En la Conferencia Climate Bonds CONNECT 2023 América Latina y el Caribe se presentó un informe sobre el estado de los llamados “bonos verdes”. El año pasado, el enfoque principal de inversión en la región fueron las energías renovables.
La noticia de las últimas semanas, entre otras, han sido las olas de calor extremas en Estados Unidos, Europa y Asia. Las imágenes que han dejado las altas temperaturas son de personas buscando la sombre, tomando agua o resguardándose durante las horas más calientes. Estos días con récords de temperatura históricos será cada vez más frecuentes a medida que el mundo se calienta.
Aunque el compromiso que adquirieron los países en 2015 con el Acuerdo de París era limitar el aumento de la temperatura para 2100 a 1,5 °C por encima de niveles preindustriales, es probable que ese aumento de temperatura venga mucho antes.
Según Sean Kidney, CEO y fundador de Climate Bonds Initiative (CBI), “ya tenemos cambio climático. Veremos un calentamiento de 1,5 °C para 2027, de acuerdo con la última información que tenemos”. Esto lo dijo durante la Conferencia Climate Bonds CONNECT 2023 América Latina y el Caribe, que se realiza hoy 18 de julio en Bogotá.
En el encuentro, expertos del sector financiero y ambiental se reúnen para discutir el rol de las finanzas en la mitigación y adaptación del cambio climático, y la transición energética. “Sabemos que vamos a necesitar muchísimo capital para realizarlo. Pero tenemos las soluciones, solo debemos determinar cómo aplicarlas y asegurarnos que el capital preferencial se asigne a ciertos sectores”, afirmó Kidney.
En su opinión, los sectores financieros tienen dos prioridades en este contexto: los bancos deben permitir y ayudar a sus clientes a hacer la transición a energías más limpias, mientras que los gestores de activos deben “asegurarse de que todas las compañías que manejan puedan realizar la transición.
LOS BONOS VERDES EN AMÉRICA LATINA
Durante la conferencia, Climate Bonds Initiative (CBI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentaron el informe “Estados del Mercado de Finanzas Sostenibles en América Latina y el Caribe 2022″. Este documento describe el panorama de bonos verdes, sociales y sostenibles en la región, hasta diciembre de 2022.
De acuerdo con CBI, los bonos verdes hacen referencia a “instrumentos de deuda que se utilizan para financiar proyectos, activos y actividades que apoyan la adaptación y mitigación al cambio climático”. Estos bonos pueden ser emitidos por gobiernos, bancos y corporaciones, y funcionan como cualquier otro tipo de bono.
En otras palabras, si algún individuo, empresa, organización o incluso gobierno quiere invertir en una iniciativa con un impacto ambiental positivo, como impulsar las energías renovables o reducir la contaminación en algún lugar, puede comprar un bono verde. A cambio, quien sacó el bono le devuelve el valor total del préstamo, más algunos intereses, durante el período del préstamo.
También, hay distintas etiquetas o categorías para los bonos. Según CBI, están los bonos verdes, sociales y sostenibles. Por ejemplo, mientras que los verdes podrían impulsar, por ejemplo, la reducción de emisiones de gases asociados al cambio climático en cierta operación, los sociales se enfocan en impulsar mejoras en las condiciones de género o laborales, por poner un ejemplo.
Para final de 2022, el nuevo informe encontró que, en América Latina y el Caribe, la emisión de todos los tipos de bonos ascendió a una inversión de US$ 41.000 millones. En comparación a otras regiones del mundo, explicó Sergio Ramírez, oficial de Inversión del BID, esta es la región con mayor participación de este tipo de instrumentos, pues representan el 25% de la deuda total emitida en 2022.
Los bonos vinculados a la sostenibilidad han tenido una mayor participación en los últimos dos años en la región. Los bonos verdes, por su parte, presentan el 44% de este mercado. Dentro de estos, en particular, la energía renovable fue la categoría más financiada. Hasta el final de diciembre de 2022, siete países emitieron bonos.
En el caso particular de Colombia, el mercado de sus bonos ocupa el sexto lugar en la región con un volumen total de US$ 2,8 millones invertidos. En 2022, fueron US$ 549 millones destinados a proyectos verdes, sociales y sostenibles, por medio de cuatro bonos emitidos.
Regionalmente, Chile, México y Brasil son los mayores emisores de este tipo de bonos. A pesar de estos indicadores, Ramírez señaló que en 2022 hubo un decrecimiento de los bonos emitidos. En la región, los retos económicos, y políticos en algunos casos, dijo, han explicado, en parte, la caída de los bonos.
En general, Ramírez apuntó algunos de los retos y claves que tienen los bonos verdes en América Latina. El primero de ellos el mejorar el desarrollo del mercado de capitales, para que pequeñas o medianas empresas tengan acceso a este mercado.
Por otra parte, “está la definición de estándares comunes, por medio de la creación de taxonomías verdes, para desarrollar financiamiento en distintos temas. El año pasado, Colombia fue el primer país de la región en desarrollar esta taxonomía. Según el Ministerio de Hacienda, es un “sistema de clasificación de actividades económicas y activos que contribuyen al logro de los objetivos y compromisos ambientales del país”.
Además, está el desarrollo de políticas públicas, por medio de incentivos regulatorios o fiscales, para incentivar la inversión en iniciativas que den pie a una “transición sostenible”, según apuntó Ramírez. Por último, mencionó la divulgación de los bonos verdes para que, tanto emisores como inversionistas, tengan información clara, completa y transparente sobre el mercado.
En general, como apuntó Kidney, el desafío climático que se enfrenta “no es pequeño. Afecta nuestra oportunidad de sobrevivir como especie, no sabemos si bajo estas condiciones podemos sobrevivir”. Sin embargo, destacó que hay avances, porque “hay certidumbre en que el mundo será verde, la transición vendrá, la única pregunta es a qué ritmo”.
Agregó que “el sector financiero tiene un privilegio enorme: podemos actuar ante la crisis climática.
Necesitamos que el sector financiero empiece a hacer más acuerdos verdes. Necesitamos mostrarle al mundo qué podemos hacer”.