Desarrollar un modelo animal ideal de la infección es dificil porque solo unos pocos animales pueden ser portadores del virus y este infecta casi exclusivamente a humanos.
Investigadores chinos han desarrollado un modelo de ratón humanizado para estudiar el desarrollo de la cirrosis del hígado inducida por la infección del virus de la hepatitis B (HBV, por sus siglas en inglés).
Desarrollar un modelo animal ideal de la infección es dificil porque solo unos pocos animales pueden ser portadores del virus y este infecta casi exclusivamente a humanos.
Los estudios previos mostraron que las células madre mesenquimales (aquellas de las que derivan los tejidos muscular y conectivo del cuerpo), específicamente las de la médula ósea humana (hBMSCs, por sus siglas en inglés), tienen el potencial de diferenciarse in vitro en células similares a los hepatocitos (las células del hígado) y continúan manteniendo las funciones esenciales del hepatocito una vez trasplantadas a los hígados de ratones huéspedes. Los hepatocitos constituyen del 70 al 85 por ciento de la masa del hígado.
Investigadores de la Universidad de Xiamen y la Universidad de Zhejiang de China trasplantaron hBMSCs en ratones. De acuerdo con la investigación, publicada en Internet en la revista British Journal of Gut, los ratones mostraron una sólida diferenciación y proliferación de hepatocitos humanos funcionales y múltiples células inmunes.
Después de ser infectados con el HBV, los ratones humanizados desarrollaron respuestas inmunes e inflamatorias específicas y mostraron una progresión a hepatitis crónica y cirrosis del hígado.
Los expertos apuntaron que el nuevo modelo de ratón humanizado reproduce la cirrosis del hígado inducida por la infección de HBV humana, lo que ofrece oportunidades para entender mejor la fisiopatología inmune del HBV y probar terapias antivirales prometedoras en ejemplares vivos.
Unos 257 millones de personas están infectadas con el HBV, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. El virus puede causar infecciones crónicas y aumentar en gran medida el riesgo de muerte por cirrosis y cáncer de hígado.