Con US$ 243.000 millones en activos tóxicos en sus balances, la banca española podría ser el gran dolor de cabeza para el nuevo gobierno.
Difícil, complicado e incierto. Así se presenta el panorama para la banca española de cara a 2012. El severo escenario de desaceleración económica de la eurozona, que implica un menor crecimiento del crédito y una extensión en la subida de la morosidad, anticipa un contexto de por sí difícil para las entidades bancarias ibéricas. A esto se suma la elevada tasa de paro que azota a España, por encima del 20%, que también contribuye a la debilidad del negocio debido a la contracción del crédito.
Y ésa es sólo la parte “fácil” de los problemas.
El desafío mayor y más inmediato que deberán afrontar es plantar cara al saneamiento, en sus balances, de los activos inmobiliarios tóxicos, los que representan nada menos que 176.000 millones de euros (US$ 243.000 millones), casi todos esqueletos de concreto de la burbuja inmobiliaria.
Lamentablemente, se ha esperado demasiado tiempo y las opciones que se presentan son todas, o malas o imposibles.
La expectativa es que el nuevo gobierno en manos del Partido Popular (PP), elegido en las urnas en noviembre, ponga la búsqueda de soluciones en el tope de sus prioridades. De hecho, los hombres de Mariano Rajoy reconocieron entre las medidas preliminares de su programa electoral el objetivo de “limpiar” de los balances de los bancos y cajas los activos inmobiliarios problemáticos que han ido acumulando con la ejecución de hipotecas impagadas durante la crisis. Ya que, en muchos casos, es exhibida en sus balances con valores ficticios que poco tienen que ver con los montos reales que se conseguirían por éstos una vez puestos en el mercado. El programa dice, textualmente, que “culminará el saneamiento y la reestructuración del sistema financiero” para lo cual facilitará “la gestión” del “patrimonio dañado” de la banca.
“Sin duda el futuro del sector financiero pasará por una etapa de reestructuración y fusiones como alternativa frente al quiebre”, desliza Rafael Pampillón, experto en banca del Instituto de Empresa en Madrid (IE). Las entidades “seguirán sin prestar dinero”, dice Nuria Álvarez, analista de banca de Renta 4. Otro riesgo lo suponen los vencimientos, que con los mercados cerrados obliga a los bancos a seguir vías alternativas para financiar su pasivo, que se afronta “por medio del desapalancamiento (con toma de menos crédito) o por la captación de depósitos. En ambos casos, supondrán una merma de los ingresos en general. Lo que torna difícil el panorama para la entidades financieras españolas”, explica Mario Lodos, analista de banca del Grupo Sabadell.
Durante estos días, algunos bancos ya han comenzado a trabajar para soltar sus activos inmobiliarios fallidos, con el objetivo de sanear sus balances e incrementar sus niveles de liquidez. El Santander ha puesto a la venta un 7,8% de su filial chilena para fortalecer su capital, debido al requerimiento de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, según sus siglas en inglés). La filial chilena del grupo de Botín es el mayor banco del país andino. Y el Banco de Valencia –que recibirá una inyección de capital de 1.000 millones de euros del Banco de España y una de la línea de liquidez de 2.000 millones para garantizar su viabilidad– se sumó a las seis entidades financieras que han recibido ayuda pública: Caja Castilla-La Mancha, CajaSur, CAM, NocaCaixaGalicia, Catalunya Caixa y Unnim. Todas a través de los fondos del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).
En este tema el PP podría intentar una estrategia distinta a la llevada a cabo hasta ahora. Cristóbal Montoro, hombre cercano a Rajoy, ha deslizado en diversas oportunidades la posibilidad de la creación de un “banco malo”, una entidad que absorba los activos tóxicos inmobiliarios de los bancos, financiado con dinero público a cargo de los contribuyentes.
“Al tema del banco malo lo han puesto sobre la mesa los banqueros, porque a los que les interesa la creación de uno es a los gestores de las entidades financieras, dado que para ellos supondría desprenderse de unos activos que les obligan a hacer provisiones por porcentajes elevados del valor de esos activos tal y como los tienen en sus libros. Si ellos consiguen sacar esos activos de sus balances, qué duda cabe que quedarían saneados”, explica José Antonio García Rubio, responsable de Trabajo y Economía de Izquierda Unida (IU). “Nosotros nos opondremos, puesto que lo terminaremos pagando todos los contribuyentes, con el dinero público, como ha pasado en Argentina con la pesificación, aunque difieran algunos elementos de contexto”, agrega.
Para Mario Lodos, analista de banca del Grupo Sabadell, el PP plantea dentro de sus objetivos políticos finalizar la reestructuración del sector bancario aunque cree que “será comedido” y en relación al “banco malo”, indica que “este esfuerzo estaría enfocado en las cajas intervenidas por el FROB, donde el interés del contribuyente es mayor, dado que con la cantidad de restricciones regulatorias que afronta el sector, posiblemente tendría un impacto más negativo que positivo”.
Alberto Recarte, economista y ex asesor del PP entre 1992 y 1996, asegura que “ya es tarde para hacer un banco malo”. El problema, dice, es que no está claro cómo podrían traspasarse a un banco de esas características esos activos problemáticos, hoy presentes en los activos de todas las entidades financieras. del país Y ¿a qué precio?, se pregunta. Porque, “si no hay mercado para los activos inmobiliarios, viviendas u oficinas en construcción o ya terminados; no hay mercados transparentes en los cuales se pueda fijar un precio, y por lo tanto se darían transacciones a precios arbitrarios en los cuales las posibilidades de corrupción son muy elevadas”.
1959 otra vez. No se trata de un tema moral. Se necesitan medidas para que vuelva a normalizarse el crédito y evitar la recesión. Para Recarte, se vive la situación “más grave desde el año `59” y la economía española está entrando en recesión no tanto por las medidas de ajuste fiscal, como por la ausencia de crédito en la economía”. Los problemas tanto de liquidez como de solvencia de la banca española son para el experto los que “están ahogando el crecimiento español y es posible que nos conduzcan a una recesión muy profunda y si esa recesión se produce y es muy profunda escalaría a más del 2% del PIB y podríamos entrar en un círculo vicioso de cada vez más recesión, y menos ingresos públicos y más déficit”.
García Rubio, de IU, cree que una alternativa viable al banco malo recaería en una deuda mutualizada. Para ello el BCE debería emitir bonos europeos que luego adscriba a deuda de cada país. en otras palabras, mutualizar las primas de riesgo y que su prima de riesgo fuera la media resultante de los países que formarán parte del proyecto. “Pero Alemania y Francia no quieren, porque ellos están ahora emitiendo deuda a 1,78% de interés y eso les llevaría a sus necesidades de financiación a retribuirla al 3 o 3,5%”. Por su parte, Recarte, cree que una alternativa lógica de un banco malo, sería repetir la operación que hicieron el Tesoro y la Reserva Federal con la banca norteamericana en 2008.
El Tesoro español debería entrar en la banca tomando participaciones en todas y cada una de las entidades financieras hasta que esa entrada permitiera sanear y reconocer esas pérdidas implícitas en todos los balances y a partir de allí esos activos malos podrían salir del balance de las entidades no ya a un banco malo, sino al mercado a un precio que dicte el mismo.
¿Estará dispuesto Mariano Rajoy, hombre de calmas, a luchar por tomar estos riesgos a alta velocidad? Pronto lo sabremos.