Se espera que un nuevo arancel del 25% que impuso Pekín a la soja importada desde Estados Unidos impulse las exportaciones de soja de Brasil a un récord histórico este año.
Itaí. El año pasado, el agricultor brasileño Gustavo Lopes comparó su plantación de caña de azúcar con sus campos de soja.
También observó las tendencias mundiales, entre ellas el aumento de la tensión comercial entre Estados Unidos y China y el persistente exceso de azúcar en el mercado. Luego desarmó el último de sus campos de caña y abandonó un contrato de suministro de décadas con un ingenio azucarero local.
Lopes plantó soja en su finca de 1.600 hectáreas en el estado de Sao Paulo, una apuesta que dio sus frutos a principios de este mes cuando los compradores chinos apuntaron a la soja sudamericana después de que Pekín impuso aranceles a los granos estadounidenses. El agricultor obtuvo su precio histórico más alto por la soja.
"No era habitual en esta época del año", dijo Lopes durante una entrevista en su granja, donde se prepara para otra cosecha de soja en septiembre. "Tiene que ser el resultado de la demanda china", agregó.
Los cambios en los flujos comerciales están redefiniendo el paisaje brasileño. Las plantaciones de soja de la nación sudamericana se han expandido en 2 millones de hectáreas en dos años, un área del tamaño de Nueva Jersey, mientras que la tierra usada para la caña se redujo en casi 400.000 hectáreas, según datos oficiales.
La creciente demanda de carne de China ha sobrecargado las importaciones de soja para alimentación animal. El gigante asiático pagó US$20.300 millones en 2017 por 53,8 millones de toneladas de soja de Brasil, casi la mitad de su producción, y más del doble que los 22,8 millones de toneladas de 2012.
Se espera que un nuevo arancel del 25% que impuso Pekín a la soja importada desde Estados Unidos impulse las exportaciones de soja de Brasil a un récord histórico este año.
Las ventas brasileñas de soja a China aumentaron a casi 36 millones de toneladas en la primera mitad de 2018, un 6% más que hace un año. El auge de los granos brasileños ha puesto al país a competir con Estados Unidos como el principal productor de soja del mundo este año, después de haber superado las exportaciones estadounidenses en los últimos cinco años.
"Apostando en grande". Toda esa soja está consumiendo el cinturón de caña de azúcar de Brasil, que además tambalea por los precios del endulzante cerca de mínimos de varios años. Los aranceles azucareros chinos han ejercido presión en el mercado mundial, mientras que las naciones desarrolladas continúan recortando el consumo.
"Perdimos 3.000 hectáreas de caña (que pasaron) a granos en los últimos dos años", dijo Roberto de Rezende Barbosa, director ejecutivo de Nova América, uno de los mayores productores de caña en Brasil, que maneja 110.000 hectáreas.
Rezende dijo que había visto a granjeros migrar de la caña de azúcar a granos en casi todos los estados donde ambos cultivos son viables. El cambio de cultivos se está extendiendo rápidamente entre los agricultores, amenazando la supervivencia de los ingenios a los que alguna vez proveyeron.
Unas 60 fábricas de caña se han cerrado en los últimos cinco años en la región productora de azúcar del centro-sur de Brasil. Alrededor de las 270 que permanecen abiertas deben luchar más que nunca para asegurar los suministros de caña.
Muchos ingenios azucareros, que a menudo cultivan parte de la caña que procesan, se han dado cuenta de que no pueden luchar contra el auge de la soja y decidieron plantar su propia oleaginosa como parte de una estrategia de rotación de cultivos.
Por lo general, los campos de caña necesitan ser replantados después de cinco o seis años, y los molinos están usando la ventana de renovación para producir soja.
"Esta demanda china ha atraído a todos los agricultores", dijo Marcos Cesar Brunozzi, que cambió parte de sus tierras del azúcar a los granos en el estado de Minas Gerais. "Espero que la situación no cambie de repente, porque estamos apostando en grande".