Un aumento de la morosidad durante el primer semestre ha encendido las luces de alerta. Expertos insisten en que la situación se revertirá, y el gobierno ha lanzado una batería de medidas para bajar las tasas de interés.
El estudio Felsberg Abogados es uno de los mayores de Brasil en el área de derecho empresarial. Un verdadero termómetro económico del país. Thomas Felsberg, su fundador, viene observando desde julio una señal inquietante: el aumento sostenido de consultas de empresas con problemas de endeudamiento.
Felsberg las caracteriza como “empresas pequeñas, medianas, grandes y muy grandes que están con dificultades y quieren intentar la renegociación con los acreedores”. El sector más sensible hasta ahora, relata el abogado, es el de plantas de azúcar y alcohol, debido a la caída en los precios de las materias primas.
El Fondo Monetario Internacional divulgó en julio un informe titulado Brasil: Análisis de la Estabilidad del Sistema Financiero, donde se advierte acerca de los riesgos externos y domésticos. “La expansión acelerada del crédito en los últimos años apoyó el crecimiento de la economía interna y el aumento de la inclusión financiera, pero esa expansión también puede generar vulnerabilidades”, se lee en uno de sus capítulos.
¿Qué tan grave es la situación? Datos de la consultora Serasa Experian muestran que, durante los siete primeros meses del año, el número de los cheques sin fondos aumentó un 11,4% y los títulos protestados, en un 6,8%, en comparación con el mismo lapso del año anterior.
Pero el presidente de Serasa Experian en Brasil, Ricardo Loureiro, le resta importancia y afirma que el estudio del FMI llegó tarde.
“Ya tuvimos una situación peor de morosidad en el pasado. Registramos una morosidad creciente en el primer semestre, pero en julio eso se revirtió”, afirma. Según el ejecutivo, “esto no es una burbuja, como la que vimos afuera, basada en la sobrevalorización de cosas que no existían”.
Rodrigo Zeidan, profesor de economía y finanzas de la Fundación Dom Cabral, coincide: “La relación entre crédito y PIB todavía es muy baja”, dice.
A la defensiva. Sin embargo, el informe del FMI especifica que las familias brasileñas están destinando un 23% de sus ingresos a servir deudas, una proporción alta en comparación con el resto de la región.
El servicio de la deuda durante un ciclo económico a la baja “podría llevar a algunos hogares a un estrés financiero. Más aún, las tendencias recientes de crédito y morosidad sugieren que algunos hogares ya están en esta situación”, agrega el informe.
Marcial Portela, presidente de Santander Brasil, ya lo reconoció recientemente en conferencia de prensa: “La morosidad en los últimos cuatro trimestres se ha situado en un nivel más elevado de lo que debería estar en situación de normalidad”.
La respuesta de bancos como Bradesco, HBSC o la Caja Económica Federal (CEF) ha sido la mezcla de aumento de provisiones y condiciones más estrictas de cobranza y evaluación crediticia de sus clientes.
Luiz Carlos Trabuco, presidente de Bradesco, reconoció un aumento de la morosidad, pero señaló que el problema está bajo control mediante “una política prudente de provisiones en las carteras de crédito y de capital”.
Alfeu Alves Pinto, socio del estudio Boccuzzi Abogados Asociados, advierte que la vía judicial y la mano dura resultan poco recomendables. “En menos de seis meses no es posible hacer nada. Entonces, el mejor camino para los bancos es intentar un acuerdo”, afirma.
Uno de los que han optado por propiciar la renegociación es la Compañía Hipotecaria Brasileña (CHB), con fuerte presencia en el Noreste y especializada en créditos inmobiliarios. “Uno de los caminos ha sido el refinanciamiento de la deuda con tasas más bajas y un valor menor en las cuotas”, cuenta su director comercial, Nelson Campos.
Otros esperan medidas que estimulen la competencia y permitan una baja en las tasas de interés. “Fomentar las cooperativas de crédito puede ser una alternativa”, sugiereJosé Roberto Romeu Roque, presidente de la recuperadora de créditos Audac, con sede en São Paulo, y a la que llegan, principalmente, consumidores que quedaron atrapados con las compras en cuotas de la tarjeta de crédito: personas que llegan a tener hasta seis tarjetas a su nombre.
Roque es de los que piensan que alargar los plazos es fundamental para que el consumidor obtenga más recursos y comprometa menos su renta. “Sin crédito, el endeudado no tiene cómo salir de la angustia”, explica.
Pensar positivo. El problema de las tasas de interés es histórico en Brasil, que sigue exhibiendo las más altas dentro del contexto latinoamericano. Según cifras del Banco Mundial, en 2011 la tasa de interés real ascendió a un 34,5%, casi tres veces que el 13,4% de Perú, la segunda más alta de la región.
Un estudio del FMI concluyó que la diferencia entre las tasas brasileñas y las de otros países emergentes “ha ido disminuyendo con el tiempo debido a la menor inflación, una mejor situación fiscal y la credibilidad del régimen de objetivos de inflación”. Con todo, la variable crítica sigue siendo la falta de ahorro interno. “Aumentar el ahorro a los niveles de México reduciría la diferencia promedio de tasas en un 50% con otros países emergentes con metas de inflación”, concluye el estudio, preparado por Alex Segura-Ubiergo.
La buena noticia es que el Banco Central empezó en agosto del año pasado a rebajar su tasa rectora hasta dejarla en un mínimo histórico (8,5%). El gobierno ha adoptado una serie de medidas para facilitar la baja de tasas, como modificar las reglas del interés pagado por las libretas de ahorro de la Caixa Econômica Federal. Ahora el instrumento pagará a los ahorrantes una fracción de la tasa rectora del banco central. “Mi expectativa es que los bancos, al captar ahorros a un menor costo, podrán liberar créditos también a costos menores”, dijo el ministro de Hacienda, Guido Mantega , en conferencia de prensa.
“El gobierno usó los bancos públicos para forzar la caída de los intereses, lo que ha surtido efecto en el mercado”, dice Ricardo Balistiero, profesor del Instituto Mauá, agregando entre las medidas positivas de Hacienda la posibilidad de traspasar la deuda de un banco a otro, con lo que los deudores pueden acceder a mejores condiciones.
Pese a que banqueros y analistas repiten que los números de julio se revertirán en los próximos meses, algunos, como el economista Adriano Lopes, de Itaú Unibanco, prefieren esperar. “Necesitamos más información para afirmar el fin del ciclo de alta en las tasas de morosidad”, señala.
Otros siguen en la veta del optimismo. Como Dorival Dourado, presidente del bureau de crédito Boa Vista Servicios, para quien el año cerrará con una menor morosidad. “El país vive la situación del pleno empleo y la conciencia sobre el uso del crédito es cada vez mayor”, afirma. “La clase media va a continuar en el paraíso”.