Maribel R. Coronel, Periodista en temas de economía y salud, para El Economista.
Grande es el entusiasmo de la farmacéutica americana Merck Sharp and Dohme (llamada Merck en Estados Unidos y MSD en el resto del mundo) ante las fuertes expectativas que ofrece su nueva inmunoterapia contra el cáncer ligada a las herramientas de diagnóstico altamente tecnologizadas que son los biomarcadores.
Si bien MSD entró cuatro años más tarde a la carrera por obtener terapias inmuno-oncológicas exitosas, la primera fue Bristol Myers Squibb (BMS), ahora está demostrando que su alternativa biotecnológica Keytruda (pembrolizumab) puede ser efectiva no sólo para cáncer de pulmón y melanoma metastásico como ha sido autorizada, sino que pueda funcionar para otros tipos de cáncer.
Corren en paralelo 70 estudios para tratar con esta misma terapia 30 diferentes tipos de tumores. Ello permite vislumbrar un portafolio potencial muy valioso hacia futuro para MSD que se estima podría superar los US$ 10.000 millones. De hecho, su valor de capitalización en el New York Stock Exchange (NYSE) se elevó notoriamente a partir de estudios recientes que hicieron ver cómo la opción de MSD se diferenció notoriamente respecto de la quimioterapia, incluso con mejores resultados que la opción de Bristol Myers Squibb (BMS) autorizada previamente.
La diferencia entre una y otra terapias inmuno-oncológicas es que la de MSD va ligada a un biomarcador, y con éste es posible elegir con mayor precisión a los pacientes susceptibles de responder, lo que permite una medicina más personalizada y certera.
En México, MSD acaba de lanzar su opción de inmunoterapia para cáncer de pulmón con metástasis en segunda línea, y también para melanoma metastásico avanzado. Así lo autorizó la Cofepris, que lleva Julio Sánchez y Tépoz, y que por cierto le dio luz verde en forma superveloz. En 27 días le respondió a MSD que podía importar Keytruda y empezar a venderla. Nunca antes Cofepris había tardado menos de un mes en dar luz verde a un nuevo tratamiento.
Parte del éxito de MSD es su alianza estratégica con la empresa que fabrica los biomarcadores. Es lo que le permite ofrecer al oncólogo la terapia médica junto con la herramienta de diagnóstico (el biomarcador) a un solo precio. Esto podría ser un factor para que Keytruda ingrese ágilmente al cuadro básico en México, y así el sector público la incorpore en sus catálogos terapéuticos.
Esta nueva manera de abordar el cáncer está haciendo que se reescriba por completo el rumbo de la oncología. Los nuevos medicamentos de inmunoterapia no atacan el tumor maligno o las células cancerosas como tradicionalmente se ha hecho, sino que buscan células especificas del sistema inmune para que ellas ataquen a las células cancerosas y así el propio organismo tenga la capacidad de pelear contra el cáncer.
Demasiada tentación duplicar el IEPS al refresco
Recaudar más a costa de duplicar el cuantioso impuesto al refresco y bebidas azucaradas debe ser sin duda demasiado tentador para el equipo hacendario a cargo del secretario Luis Videgaray. Y sobre todo a la luz del reciente mal puntaje que nos otorgó la calificadora americana S&P se agranda esa tentación hacendaria porque es mayor la necesidad de buscar recursos presupuestales hasta por debajo de las piedras, y en ello se ve que coincide por lo menos el ala perredista del Congreso.
Lo malo es que la medida sigue siendo meramente recaudatoria. Sin duda nuestro alto consumo de refresco es un elemento que favorece la obesidad y diabetes, pero honestamente no se pueden esperar grandes resultados si esta lucha antiobesidad y diabetes está centrada en una sola línea de productos. Nos falta una acción integral que incluya mayor actividad física y menos garnachas, grasas y harinas; no sólo menos refrescos.