A veces el arte de la ilusión visual falla por diversas razones, ya sea por falta de presupuesto o carecia total de interés por parte del equipo de producción o el propio director.
Desde que el visionario ilusionista Georges Méliès inventara los efectos especiales para enriquecer las historias que vemos en el cine a principios del siglo XX, miles de especialistas en efectos generados por computadora, efectos prácticos, animatrónica, maquillaje y otras formas de engañar al público mostrando cosas que no existen o no están como aparecen en pantalla han invertido décadas en crear las ilusiones ópticas que nos robarán el aliento y nos harán creer en la fantasía sin importar nuestra edad.
Sin embargo, a veces el arte de la ilusión visual falla por diversas razones; ya sea por falta de presupuesto o carecia total de interés por parte del equipo de producción o el propio director.
En lugar de celebrar los mejores efectos especiales (que no siempre envejecen bien o sobreviven el salto a formatos más sofisticados), recordamos los más feos, falsos y deprimentes de los últimos 50 años de historia del cine.