Estas cifras se dan, pese a que Colombia tiene una de las mejores coberturas de acceso a energía de la región que llega a cerca del 97% en energía eléctrica y 70% en gas natural.
Casi uno de cada cinco colombianos se encuentra en situación de pobreza energética, es decir, por lo menos el 18,5% de la población total del país cafetero, revela un estudio sobre los resultados del Índice Multidimensional de Pobreza Energética (IMPE) el primer reporte de este tipo en Colombia presentado por Promigas y la fundación e inclusión SAS. Pese a que hay 42,1 millones de personas por fuera de la pobreza energética, todavía quedan 9,6 millones en esta situación, remarca el informe.
También resalta que además del desafío en privación de energía, también existe el desafío de brindar acceso a los bienes públicos y privados que permiten usar esa energía como medio para las realizaciones humanas.
“Hace sesenta años, la mayoría de los colombianos no tenían acceso ni a electricidad ni a una fuente de energía adecuada para cocinar. En la actualidad, la mayoría de los hogares cuentan con estos servicios”, sostiene el presidente de Promigas, Juan Manuel Rojas.
El empresarios señala que persisten desafíos importantes como asegurar una buena calidad, aspecto en el que existen grandes desigualdades; conseguir que el 9,7% de la población colombiana que aún cocina con leña disponga de un energético adecuado para cocinar y proporcionar los medios para que más hogares y personas tengan acceso a dispositivos y otros medios para transformar la energía en bien-estar.
Destaca el informe que pese a algunas dificultades, Colombia tiene una de las mejores coberturas de acceso a energía de la región que llega a cerca del 97% en energía eléctrica y 70% en gas natural. Sin embargo, el IMPE visibiliza los retos que aún enfrentan esos 9,6 millones considerados como pobres energéticos en materia de acceso y calidad: el 8% no tiene energía eléctrica, el 61,8% vive en municipios con mala calidad de este servicio y el 47,4% cocina con leña, carbón y desechos.
El IMPE muestra que la pobreza energética en la zona rural remota es 11 veces la de los grandes centros urbanos. Casi la mitad de los habitantes de municipios remotos, el 47,9%, se ubican en esta situación. En contraste, solo el 4,3% de las personas en grandes centros urbanos son pobres energéticos, resalta el informe.
Las brechas del IMPE entre departamentos son mayores que las observadas según el grado de urbanización. Mientras que Quindío, San Andrés, Bogotá y Valle del Cauca registran una pobreza energética por debajo del 4%; Vichada, Vaupés, Guainía y La Guajira muestran incidencias por encima del 70%. La mitad de los pobres energéticos se localizan en Córdoba, Nariño, Magdalena, Bolívar, La Guajira y Cauca. Esto sugiere que la estrategia de reducción de pobreza energética debería ser diferencial por departamentos, sostiene el estudio sobre pobreza energética en diversas zonas de la geografía colombiana.
El IMPE muestra la relevancia del gas natural en una agenda de reducción de pobreza energética. Mientras que el porcentaje de pobreza energética de la población que no cuenta con gas natural es 44,5%, el de los hogares con gas natural es 6,6%. Asimismo, el gas natural también es importante porque su acceso está asociado a la tenencia de dispositivos que transforman la energía en bienestar, es el caso de la estufa y el calentador de agua.
El informe considera que para el diseño focalizado de políticas públicas, la estrategia de reducción de pobreza energética debería ser diferencial por departamentos: mientras que hay unos departamentos que demandan una estrategia enfocada en el acceso a energía adecuada y de calidad, en una modalidad que podría llamarse de primera generación como en Córdoba, Sucre, Bolívar, Tolima, Casanare y Caquetá; los demás entrarían en estrategias de segunda y tercera generación conforme la importancia de las demás dimensiones que tienen foco en dispositivos para transformar la energía en bien-estar o en equipamientos del territorio.