Avon se transformó a principios de este año en una empresa exclusivamente internacional tras vender sus acciones domésticas a Cerberus Capital Partners, lo que le permitió mantenerse a flote y retrasar su eventual quiebra.
Dentro de los próximos doce meses la transnacional de cosméticos Avon podría declararse en bancarrota. Esto, tras registrar un flujo de caja negativo en sus operaciones y una serie de percances que han afectado el desempeño de la empresa.
Cabe recordar que a principios de este año, Avon se transformó en una empresa exclusivamente internacional tras vender sus acciones domésticas a Cerberus Capital Partners, lo que le permitió mantenerse a flote y retrasar su eventual quiebra.
No obstante, según consigna el sitio especializado Seeking Alpha, la deuda de la organización llega a más de US$2,1 mil millones a largo plazo, además de contar con un patrimonio neto negativo y un modelo de negocios que aún busca actualizarse, sin éxito.
Cerberus adquirió las operaciones domésticas de Avon durante el primer trimestre de este año por US$335 millones de su serie C convertibles en acciones preferentes.
Lo anterior asentó un escenario de operaciones arriesgado para Avon, que ahora cuenta con operaciones en moneda local pero con una deuda a largo plazo en dólares, dejando a Cerberus con una participación del 17% en la empresa.