La economía mexicana acumula una contracción de 3,4% del segundo al cuarto trimestre de 2023, mucho mayor a la caída reportada por la economía estadounidense de 2,1%. Esta caída de la economía mexicana es consistente con la elasticidad histórica reportada en las crisis recientes y con la interdependencia de los ciclos económicos de las dos naciones.
El bolsillo de los mexicanos necesita $948,75 para adquirir los productos de la canasta básica en un supermercado del Estado de México, mientras que los mismos productos en la zona centro del país como Ciudad de México, Edomex, Guanajuato, Hidalgo, Morelos, Puebla, Querétaro y Tlaxcala) suben a $1.076,50.
El aumento de los precios internos amenaza con desatar una espiral inflacionaria alimentada por el deterioro en la formación de precios. Este deterioro de precios es mayormente causado por choques de oferta y demanda y por el empeoramiento de las expectativas. La persistencia inflacionaria fuerza al Banco de México a apretar la política monetaria más allá de la neutralidad, consecuentemente deprimiendo la demanda interna y con ello debilitando la actividad económica en general. Además, la producción interna sufre continuas interrupciones por escasez de insumos tanto nacionales como externos.
Es solo una de las estimaciones que hace la agencia calificadora Moody's en su reporte “La Próxima Recesión Global”, el cual incluye a México.
En este escenario la economía mexicana enfrenta una combinación de eventos desfavorables: persistencia de choques de oferta en la economía global, altos precios de las materias primas, y debilitamiento de la demanda interna antela necesidad de una mayor restricción monetaria para abatir la alta inflación.
Y es que, dada la creciente probabilidad de una recesión global en los próximos 12 meses, México no podría evitar una contracción económica causada por una recesión en los Estados Unidos. En este escenario, México enfrentaría una prolongada inflación y una recesión con duración de tres trimestres.
LA ECONOMIA TOCA FONDO
Según el reporte, la contracción económica se extiende desde el segundo trimestre hasta el cuarto, cuando la economía toca fondo. El PIB se contrae 1,7% en 2023, después de crecer 1,8% en 2022. La economía mexicana acumula una contracción de 3,4% del segundo al cuarto trimestre del 2023, mucho mayor a la caída reportada por la economía estadounidense de 2,1%. Esta caída de la economía mexicana es consistente con la elasticidad histórica reportada en las crisis recientes y con la interdependencia de los ciclos económicos de las dos naciones.
La tasa de desempleo se eleva desde finales de 2022, a medida que la economía pierde fuerza, y alcanza un máximo en 2023 ante la pérdida de empleos generada por la recesión. El ingreso de las familias sufre un golpe doble, uno por la reducción del poder de compra generado por la inflación y otro por la pérdida de empleos.
En este ambiente inflacionario, y dado el mandato monetario uni-objetivo, el banco central se ve forzado a acelerar la magnitud de las alzas de la tasa de referencia, la cual alcanza un máximo a mediados de 2023 cuando la economía entra en recesión. La tasa de interés comienza a descender posteriormente a medida que la demanda interna se deprime.
El peso mexicano comienza a perder terreno desde finales de 2022 y más significativamente durante la primera mitad de 2023 a medida que la aversión al riesgo induce salida de inversionistas buscando refugio en activos denominados en dólares. La tasa de los bonos gubernamentales aumenta para compensar el premio al riesgo e intentar retener a los inversionistas en el mercado local.
SALIENDO DE LA RECESIÓN
¿Cuándo se acabaría esta situación?
Según el reporte de Moody's, la economía mexicana sale de la recesión en el primer trimestre de 2024 en sincronía con la economía estadounidense.
La recuperación avanza en 2025 a medida que el mercado estadounidense se fortalece. El desempleo desciende más rápidamente en 2025 y la inflación solo regresa a su objetivo hasta mediados de 2025.
En este escenario, la economía mexicana reproduce las características típicas reportadas en episodios de crisis del pasado. En este sentido, el país enfrenta un choque real y uno financiero.
En el primer caso, la economía real recibe dos impactos negativos: uno externo generado por la caída de la demanda global, en particular por la contracción del mercado estadounidense, y el otro interno producido por el debilitamiento de la demanda ante el ajuste necesario de la política monetaria.
En el segundo caso, la economía se ve afectada por la tradicional reacción de las variables financieras y precios, como en las crisis del pasado. Así, al inicio de la crisis se presenta una sobrerreacción del tipo de cambio por la creciente aversión al riesgo y salidas de capital.
Para lidiar con la inestabilidad financiera y el traspaso cambiario a precios, se presenta la típica reacción monetaria. El banco central es forzado a mantener la tasa de interés en los niveles necesarios para calmar los mercados. La inflación es alimentada inicialmente por la depreciación cambiaria así como por el ajuste de precios y tarifas públicas para reducir el deterioro de las cuentas fiscales.
¿SE ESTÁ CUMPLIENDO?
Tan solo este lunes el mismo día en que Moody's emitió el reporte, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de México, dio a conocer que actividad económica mexicana registró una contracción mensual en mayo pasado, debido a la caída del sector de servicios y a la debilidad de la industria nacional, de acuerdo con el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE).
Según el reporte del INEGI, la economía mexicana disminuyó 0,2% en mayo con respecto a abril, con cifras desestacionalizadas. Esta es la mayor contracción que ha tenido la economía mexicana en los últimos nueve meses.
Las actividades terciarias (servicios y comercio) cayeron 0,3% mensual en mayo, luego del crecimiento mensual de 1,3$ en abril; las primarias (agricultura y ganadería) aumentaron 2,2%, tras la caída de 0,9% previo; mientras que las secundarias (industria) sólo creció 0,1% en el periodo de referencia, y desaceleró su crecimiento con relación a abril, cuando subió 0,5%.
En tanto, el IGAE avanzó 1,3% en términos reales en mayo con respecto al mismo mes de 2021. Por grandes grupos de actividades, las secundarias crecieron 3,1%; las primarias, 3,0% y las terciarias, 0,3%.
"Con la caída de mayo, el IGAE interrumpió su tendencia al alza y, excluyendo la contracción por la pandemia, se acerca a los niveles de octubre de 2017. De mantenerse la caída de 0,19% mensual de mayo en los meses que restan de 2022, la economía habría crecido 1,63% en todo 2022. Hasta el momento, registra un avance de 1,55%.", señaló un análisis de Grupo Financiero Monex.
LA VOZ DE ALERTA DEL FMI
Pese a que el Fondo Monetario Internacional ahora espera que en 2022 la economía mexicana crezca 2.4%, desde el 2% previsto el pasado mes de abril; para 2023 la historia es muy diferente, pues sus estimaciones bajaron de 2.5% a 1.2%.
De acuerdo con la actualización de las “Perspectivas de la Economía Mundial” (ve el documento aquí), se dio una revisión al alza en las mayores economías de América Latina (Brasil, México, Colombia y Chile), debido a una recuperación más robusta.
Sin embargo, para la economía mundial, el FMI ajustó a la baja sus perspectivas de crecimiento económico, de 3.6 a 3.2 por ciento en 2022; y de 3.6 a 2.9 por ciento en 2023. El organismo advierte que el panorama económico a nivel mundial “se ha oscurecido significativamente desde abril”.
El FMI explicó que el ajuste en las proyecciones de la economía mundial obedece a un menor crecimiento a principios de este año, la reducción del poder adquisitivo de los hogares y una política monetaria más estricta en Estados Unidos.
Además, en China, los nuevos confinamientos y la profundización de la crisis inmobiliaria provocaron un ajuste a la baja en las proyecciones de crecimiento y eso también afectará el desempeño de la economía mundial.