Los productores de soja en Brasil -el mayor exportador mundial de esa materia prima- vendieron unos 83,8 millones de toneladas de la oleaginosa en los mercados globales en 2018, un 23,1% más que el año anterior.
Sao Paulo.- Los productores agrícolas de Brasil experimentaron una bonanza exportadora en 2018, con ventas de soja que alcanzaron un récord en medio del nerviosismo en torno al comercio global y un incremento en las exportaciones de café liderado por compradores como Estados Unidos y Alemania.
Los productores de soja en Brasil -el mayor exportador mundial de esa materia prima- vendieron unos 83,8 millones de toneladas de la oleaginosa en los mercados globales en 2018, un 23,1% más que el año anterior, de acuerdo a datos oficiales de comercio exterior publicados el miércoles.
El mayor comprador de soja brasileña fue China, que sigue enfrascada en una guerra comercial con Estados Unidos que minó la capacidad de los productores estadounidenses para competir con sus rivales brasileños.
En mayo, las exportaciones brasileñas de soja alcanzaron un récord mensual histórico de 12,35 millones de toneladas, según los datos, cuando la guerra comercial entre Estados Unidos y China escalaba y la temporada exportadora de soja brasileña se encontraba en su esplendor.
La fortaleza de las exportaciones agrícolas confirman la dependencia del país en la agricultura y los agronegocios como motor del crecimiento, ya que el sector contribuye casi con una cuarta parte del Producto Interno Bruto anual.
La sólida demanda de Estados Unidos y Alemania también benefició a los productores brasileños de café, que vendieron 30,4 millones de sacos de 60 kilos del grano en 2018, un incremento del 10,7% respecto al año anterior respecto a datos oficiales.
En cambio, los productores de maíz sufrieron una caída del 18,3% en sus exportaciones, a 23,9 millones de toneladas, porque nuevas reglamentaciones para el transporte de carga automotor encarecieron los costos de la logística en el país.
Las exportaciones de azúcar brasileña también bajaron, porque los molinos locales destinaron más caña a la producción de etanol en detrimento de la fabricación de azúcar, cuyos precios están en mínimos históricos.
De acuerdo con los datos de comercio, las exportaciones de azúcar sin refinar bajaron el año pasado un 21,5%, a 18,3 millones de toneladas, mientras que las de azúcar refinada cayeron un 42,2% a 3,1 millones de toneladas.