Con estudios de arte en Francia y de arquitectura en Chile, Barreda ejerció permanentemente ambos oficios, como también la de profesor universitario y escultor.
La ochentera torre Santa María; el clásico Hotel Crowne Plaza; las estaciones del Metro Santa Lucía, Universidad Católica y Los Héroes: el Hotel Hyatt; y el megaedificio de Costanera Center (aún incompleto) son sólo algunas de las reconocidas obras urbanas de Santiago en las que participó como arquitecto Ernesto Barreda. El también pintor falleció este jueves a los 86 años de edad.
Desde el punto de vista de su producción artística, y aunque cronológicamente coincide con la época de la denominada Generación del 40, se define como la de un pintor independiente, experimentando también con la escultura. Con reconocimientos en Chile, Argentina y Estados Unidos, su obra se encuentra presente en los principales museos de Santiago, Nueva York y Washington.
Barreda se caracterizo por una pintura que plasmó con delicadeza personajes dentro de escenarios imaginarios y oníricos, en los que buscó recrear el paso del tiempo, dentro de una atmósfera siempre inquietante y de permanentes rasgos poéticos, lo que le valió el Premio Altazor (entregado por los pares) el año 2008.
"Sus personajes discurren misteriosos por enigmáticos parajes, algunas veces son bosques de vegetación abundante o calles y casonas deshabitadas, en los que se comunican dentro de un lenguaje simbólico de luces y sombras magistralmente tratadas", destaca uno de los catálogos de su obra en Estados Unidos.
Con estudios de arte en Francia y de arquitectura en Chile, Barreda ejerció permanentemente ambos oficios, como también la de profesor universitario. Como arquitecto formó la respetada oficina Alemparte, Barreda y Asociados, a través de la cual llevó adelante -entre muchas otras- las obras citadas al comienzo de la nota.
Hace sólo algunos meses, en abril, había presentado la exposición “El príncipe de los caminos”, cuya temática se centra en el primer caudillo chileno, José Miguel Carrera. Los dibujos fueron encargados por el ministerio de Educación y conservados íntegramente por el artista, quien -con ocasión de la muestra- los donó a la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (Umce), ex Instituto Pedagógico de Chile.
En escultura, su más reciente incursión fue “La vida en bronce”, a través de la cual desarrolló personajes retratados en momentos característicos, irónicos y graciosos. A través de 16 esculturas en bronce fundido, el arquitecto propuso una mirada que debía ser interpretada por el espectador.
Su última aparición en medios fue en la revista "Capital", de Santiago, oportunidad en la que señaló que "mi manera de pintar se alimenta de cosas reconocibles, puede que a la gente le guste o no, pero saben de qué se trata. Hay períodos en los que he sido puramente estético y hoy me intriga el mundo de las apariencias. El mundo de las apariencias es ridículo y pretencioso. Y lamentablemente, el qué dirán y cómo te ven es muy importante para esta sociedad".