Los profesionales del sector son disputados en las universidades por las empresas incluso antes de concluir sus estudios, transforman en riqueza las promesas del presal, uno de los yacimientos más grandes del planeta atrapado bajo una capa kilométrica de sal, a unos 8.000 metros de profundidad.
Tras la liberalización de la producción del petróleo en la década de los 90 y el descubrimiento de las reservas del presal en los últimos años, Brasil enfrenta el reto de formar en los próximos tres años a 212.000 ingenieros especializados en el sector.
Los ingenieros del petróleo, quienes son disputados en las universidades por las empresas incluso antes de concluir sus estudios, transforman en riqueza las promesas del presal, uno de los yacimientos más grandes del planeta atrapado bajo una capa kilométrica de sal, a unos 8.000 metros de profundidad de la superficie del agua.
Interpretar datos geológicos, calcular el tamaño de las reservas, operar y mantener los equipos de perforación, son algunas de las responsabilidades a cargo de Thiago Mendes, ingeniero de 27 años, quien trabaja en una empresa estadounidense.
"Es una presión psicológica enorme, pero merece la pena", declaró el joven ingeniero a Xinhua.
Mendes dijo estar acostumbrado a la vida en altamar, a 150 kilómetros de la costa, donde duerme en cuartos colectivos y se concentra en tareas de riesgo.
"La plataforma es mi segunda casa, las más nuevas tienen internet y son muy cómodas, me siento como en un crucero", señaló en tono de broma.
Además de mostrarse apasionado por su trabajo, el petróleo le ha permitido crecer económicamente en un abrir y cerrar de ojos. Su sueldo es de casi 10.000 reales al mes (unos US$4.900).
Luis Gonzalves, formado en ingeniería electrónica, vio a una de sus mejores amigas conseguir un buen trabajo en la industria petrolera y decidió especializarse en esta área.
"Mientras preparaba la tesis recibí cinco propuestas de trabajo en un año, todas de alto nivel, pero las rechacé porque pensé que podría conseguir algo mejor al terminar los estudios", explicó a Xinhua.
En estos momentos los ingenieros del petróleo se encuentran entre las tres profesiones mejor pagadas, con un salario mensual promedio de 10.304 reales (US$5.072), según una investigación de la empresa brasileña de recursos humanos Catho.
"La remuneración de estos profesionales aumentó cerca de 47% en los últimos tres años, ninguna otra especialización dentro de la ingeniería experimentó tal evolución", señaló el director de la investigación de recursos humanos, Marco Soraggi.
Sin embargo, este perfil de trabajadores requiere una formación altamente calificada desde la universidad, tomar cursos de especialización.
Además es necesario el manejo de varios idiomas, sobre todo el dominio del inglés.
"Cuando hablamos de un ingeniero del petróleo, estamos hablando de operaciones en alta mar y hoy una de esas operaciones cuesta un millón de dólares al día. Este sector requiere a un grupo de ingenieros brillantes tomando decisiones sobre esas operaciones", apuntó el gerente en perforaciones de la compañía Queiroz Galvao, Jacques Salies.
Los yacimientos del presal descubiertos en 2006 por la empresa estatal Petrobras se extienden desde la Cuenca de Campos, en la costa norte del estado de Río de Janeiro, hasta el extremo sur del estado.
A 8.000 metros de profundidad descansa un océano de oro negro valorado en 80.000 millones de barriles de petróleo y gas que, según las previsiones, puede dejar a Brasil en la privilegiada sexta posición en la lista de países poseedores de las mayores reservas en el mundo, detrás de Arabia Saudí, Irán, Irak, Kuwait y Emiratos Arabes.
Según los datos de la Organización Nacional del Petróleo (Onip), cuando las reservas del presal estén a pleno rendimiento crearán dos millones de puestos de trabajo nuevos, equivalente a 680 empleos por día en los próximos ocho años.
Con estas cifras el mercado de trabajo en el pre sal suena a la nueva tierra prometida para la mano de obra brasileña.
En el camino, la industria petrolífera ha de resolver grandes retos para que las expectativas se cumplan.
Los analistas más cautelosos tienen fresco el recuerdo de las expectativas creadas con la industria naval en los años 70.
"La demanda interna fue sustituida por los astilleros internacionales, lo cual provocó que los nacionales se precipitaran a la quiebra", explicó el profesor en la Universidad Federal de Río de Janeiro, Segen Estefen.
De todas las barreras que pueden retrasar el desarrollo del presal, la escasez de mano de obra calificada es la más aguda. Lo que mantiene toda esta riqueza descansando bajo el mar a la espera de que Brasil afronte sus grandes desafíos en materia educativa.