La pérdida se debe a un ajuste de 618,5 millones de reales (US$104 millones) por su participación en la portuguesa TAP y por las pérdidas derivadas de la cobertura de combustibles.
Sao Paulo. La aerolínea brasileña Azul se anotó unas pérdidas netas de 6.135 millones de reales (US$1.040 millones) en el primer trimestre del año, frente a las ganancias de 125,3 millones de reales (US$21,2 millones) del mismo periodo del año anterior, en el marco de la emergencia sanitaria y económica del Covid-19, según informó en un comunicado.
La pérdida se debe a un ajuste de 618,5 millones de reales (US$104 millones) por su participación en la portuguesa TAP y por las pérdidas derivadas de la cobertura de combustibles.
El beneficio operativo de la compañía cayó un 50% hasta los 173,6 millones de reales (US$29,4 millones); mientras que sus ingresos totales descendieron un 10,3%, hasta los 2.802 millones (US$475 millones).
La empresa ha explicado que en respuesta a los desarrollos relacionados con la propagación del Covid-19 se han implementado medidas que, por un lado, se centran en la seguridad de los colaboradores y consumidores, mientras que, por el otro, se busca la forma de mitigar el impacto en los resultados financieros y en la posición de liquidez.
Así, la aerolínea ha implantado el uso obligatorio de mascarillas para trabajadores y clientes, la disponibilidad de gel desinfectante, una mayor labor de higiene, la reducción del servicio de comida a bordo de los aviones para limitar el contacto, vuelos gratuitos para profesionales médicos que estén combatiendo el virus y la flexibilidad para reacomodar vuelos de pasajeros.
La aerolínea brasileña recortó su capacidad de vuelo en un 50% a partir de la segunda quincena de marzo. El 26 de marzo Azul implementó una 'red aérea esencial', reduciendo sus vuelos diarios de 950 a 70 salidas. En este contexto, la empresa asegura que solo está realizando vuelos que puedan cubrir sus costes variables.
Para la semana de entre el 4 de mayo y el 11 de mayo, Azul aumentó su capacidad hasta 90 y 115 salidas diarias, respectivamente, al identificar mercados adicionales viables. Aún así, la compañía espera que la capacidad baje entre un 75% y un 85% en el segundo trimestre con respecto al año anterior.
En el marco de la crisis, la empresa realizó "una reducción significativa" en el coste variable, lo que representa aproximadamente el 60% de sus gastos operativos. Así, Azul está negociando el aplazamiento e los pagos de arrendamiento de aeronaves para que coincida con el nivel de demanda previsto para los próximos 24 meses.
Azul indica que más de 10.500 trabajadores se acogieron al programa de licencia voluntaria no remunerada de la empresa, lo que representa el 78% de su mano de obra. Por otra parte, la empresa espera reducir sus gastos salariales en más del 50% en el segundo trimestre.
La aerolínea también ha implementado las medidas de protección laboral establecidas por el gobierno del país, mientras que los ejecutivos y directivos se redujeron el sueldo entre un 50% y un 100%.
"Aproximadamente el 90% de nuestra flota está bajo arrendamientos operativos, que nos da más flexibilidad para trabajar con nuestros socios durante este entorno incierto", ha subrayado.
La aerolínea anunció un acuerdo con Embraer de posponer la entrega de 59 aviones a Embraer programados entre el 2020 y el 2023 hasta el 2024 o para más adelante. La empresa ha afirmado que dispone de 51 aviones en su flota hasta 2023, lo que le permitirá mantener su capacidad.
El consejero delegado de Azul, John Rodgerson, ha asegurado que, si bien se está viviendo una crisis "sin precedentes" es seguro que la demanda de viajes aéreos se recuperará de manera eventual.
"Si bien el impacto de la pandemia no tiene precedentes, estamos seguros de que la demanda de viajes aéreos se recuperará
eventualmente, y estaremos listos para tomar el cielo nuevamente para ofrecer la mejor experiencia de viaje a nuestros clientes,
el mejor trabajo en la vida de nuestros miembros de la tripulación y grandes beneficios para nuestros inversores", ha concluido.