Las exigencias europeas rigen para los granos usados en la elaboración de biodiésel, pero los especialistas vaticinan que los requisitos se extenderían pronto a otros subproductos como la harina de soja.
Buenos Aires. Agroexportadores de Argentina, uno de los mayores proveedores globales de alimentos, comenzaron en las últimas semanas a pagar a los agricultores un premio por la soja que cumpla con requisitos ambientales de la Unión Europea (UE), en una tendencia que podría extenderse a todo el mercado.
Por el momento, las exigencias europeas rigen para los granos usados en la elaboración de biodiésel, combustible del que Argentina es el mayor exportador mundial, pero los especialistas vaticinan que los requisitos se extenderían pronto a otros subproductos como la harina de soja.
La certificación ambiental de la soja "es algo que vino para quedarse. Está entrando con mucha fuerza, dado que la demanda lo está exigiendo", aseguró Cristián Amuchástegui, presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario, sede de uno de los polos agroexportadores más importantes del mundo.
La prima que actualmente pagan algunas firmas productoras del combustible vegetal -básicamente las mismas que procesan y exportan soja, maíz y trigo- por la oleaginosa con certificación es de US$4 por tonelada en el mercado de Rosario, una suma que recuperan con el alto precio al que lo venden en destinos como Alemania, Francia u Holanda.
La soja cerró a US$333 por tonelada el jueves en el mercado doméstico de Rosario.
"Con esto de certificar la sustentabilidad va a haber un precio mayor" para la soja -el insumo que en Argentina se usa para elaborar el biodiésel-, añadió.
La recolección de la oleaginosa del ciclo 2011/12 está llegando a su fin en Argentina, donde el fenómeno climático La Niña provocó una severa sequía que redujo los rendimientos de los cultivos y llevó a la soja a un escaso volumen de 41,5 millones de toneladas, según el Ministerio de Agricultura.
De ese volumen, este año se certificarían sólo entre 400.000 y 500.000 toneladas del grano, según gerente comercial de la firma procesadora y exportadora Vicentin, Santiago Ramos, que explicó que en Argentina se destina un total de entre 10 y 12 millones de toneladas de soja al biodiésel.
"Hoy es una oportunidad para Argentina, pero el día de mañana va a ser una exigencia para todo el mercado. La UE podría empezar a trazar esquemas similares para la harina de soja en el corto plazo", agregó Ramos, quien además indicó que "las empresas con escala están todas en proceso de certificación, porque están mirando a un largo plazo".
La nación austral también es líder global en exportaciones de aceite y harina de soja, lo que la ubica en una posición ventajosa cuando las grandes empresas del sector deciden invertir en biodiésel.
Argentina produjo 2,4 millones de toneladas del biocombustible en el 2011 y exportó 1,69 millones, que le reportaron cerca de US$1.600 millones. Su principal destino fue España, pero Madrid canceló sus compras en represalia contra la expropiación de la petrolera argentina YPF, que era controlada por el grupo ibérico Repsol.
Exigencias y costos. La principal exigencia de los países europeos que impulsan ese mercado es que la soja usada para biodiésel no se coseche en tierras que entraron en producción después del 2007, requisito que busca evitar la deforestación de bosques y selvas.
Los granos producidos en áreas que originalmente tenían especies nativas luego de ese año no son elegibles para obtener un certificado.
Además, los biocombustibles deben demostrar un ahorro de emisiones de gases que producen el efecto invernadero en comparación con el combustible fósil que reemplazan.
En el caso de Argentina, la mayor parte de sus tierras productivas están dedicadas a la agricultura al menos desde el siglo pasado, lo que deja al país en una buena posición para certificar sus granos.
"El 95% de la soja argentina cumple con las normas actuales de sustentabilidad, no sería difícil producir bajo estas normas. Yo creo que toda la soja va a avanzar hacia la certificación", declaró el representante de una importante firma agrícola que prefirió que no se revele el nombre de la compañía.
Sin embargo, algunas empresas productoras de granos consideran que el negocio aún no es atractivo para el sector primario.
"Es un negocio muy incipiente aún y la demanda no es muy significativa. Con los premios actuales no es redituable", dijo un portavoz de El Tejar, una de las firmas agrícolas más importantes de la región, con cerca de 700.000 hectáreas cultivadas en Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
La empresa cosechó soja con certificado de trazabilidad (que da cuenta de todo el proceso de producción) en la temporada 2010/11, pero no en la campaña actual.
"La decisión de certificar o no va a depender del atractivo del premio que paguen por esta diferenciación (...) certificar la soja bajo estándares que exigen trazabilidad implica mayores costos", añadió el portavoz, que estimó que, de todos modos, el negocio de la soja apunta a la sustentabilidad y que El Tejar está en condiciones de certificar su producción.