Pasar al contenido principal

ES / EN

Muere Valentín Pimstein, el padre de las telenovelas mexicanas
Miércoles, Junio 28, 2017 - 12:31

Productor de Gutierritos, Los ricos también lloran, Rosa salvaje, Mundo de juguete y Rina, entre otras, falleció a los 91 años.

El mundo de las telenovelas está de luto. El último de sus pioneros, el productor chile­no Valentín Pimstein falleció en Chile a los 91 años de edad. Fue creador de éxitos como Gutierritos (segundo melo­drama que se hizo en México), Los ricos también lloran, Vi­viana, Colorina, Rubí, Ange­litos negros, Yesenia, El amor tiene cara de mujer, Mun­do de juguete, Rina, Chispita, Rosa Salvaje, Carrusel, Vivir un poco, Marimar y María la del barrio, entre las decenas de títulos que respaldó.
 
Pimstein también se ganó el mote del "padre de la tele­novela rosa", su sello particular fue que, además de que todas sus tramas giraban en torno al amor, podía pasar cualquier cosa por más inverosímil que pareciera.
 
"Estoy muy honrado y emocionado de que me consi­deren un pilar de la telenove­la en México y haber podido llegar al corazón del mun­do, logrando así transmitir un mensaje universal a través de los sentimientos que al día de hoy sigue vigente, pues se si­guen retransmitiendo muchas de mis telenovelas, no sola­mente en México, sino en gran parte del mundo”, comentó el productor a Excélsior hace unos años.
 
"Lo que hacía lo denomi­naron como ‘La fórmula Pimstein’ y eso me llena de orgullo, porque lo logré en una era donde ni siquiera existían las redes sociales. Ese sello par­ticular lo hice gracias al crear un método de trabajo rigu­roso acompañado de lo más importante: la sensibilidad, respeto y entendimiento del público televidente. Llegando a tocar sus corazones”, añadió entonces.
 
El "maestrito", como le lla­maba la gente que trabajaba con él, tenía muy claro que lo importante era la historia e incluso el vestuario, no así los protagonistas a quienes po­día cambiar si eran indisci­plinados, prueba de ello fue la salida de Lucía Méndez en la telenovela Vanessa, en 1982. En el final el villano disparó de lejos a la protagonista, que ya no era la actriz, sino una do­ble, y en la escena culminante el personaje de Héctor Boni­lla llora por su amor muerto, además de recordar momen­tos que vivieron juntos, con­virtiendo este final en uno de los más sorprendentes de la historia de la TV en México.
 
 
El valor del rol
 
"Pensé que es más impor­tante la historia. El persona­je se había hecho a la medida de Lucía y funcionó. Sin em­bargo, es fundamental que los actores sepan que lo que vale es el rol, tú colocas en vez de Lucía Méndez a otra niña y si es buena actriz y la vistes igual, queda para siempre”, dijo a Excélsior hace años, en su úl­tima visita a México, cuando se reconcilió con la actriz tras 20 años de distanciamiento.
 
"Todo eso te ayuda, con Valentín no podías llegar tarde o no estudiar, temblaba, pero esa vez me enfermé y Valentín creyó que me fui a Siempre en Domingo y a palenquear (sic), supuso que no tenía seriedad y mató al personaje, tenía de­cisiones fuertes y drásticas. Para él, el personaje era la estrella y lo demás no importaba”, recordó la diva en esa ocasión.
 
El productor también se caracterizaba por poner ma­yor énfasis en el vestuario de los personajes. Podía vestir a las hermanas o madre e hija exactamente igual, o sacar de contexto un escenario, cosas que a simple vista no tenían que ver con la historia, pero eran detalles que se queda­ron en el recuerdo del público quien reconoció su sello.
 
Durante las décadas de los 70 y 80, Pimstein realizó te­lenovelas que se vendieron a decenas de países y que se doblaron a más de 150 idio­mas, como Los ricos también lloran, Rubí, Yesenia o Rosa Salvaje, entre otras.
 
A lo largo de 40 años de producción tuvo varios discí­pulos que ahora son los pro­ductores de las telenovelas en México. Salvador Mejía, Ange­lli Nesma, Mapat, Lucero Suá­rez, Pedro Damián, Ignacio Sada, Jorge Ortiz de Pinedo, Nicandro Díaz, Juan Osorio, Carla Estrada, Humberto Na­varro y su propia hija Veróni­ca Pimstein, tienen mucho de sus enseñanzas.
 
Eso quiere decir que se re­conoce que hice una ‘escuela’. Los respeto y me doy cuenta que cada uno ha ido impri­miendo su propio sello en sus producciones. El mío fue, es y será el corazón”, explicó Pimstein a Excélsior desde Chile.
 
Durante la presentación del libro Valentín Pimstein. Una vida de telenovela (es­crito por Tere Vale), a la que el productor ya no pudo asis­tir por su avanzada edad, sus alumnos reafirmaron el orgu­llo de ser parte de su escuela.
 
"El maestrito, así le decía­mos, porque realmente eso fue para nosotros y siempre fue una persona muy gene­rosa, nos compartía todo y le aprendimos tantas cosas. Con lo que me quedo es que la historia es lo más impor­tante y que nadie está en se­cuencia más que el vestuario, creo que ésa es la enseñanza más grande que tengo de mi maestro”, dijo a Excélsior Sal­vador Mejía.
 
 
Crear, lo suyo
 
La vida de Pimstein fue exac­tamente así: de telenovela. Nació el 9 de agosto de 1925 en Santiago de Chile. Salió de su país al cumplir la mayoría de edad, completamente convencido de que crear historias era lo suyo, influencia que adqui­rió de las radionovelas que escuchó con su madre en la infancia.
 
Primero llegó a Guatema­la, pero su objetivo principal era México, que en ese enton­ces comenzaba con un nuevo mundo: la televisión y sus in­cipientes melodramas.
 
Antes de entrar completa­mente en esta nueva forma de entretener a la gente, Pimstein probó suerte haciendo cine con cintas como The Li­ving Idol y Las tres pelonas, para después combinar las dos actividades y realizar Vi­vir del cuento, Bala perdida y Napolioncito. Pero cuando el zar del cine en México, Grego­rio Wallerstein, ya no necesitó tanto personal en sus cintas, recomendó a Pimstein con Luis de Llano Palmer, otro de los pilares de la televisión en México, quien en ese entonces manejaba toda la producción de la televisión.
 
Palmer lo probó en diver­sas áreas y se dio cuenta que era bueno para contar histo­rias, así comenzó en las te­lenovelas con Gutierritos, haciendo alrededor de 160 melodramas caseros, siendo el último María la del Barrio, en 1995.
 
Siempre hubo una sana competencia con otro de los pilares de las telenovelas en México, Ernesto Alonso a quien se le conoció como El señor telenovela; de esta riva­lidad surgieron grandes pro­yectos televisivos.
 
Pimstein tenía excelen­te ojo para sus protagonistas y prueba de ello es que Ve­rónica Castro, Lucía Méndez, Thalía, Angélica Aragón, Vic­toria Ruffo y Edith Gonzá­lez, entre otras, destacaron internacionalmente.
 
Se casó con Victoria Rati­noff, con quien procreó tres hijos, Víctor, Verónica —quien también es productora— y Viviana.
 
En los últimos años radicó en Estados Unidos y España, pero se retiró definitivamente en Chile, donde seguía de cer­ca el desarrollo de internet, nicho en el que encontraba una mina por explotar y donde tenía un gran proyecto, según compartió con Excélsior en la última entrevista que dio a un medio mexicano.
 
"Tengo tantos proyectos en este mundo que cambia día a día. Uno de ellos sería crear telenovelas ‘fórmula Pimstein’ para internet”, dijo.

Autores

Excélsior