El alcalde de la ciudad, Tomihisa Taue, instó al gobierno a firmar inmediatamente el tratado de la ONU que prohíbe las armas nucleares y pidió más esfuerzos para acabar con este tipo de armamento.
"Como un país que ha experimentado los horrores de las armas nucleares, por favor, firme el tratado de prohibición de armas nucleares y preocúpese de su ratificación
lo antes posible. Adicionalmente, por favor examine el plan para establecer una zona libre de armas nucleares en la zona del noreste de Asia".
Las palabras del alcalde de la ciudad japonesa de Nakasaki, Tomihisa Taue, a 75 años de la segunda bomba que EE.UU. lanzó sobre un objetivo civil, son un recordatorio de que la amenaza atómica no se ha ido del globo.
La ciudad realizó el domingo un acto en que participaron representantes de unos 70 países y regiones, mientras políticos e historiadores siguen instando a Japón a reconocer sus atrocidades durante el conflicto.
Para evitar aglomeraciones en un momento en que la COVID-19 se sigue propagando en el país, en la ceremonia anual, que se celebró en el Parque de la Paz, el número de invitados, medio millar, fue una décima parte del habitual.
El alcalde de la ciudad, Tomihisa Taue, instó en el evento al Gobierno, representado por su primer ministro Shinzo Abe a firmar inmediatamente el tratado de la ONU que prohíbe las armas nucleares y pidió más esfuerzos para acabar con este tipo de armamento.
Ausencia en controvertido altar. El 9 de agosto de 1945, tres días después de lanzar una bomba atómica contra la ciudad japonesa de Hiroshima, Estados Unidos arrojó una segunda sobre Nagasaki, lo que condujo a la rendición de Japón en el conflicto mundial.
Historiadores y políticos en la comunidad internacional han apremiado a Japón a dejar de considerarse meras víctimas de los bombardeos atómicos y a verse también como responsables que, con sus actos, condujeron a este suceso trágico.
Japón ocupó de forma brutal muchas partes de Asia, antes de la Segunda Guerra Mundial y durante la conflagración, lo que causó un sufrimiento inenarrable que dejó cientos de miles de víctimas mortales inocentes, destacó la agencia china de noticias Xinhua.
Probablemente esa haya sido la razón de porque Abe no visitó el santuario de Yasukuni por los muertos la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, dijo el domingo la agencia de noticias Jiji.
El santuario, dedicado a los japoneses que murieron durante guerras pasadas, incluida la Segunda Guerra Mundial, es visto como un poderoso símbolo de la controversia que persiste sobre el legado del conflicto en el este de Asia.
“Hará una ofrenda ritual al santuario con sus gastos personales, como líder del gobernante Partido Liberal Democrático, como lo ha hecho en años anteriores”, dijeron fuentes cercanas al asunto, según el informe.
Desde 1978, el santuario también ha honrado a líderes condenados como criminales de guerra de “Clase A” en un tribunal aliado en 1948, lo que lo hace profundamente controvertido en casa y en el extranjero.
La última visita de Abe al santuario, poco después de que asumiera el cargo en diciembre de 2013, causó indignación en China y Corea del Sur, quienes ven las visitas como una señal de que Japón no se ha arrepentido de su pasado militarista y de las atrocidades de la guerra.