El más reciente análisis de Fenalco muestra que el comercio colombiano no ha podido despegar en lo que va del año y la inflación no ha sido la única causa.
Tal parece que la dinámica de sobrecalentamiento de la economía colombiana tras el coletazo de la pandemia está pasando sus más altas facturas en 2023.
El contexto detrás de esto se remonta a la crisis generada por el Covid-19, en el que la economía se enfrió por cuenta del distanciamiento social. Para reactivarla, el gobierno colombiano implementó una serie de alivios e incentivos (uno de estos fue el día sin IVA), entre lo que se destacaron las altas tasas de interés.
Esto aumentó el consumo, a tal punto en el que se pasó al otro extremo: una economía recalentada con el termómetro de la inflación al rojo vivo (un escenario que no solo se ha visto en Colombia sino en gran parte de las principales economías del mundo).
¿La solución? volver a elevar las tasas (a niveles incluso superiores a los que se registraban en el periodo pre pandémico) para desestimular el consumo y así controlar la carestía de los productos y servicios que conforman la canasta básica familiar. Esta estrategia ha dado sus primeros frutos (aunque tímidos) con el inicio de la desaceleración de la inflación.
Según lo informado por la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) el comercio se está viendo afectado por esta dinámica. Los resultados de su más reciente bitácora indican que un 77 % de los comerciantes asegura que en julio las ventas fueron iguales o inferiores a las registradas en el mismo periodo del año pasado.
Según la federación, esta cifra consolida una tendencia cuanto menos preocupante: el comercio en Colombia no ha podido despegar en lo que va del año y consolida siete meses en números negativos. Aunque aseguran que no toda la culpa se la lleva la inflación.
“La situación es en especial difícil para segmentos como el de vehículos, motos, calzado y sorprendentemente las confecciones, que no se han visto beneficiadas con la adopción de la medida de subir al 40% los aranceles de productos provenientes de Asia. Dicha iniciativa no ha reanimado las ventas, ni la producción nacional, como era el objetivo y por el contrario hizo que los precios aumentaran y se estimulara el contrabando”, señala.
Para el presidente de Fenalco, Jaime Antonio Cabal, es evidente que por la inflación y las altas tasas de interés el consumo de los hogares colombianos se ha resentido. Agrega que para el 71% de los comerciantes encuestados la situación seguirá siendo similar a la actual, o incluso podría empeorar.
No obstante, hay elementos de peso que podrían traer optimismo a este escenario. El primero es que las previsiones del Banco de la República apuntan a que la inflación seguirá en su senda de desaceleración hasta alcanzar la meta del 3% para finales del próximo año.
Esto estaría acompañado de una paulatina reducción de tasas, lo que daría más crédito a los colombianos y por ende aumentaría la demanda.
También el dólar ha estado disminuyendo (si se compara con esos picos tan alto que alcanzó meses atrás), lo que abarata el costo de las importaciones de los comerciantes y les brinda la posibilidad de ofrecer precios más competitivos.