Desde hace algunos años, los productores de cobre han amasado la idea de una creciente demanda a medida que las ventas de vehículos eléctricos ganan impulso ya que los gobiernos y consumidores en todo el mundo buscan reducir las emisiones con combustibles fósiles.
Santiago. Quienes predicen un panorama de demanda rápidamente cambiante en la industria del cobre debido a la revolución de los autos eléctricos y la escasez de suministro probablemente se decepcionen, ya que las compras adicionales esperadas del metal podrían ser pequeñas en los próximos años.
Desde hace algunos años, los productores de cobre han amasado la idea de una creciente demanda a medida que las ventas de vehículos eléctricos ganan impulso ya que los gobiernos y consumidores en todo el mundo buscan reducir las emisiones con combustibles fósiles.
“Si bien los vehículos eléctricos son una gran historia a largo plazo, se espera que la demanda sea de alrededor del 1,5% del consumo mundial de cobre refinado este año, e incluso en cinco años es poco probable que sea más del 3%”, dijo el analista de CRU Robert Edwards.
El cobre, valorado para su conducción eléctrica, se utiliza en las estaciones de carga para los autos y en las baterías recargables de iones de litio que los alimentan.
Un estudio de la International Copper Association (ICA), una entidad financiado por la industria, muestra que se necesitarán más de 40 millones de puertos de carga en la próxima década, que consumirían 100.000 toneladas más de cobre al año para 2027.
Los autos eléctricos requieren entre 40 y 83 kilos de cobre, según la investigación, mientras que un motor de combustión interna necesita un promedio de 23 kilos.
Pero es poco probable que el advenimiento de los vehículos eléctricos reconfigure el mercado del cobre, como lo ha hecho con el cobalto, otro ingrediente de la batería.
“La base es muy baja para que importe por algún tiempo”, dijo la analista de Macquarie, Vivienne Lloyd, quien agregó que es un tema de largo plazo y su impacto en los precios en el corto tiempo sería mínimo.
El jefe de cobre de Anglo American, Hennie Faul, también afirmó en una entrevista con Reuters que la demanda de cobre para ese sector no se alterará de forma relevante en el corto plazo.
Los precios del cobre han caído un 8% desde que alcanzaron un máximo de cuatro años en diciembre, debido a que las preocupaciones sobre el proteccionismo y la débil demanda en el principal consumidor, China, se han afianzado.
Consultores de Wood Mackenzie esperan que la electromovilidad agregue cerca de 600.000 toneladas a la demanda de cobre en 2025 y alrededor de 1,6 millones de toneladas en 2035, una proporción aún pequeña del uso de cobre estimado en 24 millones de toneladas este año.
Se espera que el mercado del cobre caiga en un déficit este año que podría aumentar a más de 900.000 toneladas en 2021 y 2022, según BMO Capital Markets, ya que el crecimiento de la oferta se desacelera debido al deterioro de las leyes del mineral en países como Chile y la falta de inversión en proyectos nuevos.
Sin embargo, los inventarios mundiales de cobre de 4,1 millones de toneladas, según BMO, ofrecen un amortiguador.
A muy largo plazo, la escasez de nuevos proyectos podría significar un mayor déficit, a pesar de los precios en niveles que deberían incentivar nuevas inversiones.