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Brasil acude a pequeños agricultores para potenciar los biocombustibles
Sábado, Agosto 28, 2010 - 11:17

El gobierno de Brasil espera que apoyar a pequeños agricultores lo ayude a evitar problemas asociados con su sector del etanol, que incluye la creciente concentración en manos de grandes empresas y condiciones laborales notablemente malas, que han sido motivo de la condena internacional.

Getulio Vargas, Brasil. Con el negocio de losbiocombustibles dominado por grandes corporaciones, Brasil ahora buscaampliar la actividad para incluir a agricultores como Lucas Scariot,quien gana alrededor de US$10.000 al año vendiendo granos.

Enlos últimos tres años, Scariot ha vendido granos de soja a un precioelevado respecto de los del mercado a compañías productoras debiocombustibles, bajo un programa del gobierno que busca dar apoyo apequeñas parcelas y crear empleo en el campo, disminuyendo a la vez lasimportaciones de combustible.

Este año, Scariotplantó canola por primera vez en un campo que usualmente deja enbarbecho en el invierno, diversificando la base agrícola dependiente dela soja soja en la región y proporcionando una nueva materia prima parala producción local de biocombustibles.

"Es buenopara los agricultores porque da un valor agregado a nuestros cultivos",dijo Scariot, un agricultor de 22 años y estudiante de agronomía quejunto a su padre trabaja 20 hectáreas de tierras verdes y accidentadasen el estado más septentrional de Brasil, Rio Grande do Sul.

"Yahora tenemos incentivos para nuevos cultivos, porque la gente siemprehabla de la soja, la soja, la soja. No podemos depender de eso", dijoScariot, quien en su además cría cerdos y pollos en su terreno.

Elprograma está pensado para fomentar la producción de biocombustibles,que puede ser usado en vehículos pesados como camiones, y reducir lasimportaciones de diésel del modo en que el programa de etanol de hace30 años disminuyó el uso de gasolina para motores.

El gobierno de Brasil espera que apoyar a pequeños agricultores lo ayude aevitar problemas asociados con su sector del etanol, que incluye lacreciente concentración en manos de grandes empresas y condicioneslaborales notablemente malas, que han sido motivo de la condenainternacional.

Pero el esfuerzo por usar nuevasmaterias primas, incluyendo cultivos no probados como plantas desemillas de ricino, generaron críticas de que se están volcandomillones de dólares en la producción de biocombustibles ineficientes,que mayormente benefician a unos pocos.

Pequeños terrenos. Elprograma ofrece deducciones impositivas a los 30 productores debiocombustibles que participan y los ayuda a obtener mejores acuerdosde financiación.

En el 2009, esas compañíasadquirieron materias primas de unos 51.000 pequeños agricultores, unacifra que tiene previsto llegar a 100.000 para fin de este año.

Esosbeneficios atrajeron a Oleoplan, un productor de biocombustibles concerca de 800 millones de reales en ventas anuales, que ahora compra másde un tercio de su materia prima a pequeños agricultores como Scariot.

"Losresultados han sido fantásticos", dijo el director de Oleoplan DomingosCostella en las oficinas centrales de la compañía, donde un laberintode maquinarias -envueltas en olor a soja- trituran cientos de toneladasdel cultivo, extraen sus aceites y los mezclan con otros químicos paracrear el combustible.

"Esta es una forma de asegurar más materia prima, teniendo en mente a la vez a los pequeños agricultores", agregó.

Lacompañía planea casi duplicar la producción de combustible para el añoque viene, en parte debido al abastecimiento adicional.

Comoparte del arreglo, Oleoplan provee a los agricultores o cooperativasagrícolas de asistencia técnica para ayudarlos a elevar el rendimientode sus cultivos y hacer un uso más eficiente del fertilizante.

Brasilcomenzó la producción de biocombustibles en el 2005 y se espera que enel 2010 produzca 2.400 millones de litros. Este año comenzó a exigirque todo el diesel fósil se venda mezclado con biocombustibles en unmínimo de 5%.

Quienes apoyan elbiocombustible dicen que elevar ese índice disminuiría las emisiones decarbono y reduciría las importaciones de diésel y combustiblesdestilados de la estatal Petrobras, que el año pasado llegaron a 78.000barriles por día, más de 10% de su producción.

En sus refinerías de petróleo, Petrobras encontró nuevas formas de refinar aceites de base vegetal junto con diésel.

Sibien el programa de etanol del país cosechó elogios, también fue blancode críticas que dicen que contribuye a elevar los precios de losalimentos y que hace uso de mano de obra cuasi esclava. Las autoridadesniegan la primera acusación, pero reconocen la segunda.

Elaño pasado, el gobierno incluyó a Cosan, el mayor grupo de azúcar yetanol del mundo, en una lista de compañías que someten a sustrabajadores a condiciones de explotación, aunque lo removiórápidamente.

"Podemos crear mejores trabajos quelos del sector del etanol y con el biodiesel esos trabajos pueden ir afamilias de los agricultores", dijo Arnoldo de Campos, coordinador delprograma para el Ministerio de agricultura y Desarrollo.

¿Cultivos maravilla? Lacampaña encara a furiosas críticas por caer en la trampa común de lainnovación de los biocombustibles: apostar por cultivos con una promesaenergética exagerada que en última instancia no alcanza.

Elprograma reclutó a miles de agricultores para cultivar plantas desemillas de ricino, que según sus defensores producen grandescantidades de aceite y crecen en suelos degradados con poca agua.

Peroninguno de los productores que participa del programa ha sido capaz deproducir biocombustibles comerciales a partir del cultivo. Críticosdicen que esto se debe a que los costos de producción y el rendimientoson demasiado elevados para justificar su uso en combustible.

Enconsecuencia, el mayor fabricante de biocombustibles de Brasil tuvo quecerrar dos plantas en el noreste tras meses de apoyar el cultivo desemillas de ricino, provocando el enojo generalizado entre losagricultores.

"Advertimos al gobierno sobre losproblemas técnicos asociados con convertir semillas de ricino enbiocombustibles, pero los políticos no quisieron escuchar", dijo MiguelDabdoub, un profesor de química de la Universidad de Sao Paulo, quienayudó en el desarrollo de biocombustibles en Brasil.

Autores

Reuters