Para Aldo Musacchio, profesor asociado de Harvard Business School, el mayor desafío para las escuelas de América Latina es integrar a buenos académicos y tener una mayor capacidad para atraer los talentos hacia la academia.
El mexicano Aldo Musacchio es uno de los siete latinos que conforman la faculty de Harvard Business School, compuesta por 200 profesores.
Es profesor asociado de la Unidad de Negocios, Gobierno y Economía Internacional (BGIE) e investigador en el National Bureau of Economic Research (NBER).
A continuación, Musacchio nos entrega sus perspectivas para América Latina y su percepción sobre la educación ejecutiva en la región.
¿Cuáles son sus perspectivas económicas para este año?
Estaba muy optimista hasta hace unos días. Siento que lo que pase en América Latina este año depende mucho de China. Y ayer anunciaron que en China la inflación está más alta de lo tolerable. Aún no se sabe bien qué va a pasar. No estoy pesimista, pero sí perdí un poco el optimismo.
Veía un año de recuperación muy fuerte, especialmente en los países que están exportando más a China, como Chile, Colombia, Perú, Brasil o Argentina. De todas maneras siento que los commodities seguirán creciendo. Para los que no exportan commodities, como México, no estoy tan optimista.
Las mayores proyecciones las tengo este año con Chile -porque el precio del cobre sigue subiendo-, Perú -porque tiene un gran potencial minero y apenas lo están comenzado a explotar- y Colombia, que está teniendo un muy buen clima de negocios.
¿Cree que los negocios siguen demasiado ligados a la política en los países latinoamericanos?
Sí, pasa mucho eso. Por ejemplo en Chile y Colombia. De hecho, tengo un paper de cómo en América Latina la relación entre los políticos y las empresas ha sido muy fuerte. Como institucionalmente estamos todavía subdesarrollados. Políticamente también es complicada la situación, a veces las empresas 'tienen' que crear esos lazos con los políticos para conseguir las cosas que necesitan. Es así.
Pero pasa cada vez menos, porque hay países que han mejorado en eso, aunque sigue siendo mucho en comparación con Estados Unidos. En todo caso, acá también se da ese tipo de relaciones entre las grandes corporaciones y el gobierno.
¿Cómo ve la actual educación de negocios en América Latina?
Ha crecido muchísimo, me impresiona mucho. Estoy asesorando formalmente a un par de escuelas y estoy muy impresionado con el crecimiento que han tenido. Siento que las empresas en América Latina están empezando a valorar mucho más los cursos ejecutivos y eso esta ayudando a generar una buena demanda.
Además, la oferta de cursos ha crecido, la calidad de los profesores y la interacción entre empresas y escuelas ha mejorado mucho, y también los cursos diseñados para las personas o las empresas.
¿Cuál es el mayor desafío para que las escuelas latinoamericanas alcancen un mayor prestigio internacional?
Pues lo que veo mucho en las escuelas latinas es la dificultad que tienen para conseguir buenos profesores e integrarlos. Es el principal desafío, porque les genera una limitación en términos de capacidad. Todos los profesores están al máximo de capacidad en las clases, entonces no tienen tiempo para realizar investigación. No se ha logrado crear un modelo como el de Estados Unidos, por ejemplo, donde los profesores buenos también son buenos investigadores.
¿Puede ser una limitante la falta de doctorados?
Esa puede ser una gran limitante. En genral los académicos de la región tienen poca formación. Y la otra es que el tipo de profesor que puede dar clases en una escuela de negocios puede también trabajar en una empresa. Por la escasez de talentos, muchas escuelas terminan compitiendo fuertemente con las empresas, y no necesariamente tienen los recursos como para contratar a la gente que está indecisa entre el sector privado y la academia.
Pero en América del Sur hay escuelas que son tan buenas como las mejores de Europa o EE.UU., como Dom Cabral en Brasil, Inalde en Colombia, Ipade en México, IAE en Argentina y la Adolfo Ibáñez en Chile, por mencionar algunas. Son escuelas innovadoras y atraen talento.
¿Cree que deben hacerse cambios en la visión con que se enseña a hacer negocios?
Yo creo que en cierto sentido ya está hecho el camino. Hay mucho intercambio de ideas, y han surgido buenas iniciativa para crear cursos de empresarios, de cómo ser emprendedor. Muchas escuelas como las que he mencionado y otras lo que hacen es ver cómo se hace en Estados Unidos y luego lo adaptan a sus culturas locales.
¿Cuáles son los cambios que está implementado Harvard en sus MBAs?
Ya habíamos hecho una revisión de los programas, implementamos más cursos de ética y los alumnos podían escoger algunas materias. Ahora estamos haciendo otro tipo de reformas, estableceremos un sistema mucho más aplicado, en donde los alumnos aprenden haciendo proyectos, trabajando para empresas. No nos quedamos sólo en los estudios de caso.
Entonces habrá mucho más trabajo en equipo, más interacción con empresas y teniendo posibilidades más fuertes de desarrollo de proyectos. Estamos haciendo una reforma muy grande.
¿Y estos cambios a qué se deben?
Dentro de la escuela ya había mucha gente que había empezado a innovar, han hecho experimentos que han resultado muy buenos, y ahora esos cambios son los que estamos haciendo a escala mayor.
Mucho del esfuerzo es también para tratar de ser más globales, para que la escuela sea más conciente de cómo es la realidad, que no todo está contenido en un salón de clases.
Nosotros vemos cómo estamos haciendo las cosas y cómo las podemos hacer mejor. No sentimos que tengamos que diferenciarnos especialmente, porque nunca sentimos que otras escuelas nos estén ganando.
¿Que opinión tiene de los alumnos latinos en la escuela?
Los latinos son entre un 8 y 9% del total de estudiantes (tenemos un 35% de internacionales). La gente que llega aquí de América Latina es muy buena, los alumnos en general son excelentes.
Hay gente muy variada, que vienen de consultoras o empresas. Para mi la principal ventaja es que vienen de operar en economías complicadas, donde hay que entender bien el entorno económico. Los consumidores son muy complejos, porque en América Latina hay mucha estratificación. Por eso son multidimensionales, no como si fuera un empresario de Illinois, por ejemplo, que trabajó en una empresa y con una visión más limitada.
Para hacer networking, los latinos son muy buenos, en liderazgo varía dependiendo de la persona. Hay gente muy líder, pero otros no tanto. En general, están bastante aconstumbrados a dar su opinión, participan de las clases, etcétera.
El tipo de gente que viene es muy buena, está acostumbrada a reuniones de alto nivel. Para llegar aquí, si eres de América Latina, tienes que ser de los mejores.