El mosquito es el animal más peligroso del mundo. Investigadores en varias partes del mundo quieren frenar su expansión y las enfermedades que transmiten, precisamente con mosquitos infectados con una bacteria.
El dengue no suele ser mortal, pero su explosiva propagación lo ha convertido en un problema mundial. Casi 390 millones de personas enferman anualmente de dengue, 30 veces más que hace medio siglo. Las epidemias de dengue solo se conocían en nueve países en 1970, pero su fiebre está presente ahora en 130 países. El crecimiento de las ciudades, los viajes y el transporte mundiales aumentan las condiciones para que el virus, mejor dicho, su portador, el mosquito tigre o Aedes albopictus, se expanda.
Se crían con rapidez
Los mosquitos tigre usan para criarse cualquier charco, latas de bebidas o platos bajo las macetas. Viajan en camiones, barcos y aviones por el mundo. Mientras que el Aedes aegypti vive en los trópicos y subtrópicos, su pariente asiático, el Aedes albopictus, puede encontrarse en Europa. Cerca de Friburgo, Alemania, ya existe una población.
Por el cambio climático, algunas parte de Europa, podrían verse pobladas con estos mosquitos que, entre otras cosas, transmiten dengue y zika. Los expertos calculan que entre 2030 y 2050 se darán las condiciones ideales para el Aedes albopictus en el oeste alemán, en los países del Benelux y el sur de Inglaterra.
Bacterias contra mosquitos
En Yogyakarta, Indonesia, pretenden frenar esta tendencia con la bacteria Wolbachia. En los años 20 del siglo XX, investigadores estadounidenses descubrieron este organismo unicelular y creyeron estar ante un nuevo agente patógeno, pero este organismo parecía no hacer daño a nadie.
En la actualidad, las cepas de Wolbachia viven en el 60% de todos los insectos del mundo. Esta manipula la procreación de los animales donde viven. Todos los descendientes de una hembra con Wolbachia están infectados con Wolbachia. Si el macho tiene Wolbachia y se aparea con una hembra sin la bacteria, esta no se transmite, pero los huevos no se desarrollan, porque una célula con Wolbachia no es compatible con una sin la bacteria.
Este proceso frena la procreación, aunque solo sea al principio. El efecto determinante es la transmisión de las bacterias a las futuras generaciones.
Bacterias que paran las virus
En 2008, investigadores británicos descubrieron que las moscas de la fruta con Wolbachia eran resistentes a la fiebre amarilla, al zika y al dengue. ¿Podría dicha bacteria parar la transmisión del virus del dengue a personas?
En la naturaleza, la Wolbachia no infecta a los mosquitos tigre. El biológo australiano Scott O´Neill consiguió criar, tras miles de intentos, mosquitos con Wolbachia. En ellos, los virus del dengue no se multiplican. Una pequeña cantidad de mosquitos con Wolbachia puede transmitir esta propiedad a toda una población en cuestión de meses.
Este es también el plan en Yogyakarta. La ONG Eliminate también está activa en Brasil, Vietnam, Colombia y Australia, pero Yogyakarta es ideal para probar dicha técnica con la bacteria Wolbachia: todo el año hace calor y llueve con regularidad. Indonesia es tras Brasil el país más afectado por los casos de dengue.
Los investigadores reparten, durante seis meses, los mosquitos con Wolbachia solo en en una parte del centro de la ciudad para que el experimento se realice de forma controlada. El resto de la ciudad sirve para poder comprobar si hay diferencias. Las autoridades sanitarias observarán durante dos años el desarrollo de las infecciones de dengue. El coordinador del proyecto espera un descenso del 50%.
¡A repartir mosquitos!
Para el éxito de esta técnica no es decisivo cuántos mosquitos viven en la ciudad, sino que la mayoría tengan la bacteria Wolbachia. Los investigadores saben que entre los seis y doce meses, la parte de Wolbachia en la población aumenta en un 80% como mínimo.
Esta técnica ya ha aprobado evaluaciones de riesgo independientes con el resultado de que solo supone un riesgo mínimo. Sin embargo, hay investigadores que critican que nadie sabe a ciencia cierta lo que sucede en el cuerpo de un mosquito infectado con Walbachia. Por lo menos, la tasa de mutación de las bacterias es extremadamente baja, su genética casi no cambia.
La gente ve el proyecto con optimismo, ¿quizá excesivo? Tras la epidemia del zika en Sudamérica, en 2016 se espacieron mosquitos con Wolbachia en Brasil y Colombia. Ya que la oleada de infección con el zika en Sudamérica se controló sobre todo a principio de 2017, es complicado evaluar definitivamente la eficacia de las medidas locales. Habrá que seguir esperando.