Las PyMEs locales se encuentran imposibilitadas de competir con la mercadería de origen chileno, que ingresa al país a un menor costo e idéntica calidad, según funcionarios provinciales.
Buenos Aires. Productores de fruta fina de las localidades patagónicas de El Hoyo, Lago Puelo, El Bolsón y Epuyén advirtieron sobre el impacto de la apertura de importaciones, ya que a cinco meses del inicio de la cosecha más de 150.000 kilos aún están en cámaras de frío.
Las PyMEs locales se encuentran imposibilitadas de competir con la mercadería de origen chileno, que ingresa al país a un menor costo e idéntica calidad, según funcionarios provinciales.
"Muchas dulceras están comprando containers directamente a Chile, que llegan a valores 20% más bajos de lo que lo tenemos nosotros aquí”, dijo a Télam, Carlos Rey, secretario de Gobierno de El Hoyo.
La actividad es muy importante y sello distintivo de las localidades de la Comarca del paralelo 42, donde la principal superficie de cultivo está dedicada a las frambuesas, frutillas, cerezas, grosellas, guindas, moras, boysenberries, corintos, cassis y arándanos, mientras entre las silvestres sobresalen la rosa mosqueta, el sauco y el maqui.
En los últimos meses cayó mucho la demanda de fruta por parte de las dulcerías locales y disminuyó la demanda en el mercado interno.
Rey mencionó el impacto de los altos costos de mantenimiento de la fruta en las cámaras de frío y alertó sobre la necesidad de que la producción se venda, ante la próxima temporada de cosecha.
“Estamos evaluando diferentes propuestas: subsidiar parte del precio por kilo de fruta para equiparar el precio; una reducción impositiva para los cosecheros; o la compra de dulces para escuelas y comedores", detalló el funcionario.
Insistió en que “la liberación comercial está afectando seriamente a los productores rurales de Chubut”.
La fruta que se produce en la Comarca Andina tiene como destino la industrialización, no se utiliza excedente ni descarte para la elaboración y todos los productos se elaboran sin aditivos ni conservantes químicos.
Se elaboran así dulces, mermeladas, jaleas y confituras, conservas de frutas finas, licores, aguardientes y salsas dulces y agridulces.
Sobre unas 220 hectáreas implantadas en la Comarca, la inversión en los cultivos ronda los 77 millones de pesos y 154 millones en estructuras fijas de producción, para una producción anual superior a 1,3 toneladas.
En El Bolsón unas 40 hectáreas están destinadas a las distintas especies de frutas, de las cuales 18 son de cultivo orgánico certificado y el resto convencionales u orgánicos sin certificación.
Otras 24 hectáreas, el 60% de las frutas finas plantadas, corresponden a frambuesa, mientras la cereza es el segundo cultivo en superficie, con 5,5 hectáreas y el 6% del área total de El Bolsón.
La superficie orgánica está en manos de dos productores en el Camino de los Nogales y el resto se reparte en unos 30 productores, desde El Manso hasta El Bolsón.
“Hubo exportación y algo se ha colocado este año como fruta congelada individual orgánica certificada”, afirmó Eduardo Martínez, de la Dirección de Agricultura del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Río Negro.
Según el funcionario, “parecía que la situación mejoraba después de la devaluación, pero el valor del dólar ofrecido no es rentable para el productor. Por ahora solo un operador actúa como comercializador de fruta orgánica hacia Estados Unidos”, explicó.
Jorge Levy, delegado regional de la cartera agrícola rionegrina, precisó que "la Comarca tiene una superficie implantada que es aproximadamente el 1% de la de Chile”.
“Nuestra producción no llega a satisfacer la demanda del mercado interno, por lo que, con alguna ventaja en el tipo de cambio o restricción a la importación de fruta, el sector podría continuar desenvolviéndose sin mayores problemas", concluyó Levy.