
La empresa colombo-venezolana enfrenta una vigilancia extrema de Supersociedades, que busca garantizar su viabilidad financiera.
En medio de una crisis de solvencia que amenaza su estabilidad, Monómeros Colombo Venezolanos enfrenta un nuevo revés: la justicia le negó la acción de tutela con la que intentó frenar la intervención de la Superintendencia de Sociedades de Colombia.
La empresa, clave para el suministro de fertilizantes en el país, argumentaba que la decisión del ente de control vulneraba sus derechos, pero el fallo judicial dejó en claro que la Supersociedades actuó dentro de sus facultades.
Más allá del trámite legal, la decisión confirma la delicada situación financiera de Monómeros y el papel determinante que jugará la Supersociedades en su futuro.
Bajo el proceso de reorganización, la empresa tendrá restricciones en su operación y deberá negociar su recuperación con los acreedores, en un intento por evitar su quiebra y asegurar su continuidad.
El problema central de la compañía es su cesación de pagos, un indicador claro de crisis financiera. Ante este escenario, la Superintendencia decidió convocar a Monómeros a un proceso de reorganización empresarial, un mecanismo diseñado para preservar compañías viables pero con problemas de liquidez, permitiéndoles reestructurar sus deudas y mantener sus operaciones.
Bajo este esquema:
- Monómeros no podrá constituir garantías ni realizar operaciones fuera de su actividad ordinaria sin autorización expresa de la Superintendencia.
- Deberá presentar información financiera detallada y actualizada para evaluar su estado real.
- Se le exigirá negociar un acuerdo con sus acreedores, que incluya medidas para mejorar su gestión operativa, administrativa y financiera.
Según el superintendente Billy Escobar Pérez, el proceso no es un castigo, sino una oportunidad para la preservación y recuperación de Monómeros. Desde su perspectiva, una empresa clave para el agro colombiano no puede colapsar por problemas administrativos o financieros.
EL CONTEXTO QUE LLEVÓ A MÓNOMEROS A ESTA CRISIS
El caso de Monómeros no se puede entender sin considerar su compleja historia reciente. La empresa, controlada por Pequiven (filial de la petrolera venezolana PDVSA), ha sido un activo estratégico para Colombia, suministrando más de 80% de los fertilizantes utilizados en el país.
Sin embargo, ha atravesado años de inestabilidad, marcados por:
- Disputas políticas entre Colombia y Venezuela, que han afectado su gobernabilidad.
- Intentos de privatización rechazados por el gobierno colombiano.
- Altos niveles de endeudamiento y problemas de flujo de caja.
En noviembre pasado, el gobierno de Gustavo Petro retiró a sus representantes de la junta directiva de Monómeros, en un gesto que rechazaba cualquier intento de venta de la empresa.
La decisión obedecía a la postura del presidente de que su privatización podría afectar la soberanía alimentaria de Colombia.
- A mediados de diciembre, la Supersociedades reforzó su control sobre la compañía, sometiéndola al máximo grado de supervisión.
Este nivel de vigilancia, aunque no implica la toma de posesión de la empresa, sí le otorga a la Superintendencia la facultad de:
- Revisar en detalle todas sus operaciones.
- Autorizar o negar transacciones estratégicas.
- Intervenir si se considera que su viabilidad está en riesgo.
En 2024, Monómeros reportó crecimiento de 22% en ventas de fertilizantes y productos industriales, alcanzando 548.680 toneladas métricas. Además de una inversión superior a los $16.000 millones (US$ 3,8 millones) en actualizaciones tecnológicas.
Ahora bien, estos resultados no han sido suficientes para disipar las dudas sobre su estabilidad.
Mientras tanto, los agricultores colombianos, principales clientes de Monómeros, siguen atentos.
Un colapso de la compañía afectaría directamente la producción de alimentos en Colombia, lo que podría derivar en mayores costos para el agro y, en última instancia, encarecer los precios de los productos básicos.