México escaló 25 lugares en el ranking mundial de brecha de género en el trabajo, sin embargo, registró un retroceso en la medición de oportunidades laborales y participación económica de las mujeres.
“Ninguno de nosotros verá la paridad de género en nuestras vidas”. Con esta rotunda afirmación el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) presenta su Informe Global de Brecha de Género 2020.
Al ritmo actual de políticas públicas, en 257 años las mujeres habrán alcanzado una igualdad de ingresos respecto a los hombres. No antes. Probablemente las personas que vivan en el año 2077 estarán disfrutando de salarios sin discriminación de género.
Cada año el WEF elabora ese estudio en 153 países y analiza la brecha de género en cuatro dimensiones:
- Participación y oportunidad económicas
- Educación
- Salud y sobrevivencia
- Empoderamiento político
Haciendo un promedio de los avances en esos cuatro temas en todo el mundo, la desigualdad se eliminaría en un siglo. Pero en lo que respecta al primero, la participación y oportunidades económicas para las mujeres, no mejorarán sino en 257 años, explica el WEF.
Entre los 153 países, México es uno de que más progresaron. En el 2018 la situación de las mujeres colocó al país en el lugar número 50; en el 2019 subió al número 25. Sin embargo, en el área de oportunidades y la participación económica, no sólo sigue mal, sino que está peor. Mientras en el 2018 México se encontraba en el sitio 122, para el 2019 bajó al 124.
Desafortunadamente, nuestro país no está solo en ese deterioro. “Esta es la única dimensión donde el progreso ha retrocedido” en todo el mundo, señala el informe.
Desafíos laborales para las mujeres en el mundo
De acuerdo con el WEF, la participación de las mujeres en el mercado laboral “se ha estancado y las disparidades financieras están aumentando”. La brecha de género en este tema apenas se ha cerrado 58 por ciento, debido, principalmente porque hay más mujeres que hombres en el desempleo.
En promedio, alrededor de 78% de los hombres entre 15 y 64 años está en la fuerza laboral. Mientras que sólo 55% de las mujeres tiene un trabajo remunerado.
Además, el que las mujeres obtengan un empleo no significa que estén inmediatamente en igualdad de condiciones. A nivel mundial, sólo 36% de los directivos en los sectores privado y público son mujeres. Su presencia en los consejos de administración o como líderes empresariales apenas es de 18 por ciento.
La brecha salarial, es decir, la diferencia entre lo que le pagan a una mujer y a un hombre por hacer el mismo trabajo es de 40 por ciento. La diferencia de ingresos –es decir, el sueldo que recibe más, por ejemplo, las comisiones—llega a 50 por ciento.
Esto último se debe a que muchas mujeres enfrentan desafíos para llegar a puestos de responsabilidad, o ser empleadas en segmentos de la economía con altas recompensas, según el Foro Económico Mundial.
En ausencia de sesgos de género, “los salarios deberían simplemente remunerar la productividad de un trabajador”. Pero éste no es el caso del mercado laboral, reconoce el organismo.
México, ¿peor o mejor?
México avanzó del lugar 50 al 25 de 153 países. Junto con Albania, Etiopía, Malí y España, fue uno de los que más progresos tuvo. Él éxito se lo debe a que hay más mujeres al frente de una secretaría de Estado y en ambas Cámaras del Congreso.
En el 2018, las titulares de una secretaría representaban el 15.8% del total y para 2019 ya eran el 42.1 por ciento. Las legisladoras en la Cámara de Diputados y en el Senado son el 48% del total.
“Sin embargo, económicamente, las mujeres en México todavía están en desventaja”. Este país ha cerrado sólo el 57.4% de su brecha de participación u oportunidad económicas. Al mismo tiempo que las mujeres luchan por alcanzar altos cargos, hay pocas en el mercado laboral, sólo el 47% de la población femenina. Y de ellas, 26.4% trabaja a tiempo parcial, laboran, al menos, tres veces más que los hombres en la casa y ganan menos.
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