El ministro de Minas, Bento Albuquerque, explicó que el Ejecutivo prevé iniciar este año los trabajos en la mina de Engenho, para extraer uranio, a cargo de la estatal Industrias Nucleares de Brasil, aunque la idea es firmar acuerdos con la iniciativa privada.
Río de Janeiro. El Gobierno brasileño quiere retomar la extracción de uranio en el país, suspendida desde hace cinco años, para ampliar su programa nuclear, que actualmente cuenta con apenas dos centrales, según aseguraron fuentes oficiales.
El ministro de Minas y Energía, Bento Albuquerque, explicó al diario O Estado de Sao Paulo que la previsión del Ejecutivo es iniciar este mismo año los trabajos en la mina de Engenho, en el estado de Bahía, para extraer uranio, a cargo de la estatal Industrias Nucleares de Brasil (INB), aunque la idea es firmar acuerdos con la iniciativa privada para explorar el potencial del uranio brasileño.
Actualmente, Brasil tiene la séptima mayor reserva de uranio del mundo, después de Australia, Kazajistán, Canadá, Rusia, Sudáfrica y Nigeria, aunque con apenas una tercera parte del territorio analizado.
El uranio es la materia prima para el combustible utilizado en las centrales nucleares, y su exploración es un monopolio del Gobierno, establecido por la Constitución. Apenas la estatal INB puede extraer uranio en el país.
"Existen algunas alternativas sin necesidad de alteración de la Constitución para que esta actividad minera pueda ser hecha por la INB y otra empresa de capital privado. Sobre el uranio, la INB sería mayoritaria. En la exploración, no solamente hay uranio, puede haber otro mineral y normalmente lo hay", explicó el ministro.
Según él, empresas extranjeras de países como Estados Unidos, Francia, Japón, República de Corea y Rusia ya expresaron su interés en explorar uranio en Brasil.
Actualmente, Brasil cuenta con dos centrales nucleares, Angra 1 y Angra 2, situadas en Angra do Reis, en el litoral del estado de Río de Janeiro (sureste) y está completando la construcción de Angra 3, cuyas obras fueron paralizadas en 2015 por las investigaciones del caso Lava Jato y actualmente se encuentran en el 67% de su conclusión.
El Gobierno brasileño necesita 16.000 millones de reales para finalizar las obras (unos US$4.000 millones), por lo que busca asociaciones con la iniciativa privada para financiar las obras.