En medio de la crisis económica internacional, en Mendoza se reunieron expertos vitivinícolas para analizar la situación de los mercados y la forma de potenciar esta industria en medio de una situación adversa.
La crisis económica internacional y los cambios en el mercado a nivel global plantean nuevos desafíos y oportunidades para la industria vitivinícola argentina, que busca sostener el fuerte crecimiento registrado en la última década.
Para analizar los “Tiempos de cambio” que viven los vinos argentinos, casi 900 representantes de los distintos sectores que integran la cadena participaron del VIII Foro Internacional Vitivinícola organizado por Bodegas de Argentina, que se realizó esta semana en la Bodega Los Toneles, en Guaymallén, Mendoza.
En la apertura, y tras las palabras de bienvenida de Juan José Canay, presidente de Bodegas de Argentina, el ministro de Agroindustria de Mendoza, Marcelo Barg, planteó el “firme compromiso del gobierno provincial de trabajar junto a la industria” y admitió que “el gran desafío que hoy enfrenta el sector es la competitividad”.
En diálogo con Télam, el titular del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), Guillermo García, coincidió en que "el desafío es trabajar sobre la competitividad del sector”.
Por su parte, Javier Merino, director de la consultora Area del Vino, recordó que al auge del vino argentino en el exterior, de la mano del Malbec, sostuvo que "la ventaja de un tipo de cambio competitivo” de los años precedentes se modificó en el último tiempo y que esta nueva situación "plantea cambios en el negocio".
Al trazar un panorama económico mundial, Yves Zlotowski (Coface-Francia) advirtió que la situación de la Eurozona va a empeorar en la segunda mitad del año, pero se mostró optimista en el caso de los mercados emergentes porque "tienen herramientas y medios para implementar políticas” que permitan enfrentar con éxito la crisis.
A su turno, el economista Gustavo Reyes (Ieral-Fundación Mediterránea) destacó que "desde junio se ha comenzado a revertir" la crisis económica internacional y, en el caso de la Argentina, -aseguró- se observa "en julio y agosto una pequeña recuperación, que indicaría que la caída de la economía podría estar tocando piso".
Al margen de los desafíos que plantean las variables económicas, el mercado internacional brinda renovadas oportunidades para los vinos argentinos, coincidieron los distintos expositores extranjeros que participaron del encuentro, como Huiqin Ma (Universidad de Agricultura de China), que destacó un cambio en el estilo de vida en su país, que “se ve reflejado en el aumento del consumo de vino, carne y leche”.
También la experta francesa Fabienne Grall (Verallia), quien indicó que si bien los consumidores quieren comprar productos ecológicos, aún no reclaman este tipo de productos; “de todos modos, prefieren asegurarse de que la elaboración de los productos que consumen haya tenido el menor impacto medioambiental posible”, agregó.
Desde Estados Unidos, Paul Wagner consideró que las bodegas de América Latina “son demasiadas y deben buscar cómo diferenciarse”; Bob Iannetta explicó que la venta directa “es más rentable es que no tiene que pasar por el proceso de distribución”; y Ronald Scharman indicó que “para ser un minorista exitoso hay que lograr cambiar algo en la vida de los clientes”.
Por su parte, Rafael Del Rey, del Observatorio Vitivinícola Español, aseguró que “el consumo mundial de vino está estable o con ligero crecimiento, pero lo que cambia es quién bebe el vino” y planteó que “la industria tiene que dejar de preocuparse por hacer el vino que le gusta y comenzar a preocuparse por lo que quieren los consumidores en los destinos de los vinos.
A su turno, Rob McMillan, de Silicon Valley Bank, destacó el aumento en las importaciones estadounidenses de vino a granel argentino por una situación temporal, impulsada por la situación cambiara y la disminución del inventario de las bodegas norteamericanas; pero advirtió que las ventas de este tipo de vinos no es una inversión sino sólo una venta.
En el cierre de la jornada, el chileno Christian Felzensztein, de la Universidad Adolfo Ibáñez, señaló que los consumidores británicos tienen la percepción de una buena relación precio-calidad de los vinos del Nuevo Mundo (entre los cuales están los argentinos) y planteó la necesidad de trabajar en conjunto entre empresas, como clusters, para maximizar los recursos y beneficios.