistas.
Sin dudas, el impacto internacional de países como Brasil, India, China y Rusia a niveles económicos, comerciales, y políticos se ha fortalecido en las últimas décadas. ¿Pero hasta qué punto se puede decir que el impacto de Nigeria es comparable al de México? Surge la interrogante de qué toman en cuenta las escuelas de negocios globales y en América Latina para incluir actividades y programas destinados a facilitar a sus estudiantes mayor conocimiento sobre cómo operar en unas economías u otras.
¿Qué significan para la academia?
Desde la mirada de Javier Bonilla, coordinador académico de Estudios Internacionales en la uruguaya Universidad ORT, dentro de la academia debe existir cuidado con el manejo de estos términos porque sugieren unidad entre un grupo de economías que presentan grandes distinciones. “Mi crítica es al apresuramiento del manejo de estas categorías, que creo no califican para el trabajo estrictamente académico. Para la divulgación, es otra cosa. Obviamente ha habido cambios en la economía, países que han elevado su nivel de desarrollo por distintas razones y mecanismos, pero no hay que apresurarse a definir con una categoría específica perfiles de países y economías que son diferentes y sufren lo que sufren otros como Vietnam o Perú, por mencionar algunos”.
Tugrul Atamer, vicepresidente de la francesa Emlyon Business School y profesor de Management Estratégico, se muestra de acuerdo con Bonilla, “MINT se refiere a países muy distintos. Al grupo de los BRIC personalmente sumaría a México, Turquía, Sudáfrica e Indonesia, para hablar de ocho economías emergentes, pero incluso entre estos hay diferencias importantes”.
Bonilla profundiza en su crítica al decir que “Brasil es un exportador masivo de materias primas, con un proceso de industrialización interna interesante pero lejos de parecerse a China. El mismo tipo de razonamiento podemos extenderlo a los MINT. En cuanto a Nigeria, es cierto que un grupo de países africanos están creciendo, pero es muy apurado incluir a Nigeria en el mismo plano que una economía como la de México”. Por su parte, Atamer concuerda en que “en términos de desarrollo económico, infraestructura, inclusión social y poder industrial, Brasil, México y Turquía están muy por delante de Indonesia y Nigeria que aún no puede ser considerada como emergente, debido a su alto nivel de pobreza y una clase media muy débil, además de falta de seguridad y estabilidad. A pesar de su riqueza en recursos como petróleo y gas, mostrar cohesión social y un índice de crecimiento importante, no se puede decir que Nigeria esté hoy al nivel del resto de las economías mencionadas”.
Pero la relevancia de esas economías en el escenario internacional es innegable. Atamer dice que de acuerdo a proyecciones económicas, esas economías mencionadas podrían incluirse entre las más poderosas mundialmente para el año 2050. “Son economías atractivas porque en 2012 estuvieron entre las 21 primeras del planeta. En el caso de Nigeria, es cierto que está despegando. Para 2050, de mantenerse el ritmo actual, Nigeria pudiera ser el décimo tercer poder económico mundial, por detrás de Turquía que sería el décimo segundo, Indonesia ocuparía el octavo puesto, México el séptimo, Brasil el cuarto, India el tercero y China la primera economía del mundo”.
Tales proyecciones, a pesar de estar sujetas a innumerables variables, fenómenos y eventos que pueden alterar el crecimiento de los países, ciertamente estimulan a la dirección de las escuelas a observar la evolución de esos países, y considerar cómo pueden introducirse en sus mercados educativos y corporativos.
Gabriel Aramouni, director de la Escuela de Management de la argentina UdeSA, advierte que a pesar de las diversas crisis que los países de estos grupos enfrentan, las cuales podrían levantar dudas sobre la sostenibilidad de su desarrollo, “constituyen en el mediano plazo otro foco de atención para las escuelas de negocios de América Latina, empresarios y ejecutivos y representan una nueva oportunidad para integrarse más activamente al mundo”.
Al ilustrar la influencia de estas economías en otras regiones, tanto a nivel de comercio como de educación, Aramouni se refiere al caso de la India y la inserción de sus empresarios, ejecutivos y profesores en el contexto internacional. El experto argentino observa que “la Indian School of Business y el Indian Institute of Management son dos de las prestigiosas instituciones que mantienen vínculos con las principales escuelas de negocios del mundo, ofrecen diversos programas de educación ejecutiva y mantienen centros de estudios sobre América Latina con la intención de atraer a interesados de nuestra región. Los académicos indios en general son de muy buena formación y hoy dictan clases en el mundo entero. También son muchos los que ocupan posiciones de liderazgo en universidades occidentales, tanto en el management como la investigación. Los ejecutivos indios son altamente valorados en el ámbito empresario y es difícil encontrar una organización global que no tenga un manager indio en posiciones relevantes”.
Desde el punto de vista de las escuelas globales, otro elemento se viene a sumar que despierta el interés de estas en estos países. Según Atamer, “un punto en común entre estos países, incluida Sudáfrica, es que sus poblaciones son enormes, con una clase media importante que en los últimos veinte años ha crecido alrededor de un 85% como promedio”. En este sentido, dada la evolución de las poblaciones europeas y de Norteamérica, en las siguientes décadas el número significativo de estudiantes no vendrá de esas regiones, sino de las economías emergentes con un crecimiento poblacional robusto. “En los próximos 10 a 15 años unos 100 millones de estudiantes van a querer recibir titulaciones universitarias en los países emergentes. Nosotros necesitamos prepararnos para responder a esa gran demanda”, dice Atamer.
No sorprende entonces que una escuela como Emlyon ya tenga en la mira cómo atraer ese gran número de candidatos potenciales.
Abrir camino a colaboraciones
Darse a conocer en regiones distantes, con manifiestas diferencias culturales y de lenguajes, es uno de los retos que se impone a las escuelas de negocio de todo el mundo. Entre los mecanismos usados para dar a conocer el nombre de la escuela, además de atraer estudiantes extranjeros se suele por ejemplo establecer vínculos de colaboración con instituciones locales y conformar un claustro de profesores internacional y diverso.
De ese interés se desprenden retos. Aramouni afirma que uno de esos desafíos “es comprender a fondo e integralmente lo que se ha producido en esos países en los últimos años”. Otros obstáculos a vencer son por ejemplo las barreras culturales, de idioma y las particularidades que caracterizan esas economías, estilos de liderazgo y management, fortalezas y debilidades productivas e industriales y demás.
Un problema más que las escuelas enfrentan es la disponibilidad de profesores que cumplan los elevados criterios que se exigen. Atamer llama la atención sobre las dificultades de contratar claustro que demuestre “experiencia internacional, no sólo experiencia en su propio país. Ser internacional significa que la persona se ha mudado y vivido en varios países, que estudió la licenciatura en un país y continuó estudios de postgrado en otro, y luego fue a trabajar a otro más. Es importante que también puedan enseñar en al menos tres idiomas”.
Además de abrir canales de comunicación con potenciales candidatos, las escuelas también tienen un rol significativo en satisfacer la demanda de talento de las empresas y corporaciones. Al respecto, Aramouni sostiene que “es mucho lo que las escuelas de negocios pueden hacer para facilitar una integración provechosa y de largo plazo, generando nuevo conocimiento y relaciones de alto valor”.
Asimismo, Atamer se refiere a lo fundamental que es para las escuelas facilitar que sus estudiantes obtengan experiencia internacional en esas economías en crecimiento. “Es crucial enviar a nuestros alumnos a participar en programas impartidos por escuelas de negocio de esos países asociadas a nosotros, y deben ser las de más prestigio. Creemos que más o menos la mitad de nuestros estudiantes, a lo largo de la siguiente década, va a comenzar su carrera en estas economías emergentes”.
De ahí surge otra problemática dada precisamente por la carencia de escuelas de calidad global en estas economías. Según Atamer, si se observan los rankings, “India tiene instituciones líderes en enseñanza de postgrado, México y Brasil cuentan con menos de cinco escuelas líderes cada uno, ni Rusia, ni Indonesia tienen alguna y tampoco Nigeria. China es la plataforma más avanzada en cuanto a enseñanza superior, y por el peso de su economía no es de extrañar que sea más competitiva en este sentido”.
En América Latina, Aramouni sostiene que las políticas de las escuelas son semejantes a las seguidas por las globales. “Las universidades y escuelas de eegocios de América Latina están estableciendo vínculos con instituciones similares de Asia, especialmente de China y también de India, a través de actividades conjuntas que facilitan el conocimiento recíproco.
Instituciones de Brasil, México y Chile ya tienen acuerdos de cooperación y ejecutivos y alumnos de MBA de esos países viajan a India para asistir a programas que brindan una visión integral. Argentina, Colombia y Perú también comienzan a integrarse a esa nómina”.