De acuerdo a na investigación publicada en The Lancet Neurology, esta conducta se mantiene aunque estos derrames son más graves en ellas.
Primero se pierde la fuerza en uno de los brazos o una de las piernas. Se entumece un lado de la cara y a veces cuesta hablar o entender lo que los otros dicen. Incluso, la vista empieza a fallar, hay mareos, dolores de cabeza y en algunos casos se pierde la conciencia. Esos son los síntomas más comunes de un accidente cerebrovascular (ACV). Esta enfermedad, en compañía de otros trastornos neurológicos, causa alrededor de 6,8 millones de muertes anuales en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El problema, en el caso de los ACV, es que los pacientes retrasan sus visitas a urgencias, aun notando los síntomas. Esa es una de las explicaciones de por qué casi dos tercios de las personas que los sufren mueren antes de recibir atención médica. Aunque este asunto parece variar entre las mujeres y los hombres, y afecta más a las primeras.
A pesar de que para ellas los accidentes cerebrovasculares se manifiestan de manera más pronunciada, con mayores limitaciones en sus actividades cotidianas, y a que los reconozcan con mayor rapidez, “la llegada temprana de las mujeres al hospital no ha sido reportada de manera consistente” por la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés).
Una prueba de esto es que, en EE. UU., este tipo de ataques sea la tercera causa de muerte para el género femenino y sólo la quinta para los hombres.
Esa cuestión llevó a once neurólogos de Estados Unidos, Corea del Sur, Italia y Australia a investigar por qué las mujeres consultan más tarde, a pesar de que sus ataques son más graves.
El estudio, recién publicado en la plataforma científica Lancet Neurology, analizó una muestra de pacientes que habían sido atendidas en un centro médico en el suroeste de Estados Unidos. La idea era estudiar la interpretación y las respuestas de las mujeres quienes ingresaron al hospital con un diagnóstico de accidente cerebrovascular.
Las respuestas, analizadas con estadística, revelaron que el 55 % de las participantes llegaron al hospital más de tres horas después de notar los primeros síntomas. Sólo una tercera parte de la muestra asoció su síntoma a problemas o comprensión de los accidentes cerebrovasculares, mientras que el 71 % de ellas desconocía un tratamiento para estos ataques.
De hecho, “las mujeres con un tiempo de llegada mayor a tres horas reportaron automedicarse, descansar, continuar actividades usuales, ocultar síntomas a otras personas y no querer molestarlas”.
Esas percepciones, indicaron los autores, son cruciales para los proveedores de salud. “Las posibles diferencias sexuales en los síntomas, signos e interpretaciones del ACV” podrían hacer la diferencia.