Sanyin Siang, directora ejecutiva del Coach K Leadership & Ethics Center en la Fuqua School of Business de la Duke University.
En el Centro Coach K Leadership & Ethics, de la Universidad Duke, nos entragamos seriamente a la labor de cultivar la próxima generación de líderes globales. También valoramos los deportes como un laboratorio universal de liderazgo y cultura de desarrollo. (El centro tomó su nombre del legendario coach de baloncesto de Duke, Mike Krzyzewski).
Entre mis pasiones personales ocupan lugares importantes el liderazgo de las mujeres, la transformación de la industria deportiva bajo el impacto de la globalización y las tecnologías disruptivas, y el poder de los deportes de provocar cambios sociales masivos. Por tanto, vi con gran entusiasmo los Juegos Olímpicos de verano de 2012, junto a mis dos hijas pequeñas en nuestra casa de Durham.
Como tantos millones de personas alrededor del mundo, vimos la ceremonia inaugural que basó su espectáculo en temas relacionados con la tecnología y las redes sociales. Nos conmovieron las imágenes de Wodjan Shaherkani, la primera mujer que llegó al evento como representante de su país, y las de otras mujeres pioneras de países como Libia, Brunei, Irak, Yemen, y Qatar.
A lo largo de 16 días, fuimos testigos de mujeres que compitieron en todos los deportes, siendo el 44% de todos los atletas presentes. Por primera vez, cada país participante envió a una mujer en su delegación. Las mujeres estadounidenses trajeron a casa el 67% de las medallas ganadas por el país, y las 29 medallas de oro que ganaron habrían bastado solas para empatarlas con Gran Bretaña en el tercer lugar del medallero general por países.
Mientras cada evento olímpico deja una serie de historias poderosas y memorables que perduran después del fin de estos, algo se sintió de manera muy especial en estos Juegos, algo emocionante e innovador.
Pero, a la larga, ¿cuál es el legado de Londres 2012? Los Juegos nos dieron imágenes e historias que indiscutiblemente estimularán mayor participación femenina en los deportes, lo cual a cambio ayudará al avance de las mujeres en los mismos.
La correlación entre participación en deportes y éxito de las mujeres sale a relucir muy comúnmente, en especial entre las líderes de alto vuelo. Es reconocido que la directora del FMI Christine Lagarde compitió en nado sincronizado, la CEO de PepsiCo Indra Nooyi jugaba cricket, la CEO de Kraft Foods Irene Rosenfeld tomó parte en cuatro modalidades deportivas durante su enseñanza media y luego fue parte del equipo de básquetbol cuando estaba en el college, y la CEO de HP Meg Whitman jugó lacrosse y squash.
No es sorprendente entonces si se considera la disciplina mental y las habilidades sociales cultivadas al practicar deportes. En el centro Coach K, escuchamos con frecuencia de boca de líderes cómo los deportes impulsaron su resiliencia, agilidad, orientación al equipo que les hizo avanzar en su rol de liderazgo. Líderes como Kathy Murphy, presidente de Fidelity, la EVP de la división de personas de Walmart Susan Chambers, y Carla Harris, directora manager de Morgan Stanley. Además, el comprometerse y apreciar un deporte da a las mujeres una comprensión de la jerga de negocios, porque en esta se emplean muchas analogías y referentes deportivos, y esto las dota de más mecanismos de inclusión social en ese medio.
En EE.UU., aunque la diferencia entre géneros continúa siendo relevante, el número de mujeres en posiciones ejecutivas y miembros de directorios supera por mucho el de décadas atrás. Un estudio de la Fundación Oppenheimer realizado en 2002 reflejó que el 82% de las ejecutivas de negocios habían jugado o tomado parte en algún deporte en algún momento posterior a la escuela elemental, con una frecuencia 20% mayor que la población femenina general.
La contribución clave provino de Título IX, legislación que marcó hito y que celebra su 40 aniversario este año. Un informe de 2010 hecho por Betsey Stevenson, economista jefe del Departamento del Trabajo de EE.UU., encontró que Título IX resultó en un incremento del 20% en la educación de las mujeres, y en aproximadamente 40% de aumento de emplo para las féminas entre 25 y 34 años.
¿Podrían los Juegos Olímpicos de Londres tener un efecto similar, multiplicador y estimulante en las chicas de todo el mundo? Quizás, pueda ser gracias al poder de las redes sociales. Desde el comienzo, los social media jugaron un rol crítico en guiar el interés hacia los sucesos de Londres 2012, y fueron incluso un “personaje” clave en la narrativa de la ceremonia de inauguración de los Juegos.
Apodado por sus organizadores como “los primeros Juegos Olímpicos en los social media”, los dispositivos móviles y las plataformas de redes sociales otorgaron acceso constante a los resultados e imágenes de lo acontecido, así como también magnificaron y sostuvieron el interés en los atletas.
Por tanto, por primera vez, miles de millones de personas en todo el globo, incluyendo a chicas de países emergentes y de regiones donde las mujeres ocupan un estatus social inferior, tuvieron acceso fácil a resultados, imágenes y anécdotas de los Juegos. Ellas pudieron ver a mujeres como competidoras en todos los deportes. Y ellas las vieron ganar.
Recientemente, Cindy-Ann Hersom, dueña de Ignition, una firma de márketing que desarrolla programas para plataformas deportivas como las de los Juegos Olímpicos y la FIFA, compartió conmigo su observación acerca de que las chicas de países en desarrollo ven los deportes más y más como una vía de escape de sus circunstancias de vida actuales, como una apertura para futuras alternativas.
Idealmente, los Juegos elevarán la tendencia en incremento del compromiso atlético en las niñas, ya impulsada por varios programas internacionales de variado alcance.
La ONU, por ejemplo, resalta a los deportes como contribuidor clave para alcanzar las Metas de Desarrollo del Milenio, que incluyen la promoción de la igualdad de género y dar poder a las mujeres.
El grupo de emprendimiento social Ashoka y Nike se han asociado desde 2006 para desarrollar programas que impulsen el poder de los deportes como una herramienta de innovación social y poder de género.
La Fundación Climb High, comenzada por Alison Levine, capitana del primer equipo femenino que fue de expedición al Everest, enseña a mujeres de países en desarrollo a escalar y a hacer trekking, así como sobre oportunidades de negocios asociadas a esto que hace tiempo estaban solamente al alcance de los hombres.
Por derecho propio, unos “Juegos Olímpicos de las mujeres” habrían tenido gran impacto, tanto como lo habrían tenido los primeros juegos en las redes sociales. Pero la combinación de estos dos elementos asegura tener un impacto aún más duradero. Ambos configurarán el panorama social y económico globalmente, a lo largo de las décadas futuras, lo mismo que Título IX hizo y continúa haciéndolo en EE.UU.
Este otoño, miro alrededor y veo a nuestras estudiantes entrando nuevas a Duke procedentes de todo el mundo, y siento su entusiasmo por las actividades académicas y también por los deportes mientras se aplican en sus tareas con el objetivo de lograr hacer la diferencia en el futuro. Entonces, veo a mis dos hijas practicando movimientos de gimnasia, sus “saltos mortales”, y sonrío pensando en aquellos 16 días del verano pasado.
Para acceder a la versión original en idioma inglés de este artículo publicada por Fortune, puede acceder aquí.