La firma consultora inglesa Steer Davis and Gleave le presentó a la ciudad los estudios que demuestran cómo se transformarán los flujos de los habitantes en la ciudad y cuáles serán sus demandas en movilidad.
El Distrito reafirmó que la primera línea del Metro de Bogotá, la capital colombiana, parte de la calle 170 por la carrera Novena hasta el Parque de Lourdes, donde arranca por la carrera 13 hasta San Victorino, baja a la estación de La Sabana y recorre el corredor férreo por el suroccidente hasta la Primero de Mayo.
La primera etapa de construcción será hasta la calle 127, en una segunda fase se construirá el tramo hasta la calle 170.
La Administración Distrital defendió el borde oriental argumentando que en esa zona se concentra el 50% de la generación de empleo de la ciudad.
“El 20% de la superficie total de Bogotá está en ese sector, en donde hay importantes universidades, hospitales y están los centros financiero, administrativo y político”, señaló Camilo Zea, gerente del proyecto Metro.
Zea dijo que es clave mencionar tres puntos importantes para dejar claro que el borde oriental es la ruta que más le conviene a la ciudad:
1.- Es la zona que maneja el mayor número de atracción de viajes de transporte público en la ciudad, lo cual hace necesario que se amplíe la infraestructura de transporte existente en la ciudad y que involucra Metro, Troncales de Transmilenio y mejoramiento del servicio de transporte público colectivo.
2.- Las infraestructuras viales que se construyan en la ciudad no pueden ser “redundantes”, es decir, no se justifica por ejemplo construir una infraestructura de Metro bajo la Troncal Caracas, pues e no se estaría aprovechando al máximo, lo importante es realizar todas estas obras con el concepto de ser complementarias.
3.- Los estudios permiten abordar aspectos importantes no sólo para la movilidad sino para el desarrollo integral de ciudad como son la importancia del borde sur-occidental (Soacha) y la conexión con el mismo y también la importancia de Tren de Cercanías en el desarrollo de movilidad a futuro.
Por cuatro años -desde que en su campaña a la alcaldía de Bogotá, Samuel Moreno lo convirtiera en una de sus banderas fundamentales-, la primera línea del Metro se ha convertido en uno de los más accidentados procesos para resolver los problemas de movilidad en la ciudad.
Este miércoles, la firma consultora inglesa Steer Davis and Gleave le presentó a la ciudad los estudios que demuestran cómo se transformarán los flujos de los habitantes en la ciudad y cuáles serán sus demandas en movilidad. Esto sustentaría la decisión de por dónde se debe construir la primera línea del metro en Bogotá.
Este informe logró zanjar, hace dos semanas, cuatro años de tire y afloje, estudios, contraestudios y varios encontrones entre el Distrito y la Nación (que financia el 70% de esta obra). Y sus resultados dieron pie para que la alcaldesa encargada, Clara López Obregón, y el presidente Juan Manuel Santos pactaran una hoja de ruta oficial, que debería conducir a la construcción de la primera línea, por el borde oriental, en cuestión de seis años.
El informe señala que para 2018 la ciudad densificará su población en las localidades de Suba, Engativá, Kennedy y el municipio de Soacha. Adicionalmente, según lo que se viene observando, el Plan Zonal del Norte y el Plan Zonal de Usme también conducirían a una densificación del suroccidente y el norte de la capital. Entre tanto, la gran mayoría de la población bogotana, que para ese entonces llegaría a los 9’800.000 habitantes, estaría viajando todos los días desde sus hogares a los centros de trabajo ubicados, casi exclusivamente, en el borde oriental de la ciudad y en un corredor que se extiende desde el centro hasta el aeropuerto El Dorado, entre la calle 13 y la calle 26.
Estos son los resultados que han determinado que la primera línea del metro se construya desde el suroccidente de Bogotá, por todo el borde oriental hasta la calle 170.