"¿Esperamos cinco años para esto?", dijo el siempre parco Mike Tyson al terminar el opaco match del sábado en Las Vegas. Los abucheos al ganador Myweather dieron cuenta que la disputa estuvo muy lejos de lo que prometió.
Lo cierto es que con el valor de una noche de hotel en Las Vegas sobre los US$3.400 y con la entrada más barata a US$4.000, la mentada "pelea del siglo" entre el estadounidense Floyd Mayweather y el filipino Manny Pacquiao dejó a la mayoría de los fanáticos con un evidente gusto a poco.
Aunque lo ganó Mayweather, en las redes sociales se comenta que ninguno estguvo el nivel. Incluso Pacquiao alega que debió combatir lesionado de un hombro.
Con el triunfo, el estadounidense se alza como campeón welter absoluto al retener sus títulos avalados por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y la Asociación Mundial (AMB). Además le arrebató a Pacquiao la corona de la Organización Mundial (OMB).
Los millones de dólares corrieron, eso sí, para ambos lados. Versiones de prensa hablan que el súper campeón se embolsó unos US$200 millones, mientras que el filipino lo hizo por la mitad de esa cifra.
La disputa fue ofrecida a los medios como un gran acontecimiento deportivo por parte del viejo promotor Bob Arum, un hombre blanco que dejó su trabajo como abogado del Departamento de Justicia de los Estados Unidos para trabajar en conjunto con el reconocido manager de color Don King, de quien luego de una gloriosa década (en la que organizaron clásicas e inolvidables veladas como Roberto "Mano de piedra" Durán/ Sugar Ray Leonard o Thomas Hearns/ Marvin Hagler) terminó distanciándose y transformándose en su enemigo.
Dado el opaco desempeño de ambos púgiles y de la escasísima acción vista en el combate, para muchos analistas el encuentro ya puede comenzar a ser catalogado como "fraude del siglo". Mayweather se impuso por puntos, con decisión unánime de los jueces.
Sin embargo, por más que la transmisión internacional buscara disimularlo, los casi 17.000 asistentes al MGM Grand Garden Arena de Las Vegas no dejaron de abuchear el final de la pelea cuando el estadounidense triunfador era entrevistado por el animador oficial del evento. Eso ya marcó una clara tendencia de cómo estaba siendo recibido el desarrollo de la disputa.
Óscar De la Hoya, mexicano ex campeón mundial, rival de ambos púgiles como profesional y parte de los púgiles representados por Arum durante algunos años, se manifestó "desilusionado" con el match. El ahora también promotor de peleas fue muy claro: "Me gusta que el dinero que pagan los espectadores valga la pena con un combate de acción".
Mike Tyson, por su parte, con su tradicional estilo de pocas palabras subrayó: "¿Esperamos cinco años para esto?".
En medio de la transmiisón internacional se podía apreciar cómo en algunos pasajes de descanso, la esquina de Mayweather le exigía "que hiciera más" por atacar al filipino. Sin embargo, el campeón invicto no elude el punto: "Con Pacquiao hay que estar siempre alerta, es un excelente peleador, en cualquier momento te sorprende. No tiene ningún sentido arriesgarse", había dvertido antes del match.
Tanto De la Hoya como Tyson critican la excesiva defensa de Mayweather y consideraron que su boxeo del sábado fue "excesivamente de piernas y huyendo de Pacquiao". Eso porque en el box hay diversas escuelas y si bien la defensiva es una de ellas, siempre es más valorado el deportista que exhibe mayor juego de cintura y resistencia, que el que muestra piernas para eludir golpes.
Sin embargo, para muchos el gran punto negro de la noche fue el reconocimiento del filipino que estaba lesionado del hombro derecho. Una molestia como la que relató el boxeador y que, según él, le impedía moverse con comodidad no puede ser un evento de última hora y ya especula que el deportista esta lesionado hacía días y la promoción del evento se mantuvo de todas formas.
El propio Arum reconoció el hecho. Incluso se estima que habría sido en algún momento después del 11 de marzo, en un entrenamiento. El filipino no recibió permiso por parte de la Comisión Atlética de Nevada para inyectarse antiinflamatorios antes de la disputa. Debido a ello, Pacquiao bajó del ring con dolores casi inaguantables.
La Agencia Antidopaje de Estados Unidos (Usada) le había permitido al equipo del filipino suministrarle ese mismo tipo de remedios durante los entrenamientos, por lo que pensaron que para la pelea no habría problemas. Sin embargo, los hubo.
Para Arum la negativa de la comisión estatal es la responsable de haber afectado el resultado de la pelea. Si se piensa en una revancha, no hay posibilidad de que sea entes del próximo año: el estadounidense tendrá 39 y Pacquiao 38, debiendo estar convaleciente de la operación a la zona comprometida que ya anunció que se iba a realizar. O sea, falta mucho aún para ese eventual encuentro.
Todo mal, en realidad. Salvo las cuentas. Esas sí quedaron en un nivel alto y ahí los ganadores fueron varios: hoteles, turismo, Las Vegas, canales de Tv que transmitieron el match, auspiciadores, promotores y -por supuesto- los gladiadores. En eso, al menos, la historia cambió desde la antigua Roma hasta ahora.