Felipe Coiffman realizó la primera cirugía de cambio del país y fundó la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica.
Es difícil encontrar un médico colombiano para el que el nombre de Felipe Coiffman no resulte familiar. A lo largo de casi 70 años dictó clases en diferentes universidades colombianas, siempre estaba presente en los eventos y simposios médicos más destacados, hacía parte de la Academia Nacional de Medicina como uno de sus miembros eméritos, escribió cientos de artículos y decenas de libros.
Coiffman, quien acaba de fallecer a los 91 años es considerado el padre de la cirugía plástica reconstrutiva y estética en Colombia. Nació en Rusia y su familia de origen judió migró a Colombia cuando comenzó el movimiento antisemita en Europa. Tenía alrededor de 6 años cuando llegó a Bogotá. Al terminar su educación básica eligió estudiar medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional. Desde niño había demostrado una gran habilidad artística y manual. Dos cualidades que lo convertirían en un hábil cirujano. Más tarde se especializó en el Hospital Mount Sinai de Nueva York al lado del médico Arthur Barsky, pionero del campo.
Al regresar de Estados Unidos, en 1956 se vinculó al Hospital de San Juan de Dios en el Servicio de Cirugía Plástica. Después fundó el servicio de cirugía plástica del Hospital Infantil de La Misericordia y el servicio de cirugía plástica del Hospital Juan N . Corpas. En compañía del médico Guillermo Rojas fundaron la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, en 1957.
“Su vitalidad no tiene límites. Es un ejemplo de vida”, así lo describían en un perfil de la Asociación Médica de los Andes. Junto al doctor José Felix Patiño, realizaron las primeras cirugías de la Fundación Santa Fe, de la que ambos fueron fundadores.
El doctor Coiffman fue pionero en trasplantes de cuero cabelludo para combatir la calvicie en los años sesenta, también importó el primer láser para hacer cirugías y realizó el primer cambio de sexo en Colombia (1958). “Era una paciente que había nacido mujer. Los médicos en esa época no tenían una idea clara del transexualismo. Entonces le recomendaron que se casara y así se le quitaría la ‘chifladura’”, contó en una entrevista.
Coiffman dirigió la edición del libro “Coiffman. Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética”. Se trató de una obra en seis extensos volúmenes que reunió textos de 296 coautores nacionales e internacionales. Es considerada una de las obras médica más extensa que se haya escrito en cualquier idioma sobre esta rama de la medicina. "Yo sigo mucho el principio latino que decía: Verba volant scripta manent (La palabra vuela, lo escrito queda)", comentaba a las personas cercanas.
En otra entrevista el doctor Coiffman al recapitular su trayectoria recordaba el estigma que rodeaba a mitad de siglo las cirugías plásticas estéticas: “Las pobres mujeres sufrían, pero después el Papa Pio XII le dio un espaldarazo a la cirugía estética porque en un congreso médico internacional en Roma dijo: ‘Si el cuerpo es receptáculo del alma es correcto que el cuerpo trate de ser tan perfecto como el alma misma’”.
Coiffman lamentaba el fenómeno social asociado a cirugías plásticas que desató en Colombia la cultura narco. A la revista Semana le dijo, citando a Gabriel García Márquez, "yo prefiero las mujeres hechas en la cama y no en el quirófano". Según sus propios cálculos a lo largo de su vida como cirujano debió realizar cerca de un millón de procedimientos.
Uno de los últimos proyectos editoriales en los que se involucró jugó a preveer cómo y cuándo desaparecería el género humano.