Al primer trimestre de 2024, las mayores afectaciones se observan en cultivos como maíz grano, aguacate y caña de azúcar.
Durante el primer trimestre de 2024, la actividad agropecuaria de México decreció 6,1%, cuyas regiones más afectadas fueron norte y centro con caídas trimestrales de 11,6% y 7,8%, respectivamente.
Las condiciones de sequía en los principales estados productores tuvieron un impacto en los volúmenes, de acuerdo con el Reporte sobre las economías regionales, al primer trimestre de 2024 del Banco de México (Banxico).
El informe de Banxico mide la actividad económica en seis indicadores, de los cuales el sector agropecuario fue el que más cayó, con una disminución en todo del país; las regiones centro norte bajó 3,3% y la sur, 2,1%.
En la región norte, que comprende Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Sonora y Tamaulipas, la sequía ha impactado la producción agrícola, especialmente los cultivos industriales y forrajes, según productores consultados por Banxico.
La superficie dedicada al sorgo se redujo debido a los bajos precios de venta durante la siembra y los efectos adversos de la sequía en los rendimientos; a mayo de 2024, este producto fue uno de los más expuestos a la sequía, principalmente en las regiones centro y centro norte.
La producción de frutas y hortalizas también disminuyó notablemente, con productos como la cebolla y el chile verde afectados. Heladas y lluvias extemporáneas han exacerbado la situación, resultando en menores volúmenes de cosecha de espárrago y otros cultivos.
Los desafíos
En el centro del país, la sequía ha tenido un fuerte impacto en la producción de maíz forrajero, particularmente en Guanajuato, Querétaro y Puebla. Los agricultores también enfrentan desafíos con la producción de brócoli, fresa, pepino y tomate rojo.
En el centro norte de México, la producción agrícola tiene desafíos similares debido a las condiciones climáticas adversas. La producción de tomate verde se vio afectada por heladas en el norte de Sinaloa, mientras que la sequía mermó el desarrollo de las huertas de aguacate en Michoacán.
De acuerdo con el análisis de Banxico, a mayo de 2024, 80,3% de la producción agrícola nacional podría haber estado expuesta a condiciones de sequía, en su nivel máximo, muy por encima del promedio de 2020. Los cultivos más expuestos son el maíz grano, del aguacate, la caña de azúcar, el jitomate y el agave, en ese orden.
Los niveles de exposición a la sequía de diversos cultivos han permanecido elevados debido a la persistencia de condiciones secas en todas las regiones del país.
En particular, se destaca el aumento significativo en la afectación del sur en cultivos como limón y caña de azúcar desde finales de 2023 hasta los primeros meses de 2024, así como la influencia del centro en la sequía experimentada por trigo, alfalfa y sorgo.
Aunque algunos cultivos como maíz grano, frijol, trigo, jitomate, papa y cebolla mostraron una disminución en la exposición a la sequía en abril de 2024 con el inicio de la temporada de lluvias, estos niveles volvieron a incrementarse en mayo de 2024. Durante este mes, se reportaron niveles de exposición superiores al 70% en la mayoría de los cultivos, alcanzando incluso más del 90% en fresa, aguacate y sorgo.
Baja en la demanda
En el norte del país, la disminución en el cultivo de algodón se atribuye a una menor demanda de la industria textil y a los altos costos laborales asociados con su cultivo.
En las regiones centrales, específicamente, se observó una caída en las cosechas de agave, provocada por una menor demanda de la industria tequilera debido al exceso de inventarios de la bebida.
Tanto en el norte como en las regiones centrales, también se reportó una contracción en la producción de frutas, tubérculos, hortalizas y plantas ornamentales.
Las fuentes entrevistadas dijeron que esta reducción se debió a una menor rentabilidad esperada en las operaciones de exportación, influenciada por la apreciación acumulada del peso frente al dólar.
Ganadería
En tanto, en las regiones norte y centro norte del país la producción pecuaria mostró una expansión significativa, la demanda interna se mantuvo robusta, favorecida por la reducción de costos en materias primas clave como el maíz amarillo y la soya, cuyas cotizaciones internacionales disminuyeron.
Adicionalmente, la apreciación del peso frente al dólar permitió a los productores ampliar sus inventarios de carne bovina, así como incrementar la producción de carne de ave y huevo en el centro norte, y de carne de cerdo en ambas regiones.
En contraste, la producción pecuaria en la región centro disminuyó por temperaturas superiores al promedio, afectando al ganado bovino y avícola.