El CEO de Alai Secure explicó como desde 2018 a la fecha el ecosistema de Internet de las Cosas muestra entre 18% y 22% de crecimiento todos los años. Y además esa proyección se mantiene estable para los próximos cinco o seis años.
Puede que ChatGPT con su IA generativa sea la tecnología del año. Pero, así como la inteligencia artificial viene desarrollándose desde hace décadas, también lo ha hecho el Internet de las Cosas (IoT), aunque antes solía llamarse M2M, por comunicación ‘máquina a máquina’.
Y aunque una serie de avances y aplicaciones de IoT no sean aparentes a la vista, lo que sí es cierto es las cifras de gasto e inversión que se registran muestran una marcada tendencia al alza. Según un estudio de McKinsey Global Institute, el Internet de las Cosas podría impactar económicamente, para el año 2030, entre US$ 5,5 y US$ 12,6 billones (millones de millones)
Además, IoT constituye la tercera tecnología emergente de mayor impacto, detrás de la Internet móvil y la automatización de trabajo de conocimiento.
Por ahora, sectores como la manufactura, agricultura, salud y logística están liderando el uso de estas tecnologías en Latinoamérica, impulsando la eficiencia y calidad de sus servicios. En telemedicina, por ejemplo, gracias al uso de la monitorización digital en tiempo real y a distancia de pacientes crónicos, hoy existe una disminución de 48% de mortalidad.
“Chile es líder en el uso inteligente de tecnologías. La implementación de la red 5G es un ejemplo de ello”, detalla Carlos Valenciano, gerente general Alai Secure.
A mediados de mes la entidad realizó un encuentro en ese país sudamericano con más de 100 ejecutivos y gerentes de distintos sectores empresariales, para conocer la oferta actual y futura de IoT para cada industria. Además, fue un espacio para compartir experiencias, aprender de las buenas prácticas de cada industria y generar networking.
Como empresa de telecomunicaciones, Alai Secure se relaciona con diferentes industrias: fabricantes de hardware de seguridad, de telemetría, fabricantes de POS (terminales de pagos) empresas integradoras y prestadoras de servicios. “[En IoT] hay un ecosistema muy grande proveyendo insumos y servicios. Y nos dimos cuenta de que las industrias trabajaban como silos. Es decir, no hablan entre ellas. Resuelven a veces los mismos problemas por caminos diferentes”, agrega.
Esto, según el ejecutivo, daría cuenta del dinámico y creciente ecosistema que se ha formado en el ámbito de las transformaciones digitales industriales.
“Y en el espectro de IoT y analytics, todo lo que es el ecosistema de telecomunicaciones, servicios y hardware está en crecimiento, en volumen de negocio, a razón de dos dígitos año a año, en torno al 18% y 22%. Además esa proyección se mantiene estable para los próximos cinco a seis años”, elabora Valenciano.
TRANSICIÓN HACIA IOT
El tema es que no hay retorno en este sector. Tal como ocurre con la nube, con 5G o con IA. Todas las empresas están adoptándolo para mejorar su negocio. Y en torno a eso, el ecosistema de la oferta también florece.
“En simple, IoT es un ecosistema de tres partes. La primera es un hardware que se coloca en algún lugar para rescatar información. La tercera son plataformas de software que reciben la data y la tratan para que pueda ser analizada y utilizada convenientemente en cada una de las industrias. Entre ese hardware y esas aplicaciones que interpretan la información, están las telecomunicaciones”, detalla el CEO.
Dado que se trata de comunicaciones entre una máquina y otra y que no hay personas en el proceso, es que se le había denominado inicialmente M2M.
Es la tecnología detrás del pago en un POS. “Un hardware lee tu tarjeta. Hay un software, del banco, que recibe esa información. Y en medio hay un canal de comunicación celular. Muchos de esos POS llevan una tarjeta SIM card en el interior. Una SIM card de Alai Secure, por ejemplo”, agrega el ejecutivo.
Ese esquema se repite en el mundo de las alarmas monitoreadas, en las máquinas de vending que están conectadas para optimizar los ritmos de reposición del producto. Y así en el agro, en minería y diversas industrias.
Cuando estos dispositivos están conectados, se gestionan de forma remota, se ahorran recursos y se optimiza muchísimo más la operación. Y eso explica el interés por incorporarlos y el auge de las firmas que proveen la tecnología.
“Las empresas que se están metiendo a tener gestionados de forma remota sus negocios, están optimizando recursos, están siendo capaces de hacer cosas que antes no podían hacer o las hacían de manera muy costosa, movilizando recursos y, por lo tanto, con más inversión de tiempo y con más inversión de personas, incluso", dice.
La diferencia con hace dos décadas cuando inició todo es que el 5G proporciona capacidades mayores por la velocidad con la que transmite los datos, permitiendo en muy codiciado ‘tiempo real’ y más casos de uso.
Casos como la logística y lo que se denomina ‘la nueva movilidad’, como las patinetas eléctricas, las bicicletas, los automóviles. “Todo eso lleva una SIM card dentro. Eso permite monitorizar cuando la gente paga y monta una bicicleta con su código QR, es Internet de las Cosas lo que te permite vigilar el servicio, cuánto tiempo lo utilizaste, dónde dejaste la bicicleta”, dice Valenciano.
Es por eso por lo que su uso crece. De acuerdo con Statista, el mercado mundial del Internet de las Cosas empresarial se espera alcance los US$ 483.000 millones a finales de 2027. Esta tecnología alcanzó por primera vez los US$ 201.000 millones de ingresos de mercado en 2022, y las previsiones apuntan a que esta cifra crecerá hasta unos US$ 238.000 millones este año.
Siguiendo esa tendencia, en los próximos dos años el mercado de Internet de las Cosas podría generar US$ 47.000 millones en nuestra región. En 2025, la firma de análisis estima que el número de conexiones IoT en América Latina alcance los 1.200 millones, de las cuales alrededor del 64% serán conexiones IoT para consumidores, incluyendo dispositivos para hogares inteligentes, wearables y vehículos inteligentes, entre otros. El resto serán aplicaciones empresariales.
El lado B de la historia es que esa misma ubicuidad del IoT en Latinoamérica es la que en paralelo atrae la atención de cibercriminales, ya que se pueden encontrar varios huecos de seguridad en la conectividad. Especialmente con dispositivos que han sido conectados a internet para su actualización o manipulación remota. De ahí la gran preocupación de que puedan ser usados como puerta de entrada para ataques más sofisticados sin que los administradores de seguridad se den cuenta.
“Nosotros proveemos de comunicaciones celulares específicas para este entorno, que además tienen una serie de capas de seguridad que las hacen mucho más robustas frente a la posibilidad de ciberataques”, añade el CEO.
Por eso Valenciano replica que su firma tiene el apellido Secure, sosteniendo que está bien que cualquier industria conecte sus dispositivos, pero no a cualquier precio.
ESTRATEGIA DE CRECIMIENTO
Alai Secure trabaja como un operador de nicho, con presencia desde 2019 en Colombia. A Chile llegó en 2020 y se amplió a Perú en 2022. Este 2023 inició operaciones en México y en Ecuador.
En cada país funciona como una compañía local donde cada una de las unidades responden al holding de España. La firma es privada, perteneciente al grupo Ingenium Tecnología.
Como en el resto de la industria, sus números son más que alegres, con un crecimiento del 22% al 23% en nuestro volumen de negocio en todo el continente. Su apuesta es alta, porque estamos multiplicando nuestro volumen de negocio de un año para otro.
Actualmente la firma se enfoca en seguridad electrónica, alarmas monitoreadas, teleasistencia y telemedicina.
A una escala mayor, la IoT hoy llega a la industria de los pagos móviles, de los POS. “Está, además, la industria de la telemetría, que aplica al mundo del vending, al mundo de los ascensores, elevadores conectados, al mundo agro y al mundo minero, por resumirlo. Tienes toda la industria de la movilidad, del delivery, de la logística y el mundo de la localización GPS, que es muy potente en el continente americano”, enumera.
También han incursionado en el ámbito de la monitorización a través de relojes inteligentes para niños y para personas mayores, como la marca SoyMomo.
“Nuestro negocio es un 100% B2B y, como operador móvil virtual nos tenemos que someter a las diferentes regulaciones de los distintos países en que operamos. Lo que ofrecemos es telecomunicaciones celulares que nosotros compramos como mayorista a los operadores de red de cada país, cumpliendo estándares internacionales y nacionales”, precisa el ejecutivo.
Así las cosas, su proyección en la región latinoamericana es más que optimista, apostando por crecimiento de dos dígitos, más o menos homogéneos en todos los países en los que opera, a excepción de México, donde no hay base de comparación, aún.
“En los países donde llevamos tres o cuatro años, como puede ser el caso de Chile, Colombia o Perú, la expectativa es, al menos en los próximos dos o tres años, seguir con crecimientos por encima del 30% anual”, afirma con convicción el ejecutivo español.
Y es que Alai Secure considera que con un modelo de negocio como el suyo -operador móvil virtual con acceso a múltiples redes, operaciones locales y personal propio para atender a los clientes de manera local- hay muy poca competencia.
“No somos una compañía disruptiva en lo tecnológico. Utilizamos la tecnología que ya existe, no estamos inventando nada, no estamos inventando la rueda. Lo que hacemos es tratarla de una forma diferente y mucho más personalizada, porque en este negocio es crítico que las comunicaciones estén bien atendidas y es crítico que haya alguien respondiendo 24 horas. Esa es nuestra estrategia y eso es lo que nos hace únicos y nos hace diferentes”, finaliza Valenciano.