Son dos de las tres economías más grandes de Latinoamérica, pero el nivel del crédito y de gente con acceso a servicios bancarios en Argentina y México se encuentra en pañales frente al resto de la región.
Son dos de las tres economías más grandes de Latinoamérica, pero el nivel del crédito y de gente con acceso a servicios bancarios en Argentina y México se encuentra en pañales frente al resto de la región.
Algunos creen que la semilla del problema fue sembrada tras las crisis que vivieron los países en la década de 1990 y que llevaron a reconstruir el sector descuidando el nivel de concentración de los bancos, que se enfocaron durante mucho tiempo en los grandes clientes.
Hoy, el monto de préstamos de bancos comerciales en Argentina equivale el 12% del Producto Interno Bruto (PIB) y el de México a casi el 16,6%, según cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI). La cifra es mucho menor al 73,5% de Chile.
"Ha habido una alta concentración del sistema bancario, tanto en México como en Argentina", dijo Alfredo Coutiño, economista jefe para Latinoamérica de Moodys.com, asegurando que los grandes bancos se enfocaron en las corporaciones, los clientes industriales, y descuidaron al pequeño ahorrista.
La crisis del Tequila en 1994 golpeó duro al sistema bancario de México, la segunda mayor economía de la región, y generó olas para toda Latinoamérica. En ese entonces la falta de reservas, una débil regulación bancaria y la devaluación del peso dispararon las tasas de interés.
Muchos mexicanos perdieron sus casas y sus negocios al no poder costear los siderales intereses de hipotecas y préstamos. Las autoridades salieron al rescate del sistema bancario con US$100.000 millones.
Pero hoy las cosas son distintas. México, como casi todo el resto de la región cuenta con sólidas finanzas públicas, cuantiosas reservas, más y mejores regulaciones y va en camino de un crecimiento sostenido, en medio del auge de las materias primas que ha traído una era dorada para la región.
Con todo eso, México aún no logra sumar a buena parte de los mexicanos al sistema bancario y tiene como proporción del PIB una pobre recaudación tributaria comparado con países como Argentina o Brasil, en parte por su inmensa economía informal.
"México es con Argentina el país más sub bancarizado de la región, sobre todo cuando uno lo compara con algunos con el nivel de desarrollo, cuando uno los compara con Chile y Brasil", dijo Alejandro Valenzuela, director general del banco Banorte, el tercero más grande de México por cartera.
"No hemos recuperado ni remotamente la penetración financiera que teníamos antes de la crisis de 1995", dijo Valenzuela la semana pasada en el Foro de Reuters sobre Inversión en América Latina.
Recuperando la confianza. En Argentina -la tercera economía de la región- el sector financiero apenas empieza a recuperar su prestigio y volumen de negocios, luego de que una década atrás el país cayera en cesación y confiscara depósitos de ahorristas.
Acostumbrados a las crisis cíclicas, los argentinos en décadas pasadas han retirado depósitos generando corridas bancarias y poniendo en la cuerda floja al sistema bancario.
Pero hoy el leve endeudamiento de las familias argentinas ha llevado a algunos bancos a proyectar un sólido crecimiento en los préstamos, como Banco Macro, que espera un incremento del 40% en su cartera crediticia este año.
Solamente el 62% de los argentinos mayores de edad cuentan con depósitos en bancos comerciales.
Lo que no ayuda es que Argentina cuenta con 37 cajeros automáticos y 13 sucursales bancarias por cada 100.000 adultos, frente a países como su vecino Brasil, que tiene una cantidad similar de sucursales pero casi 116 cajeros por 100.000 adultos, según las estadísticas del FMI.
"El nivel de crédito en Argentina está muy bajo, equivale al 13% del PIB frente a países de la región que están en el orden del 50%. Hay mucho para hacer", dijo Jorge Brito, presidente del Banco Macro, la segunda mayor entidad financiera privada de capital argentino.
Banco Macro, que tiene depósitos por 18.000 millones de pesos (US$4.330 millones), tiene planes de abrir 32 nuevas sucursales para llegar a 450 en todo el país.
Banco en un celular. Ahora México y Argentina están viendo una posible solución a su problema: servicios de banca por el teléfono móvil.
Esta nueva modalidad permitiría hacer pagos, transferencias y reducir costos, algo que podría incrementar mucho el acceso a los servicios bancarios, sobre todo teniendo en cuenta que 9 de cada 10 mexicanos y todos los argentinos tienen un celular.
El presidente del regulador del sector bancario mexicano, Guillermo Babatz, dijo a Reuters que antes de que acabe este año México podría tener productos de este tipo en el mercado.
Y aseguró que las telefónicas celulares que operan en México, lideradas por América Móvil, ya están en conversaciones con varios bancos.
En Latinoamérica hay de 3 a 4 clientes celulares por cada cuenta bancaria, de acuerdo con el director de Finanzas de América Móvil, Carlos García Moreno, cuya empresa tiene operaciones en 18 países del continente.
"Esto es algo que se va a desarrollar en todos lados (...), el sólo hecho de que haya tantísima gente que tiene un teléfono móvil lo hace el medio ideal para muchas aplicaciones, esta es una de ellas", dijo el ejecutivo en el Foro de Reuters.
En Argentina los bancos grandes como el Santander Río, Citi, HSBC lanzaron sus aplicaciones para dispositivos móviles por medio de las cuales se pueden pagar impuestos, servicios y tarjetas de crédito, hacer transferencias a otros bancos y hasta en algunos casos poner dinero a plazo fijo.
Otros como BBVA Banco Francés lo hacen a través de mensajes de texto cortos (SMS).
"Así como el móvil nos permitió dejar atrás rezagos que había en cuanto a servicio de voz, ahora nos va a permitir dejar atrás rezagos en cuanto a datos y eventualmente en cuanto a banca", dijo García Moreno, cuya empresa opera la celular Claro, que tiene un 35% del mercado argentino.
Para el analista de Moody's, lo que realmente ayudaría a subir el nivel de penetración de los servicios bancarios en Argentina y México es una mayor competencia en banca regional y banca local, que se enfoque en los pequeños ahorristas.