Un informe del Emisor, José Darío Uribe, concluye que la institución perdió importancia en la compra y venta de oro ya que los productores dejaron de vendérselo.
Desde 1991, año en el que se liberalizó el mercado del oro en Colombia -el cual en algunos períodos estuvo en manos del Banco de la República-, el papel del Emisor en la compra y venta del metal comenzó a perder su importancia ya que los mineros e intermediarios del país dejaron de vendérselo para pasar a exportarlo. Esta es una tendencia que se ha acentuado en los últimos cinco años en medio de una coyuntura de elevados precios. A esta conclusión, llegó el gerente general del Emisor, José Darío Uribe, en un informe de su autoría titulado El mercado del oro en Colombia.
Uribe sostiene en el documento que “las comercializadoras internacionales se han convertido en una pieza clave y en instrumento para la formalización del mercado del oro en Colombia” y agrega que a medida que al Emisor dejaron de venderle oro en los últimos 23 años, las existencias disponibles para la venta cayeron (en 1991, le vendían 34,5 toneladas que representaban el 99% de la producción nacional).
Asimismo, dice el documento, en los últimos cinco años las enajenaciones que hizo el banco central fueron realizadas sólo al sector de la joyería (medianas y grandes empresas). Tan sólo entre 2008 y 2012, salió de las bóvedas al mercado un promedio de 43 kilos de oro (en 2013 sólo fueron 13 kilogramos los registrados).
El gerente argumenta en el documento que al banco dejaron de venderle oro en parte por razones comerciales. Una de ellas es que algunos intermediarios ofrecen a los mineros pagos anticipados. La segunda, radica en que “el Banco cumple estrictamente la normatividad tributaria y de prevención del riesgo y control de lavado de activos y reporta a las autoridades competentes las operaciones de compra de oro efectuadas, formalismos que algunos mineros e intermediarios parece que prefieren evitar”.
A lo anterior, dice el informe, se suma el hecho de que el precio del oro en el mercado mundial entre 2007 y 2012 se disparó 189% ya que funcionó como refugio ante la crisis financiera. Asimismo, calcula Uribe, durante ese lapso la producción nacional de oro reportada creció 327%, llegando a las 66 toneladas.
En este momento, agrega el documento del Banco de la República, cerca del 89% de la producción nacional de oro anual está siendo aportada por la pequeña y mediana minería, mientras que un 10,7% corresponde a dos grandes compañías de minería. Entretanto, estima Uribe, el país demanda al año aproximadamente una tonelada del metal, “de la cual la industria joyera demanda 760 kilogramos y el resto se destina a usos industriales”.
“El precio del oro, desde la época en la que el Banco dejó de comprar, ha aumentado una barbaridad. Si uno se pregunta por qué dejaron de comprar, lo que sucede es que el Emisor está adquiriendo otros activos. No está entre las prioridades comprar este metal”, comentó el exdirector del Banco Central del Perú, César Ferrari, docente de la Universidad Javeriana.
A diferencia de hace unas cuantas décadas, agrega el experto, el Banco está concentrado en el exceso de dólares que hay en el mercado colombiano. “No hay exceso de oro. El banco compra dólares, aunque su rendimiento sea menor. Hay otra razón de política económica y es mantener la tasa de cambio (dólar). Antiguamente no se veía el exceso de divisas que hay ahora”, agregó Ferrari quien opinó que el Emisor nunca adquiere la cantidad de dólares suficiente.
“Una discusión grande que dio el Banco de la República es si se debía tener oro en sus reservas. Se mostraron modelos que señalaban que ya no era este metal un buen activo dentro del portafolio”, explicó una fuente cercana al Banco que pidió no ser citada.
Agrega que los cálculos vistos “enseñaban que pagar la deuda externa en oro estaba ligado a mucha volatilidad en los precios del metal. Casi todos los bancos centrales del mundo se han movido a dólares. En el caso colombiano, un 90% del portafolio está en dólares, mientras que el oro es el 3% del total”.
La fuente concluyó que para el Emisor resultaba complicado saber si a quien le compraba el oro, era confiable. Por ello, comenzó a dejar atrás el negocio dorado por considerarlo complicado.