Conversamos con Jaime Aguilar, subgerente de transporte pesado de Cálidda, quien habló sobre los mitos comunes del GNV y los clientes habituales de un combustible que busca reducir las emisiones de carbono.
El gas natural vehicular (GNV) se abre camino como combustible alternativo: para 2022, el grupo de investigación Global Industry Analysts estimó que 25,2 millones de unidades automotoras operaban con este combustible. Para 2030, la meta es alcanzar los 42,3 millones de vehículos, registrando un crecimiento acumulado del 6,7% entre 2022 y 2030.
Mientras que según NGV Journal, los mercados con mayor presencia de vehículos a GNV en 2022 fueron Irán (4 millones) y China (3,9 millones). Por su parte, en América Latina, Argentina asoma en el cuarto lugar mundial con 2,4 millones; le sigue Brasil (1,7 millones) y Colombia (500.000) en el sexto y octavo puesto respectivamente.
Según la consultora Mordor Intelligence, el GNV es hasta un 50% más económico que la gasolina o el diésel, lo que conlleva un ahorro directo para los consumidores. Asimismo, Latinoamérica también es un actor clave en la producción del gas natural, pues países como Bolivia y Perú cuentan con yacimientos importantes.
En este último país, una de las principales distribuidoras es Cálidda, empresa que posee la concesión del Estado para abastecer de gas natural al departamento de Lima y el puerto del Callao. Tiene como principal accionista a Grupo Energía Bogotá, importante jugador del sector energético en Colombia, Perú, Brasil y Guatemala.
“El éxito que tenemos en el transporte pesado se debe a que es una tecnología sostenible que reduce fuertemente las emisiones de CO2 en casi 30% y más del 99% en material particulado”, declaró Jaime Aguilar, subgerente de transporte pesado de Cálidda, en el marco de la convención de Transporte Sostenible, organizada en Lima, realizada en Lima la semana pasada.
Asimismo, el ejecutivo resaltó las alianzas estratégicas de la compañía con empresas del sector agrícola y minero, así como con embotelladoras y el transporte público de la capital peruana.
EL GNV EN PERÚ
Para ilustrar los resultados, Aguilar mencionó que si un bus a GNV recorre 5.500 kilómetros mensuales, el ahorro anual alcanza los US$ 18.000 anuales por unidad. Si aplicamos este modelo a una flota de 10 unidades, el ahorro generado permitiría comprar un bus adicional. Por otro lado, en los camiones, el ahorro se acerca a los US$ 7.000 por unidad y también se puede comprar una unidad adicional si se utiliza el modelo en una flota de diez vehículos.
“Básicamente lo que vemos en el desglose de costos es que se reduce drásticamente el consumo de combustible utilizando gas natural y todos los componentes quedan fijos. Hay solo una pequeña variación si hablamos de las reducciones técnicas que afectan a la post-venta”, sostuvo Aguilar.
Como ejemplo adicional, el vocero de Cálidda expuso el caso de un remolcador a GNV que opera en la ruta Lima-Antamina. Recorrió una distancia de 897 kilómetros, llevando una carga de 32 toneladas de residuos líquidos. El ahorro y desempeño superó las expectativas al ahorrar un 36% de combustible, con respecto al diésel, aproximadamente S/. 700 por vuelta (US$ 186).
Otro factor que destacó Aguilar es la seguridad que garantiza el GNV. Usarlo no permite el robo de combustible, lo que genera un ahorro adicional cercano al 8%. En cuanto a la autonomía de los vehículos, las unidades a GNV podrían recorrer más de 900 kilómetros sin necesidad de recarga, lo que facilitan las operaciones fuera de la zona de cobertura peruana, que en la costa se extiende desde Piura en el norte hasta Ica por el sur. Mientras que en la sierra peruana, abarca desde Cajamarca a Cusco.
Cabe resaltar que si bien esta zona de cobertura. dispone de una infraestructura de 350 estaciones con disponibilidad de GNV, lo cierto es que la adopción del gas natural aún tiene mucho por recorrer. Como muestra, aquí se consume el 60% del total de diésel en Perú. Aunque en paralelo, la activación de vehículos a GNV no ha dejado de aumentar: en 2023, se activaron 1.350 unidades de transporte pesado entre buses y camiones solo en Lima y Callao.
Se espera que 2024 cierre con más de 1.500 nuevas unidades en funcionamiento y el año entrante, con 2.000. Entre otras cifras se puede mencionar que en el segmento de buses de 12 metros de transporte público en Lima, el 40% es operado a GNV .
Con respecto a los incentivos para que las corporaciones y transportistas emprendan la transición de diésel a GNV, Cálidda ofrece créditos a bajas tasas de interés para adquirir nuevas unidades. Por su parte, el Fondo de Inclusión Social Energético (FISE), entidad creada por el gobierno peruano para llevar energía a las poblaciones vulnerables del país, también ha apoyado a los usuarios de GNV en años recientes.
“Debemos resaltar también que el gas natural es un combustible regulado. El precio del GNV en Perú no lo maneja Cálidda ni un instituto real. Lo maneja el Estado a través de Osinergmin. Es por eso que se mantiene estable y seguirá así en los próximos años”, afirmó el subgerente de transporte pesado.
MITOS Y ALCANCE DEL GNV
Jaime Aguilar negó algunos mitos ligados al GNV. Para empezar, declaró que el gas natural sí funciona en rutas de altura, pues actualmente hay unidades que cubren tramos entre Lima y la ciudad andina de Huancayo, sin ningún problema, pese a que se alcanzan altitudes de 3.000 o 4.000 metros sobre el nivel del mar.
En la misma línea, Aguilar niega que el gas natural desgaste los motores, pues el Metropolitano, el sistema de autobuses de tránsito rápido de Lima, operan bajo este sistema y sus unidades ya cuentan con más de un millón de kilómetros recorridos, sin necesidad que el motor pase por un proceso de reparación. En cuanto a los socios más recientes de Cálidda en la implementación de vehículos a GNV destacan los siguientes.
"En agricultura tenemos a Deepwater. Sabemos que este operador logístico tiene una flota natural y muchas de estas unidades hacen servicio para empresas agroexportadoras. Tiene una flota de más de 14 unidades con las cuales además ahorra gas natural. Mientras que en transporte de acero, trabajamos con Barcino, el transportista de Aceros Arequipa, que cuenta con 52 unidades a GNV que transporta desde su planta a otros destinos”, dijo a AméricaEconomía.
Por otro lado, el subgerente resalta que el 26% de todos los mezcladores de concreto son a gas natural y de hecho, la fabricante peruana Unicom ya dispone de una flota de más de 250 unidades a gas natural para la distribución de concreto. A su vez, en el rubro de alimentos y bebidas que se animaron por la transición se destacan el Grupo AJE, Alicorp y Arca Continental, la embotelladora de Coca-Cola en Perú.
Aunque Aguilar reconoce que el transporte público ha sido el sector en Lima con mayor aceptación al GNV. “Hablamos de un sector que necesita estos ahorros para dar un servicio de calidad, pero lamentablemente no tiene muchas fuentes de financiamiento. Desde el ámbito privado, nosotros y el Consorcio Camisea tenemos un plan de financiamiento, que otorga un préstamo de US$ 45.000 sin intereses para que las empresas de transporte público puedan comprar buses a gas natural. Esto también aplica para el cambio de motor, gracias al programa del FISE”.
Ante el crecimiento del GNV en este sector, Aguilar hace un llamado a la Autoridad de Transporte Urbano de Lima y Callao (ATU) para que mantenga las licencias para la operación de rutas de transporte público durante más años. El siguiente punto sería un paquete de beneficios temporales. Es decir, que las unidades a gas natural no paguen impuestos a la renta, garantías de importación, así como tarifas más bajas en los peajes de Lima.
“Para 2030, nosotros apuntamos a contar con una penetración en transporte público superior al 60-70% y en transporte de carga también avanzar muchísimo tanto en tractocamiones como en camiones a gas natural. Aunque hay muchas oportunidades para seguir masificando el gas en los países de la región”, señaló Aguilar.