El país sudamericano exigió este mes revisar el acuerdo de libre comercio de autos que disparó en 2011 su déficit comercial con la nación azteca a un récord de US$1.170 millones.
Sao Paulo. Brasil quiere zanjar rápidamente una disputa sobre el comercio de autos con México, renegociando un acuerdo que boicotea sus esfuerzos por proteger una industria clave para la recuperación de su economía, declaró la secretaria de Comercio Exterior, Tatiana Prazeres.
Brasil, golpeado por una sostenida apreciación del real, exigió este mes revisar el acuerdo de libre comercio de autos que disparó en el 2011 su déficit comercial con México a un récord de US$1.170 millones.
La demanda crispó las relaciones entre las dos mayores economías de América Latina. Negociadores de ambas naciones discutieron el asunto la semana pasada y acordaron volver a reunirse el 28 y 29 de febrero en Brasilia.
"Queremos llegar a un solución pronto", dijo Prazeres en una entrevista, agregando que el plazo será "breve".
"Nuestra expectativa es que podemos llegar a un acuerdo. El hecho de que haya una reunión ya marcada refleja el compromiso de las dos partes de buscar una solución satisfactoria para ambos lados", añadió.
Pero el optimismo de Prazeres no parece ser compartido por México, que recientemente dejó claro que no está dispuesto a renegociar un acuerdo que favorece a su industria.
Brasil ha sugerido que de no llegar a un acuerdo rompería el pacto que movilizó unos US$2.500 millones en el 2011 y reestablecería los aranceles a los autos mexicanos a partir del 2014.
La revisión del acuerdo se enmarca dentro de los esfuerzos de Brasil por proteger a su poderoso sector automotriz, que ha perdido competitividad por la excesiva apreciación del real y las importaciones baratas.
Las montadoras brasileñas han aprovechado el acuerdo con México para importar vehículos más baratos gracias, en parte, a un alto contenido de piezas fabricadas en Estados Unidos y Asia.
Brasil, uno de los mercados de automóviles más vigorosos del planeta, ha tomado otras medidas proteccionistas, como aumentar un 30% el impuesto a los autos importados para forzar a las montadoras a producir en el país.
"No tiene sentido que nosotros exijamos ciertos requisitos a los productores nacionales si los (autos) importados no precisan cumplir con las mismas exigencias", dijo Prazeres.
"Es necesaria la discusión del marco legal que rige el comercio entre Brasil y México para imprimir mayor equilibrio al acuerdo, sobre todo a la luz del nuevo régimen automotor", añadió.
Prazeres no quiso revelar las propuestas sobre la mesa. Pero funcionarios brasileños hablan por ejemplo de ampliar el acuerdo para incluir vehículos pesados y exigir un mayor porcentaje de piezas de origen mexicano en los autos importados.
La secretaria de Comercio Exterior dijo que Brasil no pretende forzar la renegociación de otros acuerdos comerciales.
"No hay en el radar ningún otro acuerdo para ser revisado", dijo la autoridad agregando que "hay sectores sensibles, sectores especialmente afectados por las importaciones en este momento, pero no hay perspectivas de revisión de otros acuerdos".
Menú argentino. Al mismo tiempo que fuerza la revisión del acuerdo automotriz con México, Brasil está exigiendo explicaciones a Argentina por un nuevo mecanismo de control de exportaciones.
Prazeres dijo que Brasil está "preocupado" por el efecto de las licencias previas de importación impuestas desde el 1 de febrero por Argentina para proteger su superávit comercial y mantener en el país la mayor cantidad de dólares posibles.
"Estamos analizando el impacto sobre las importaciones brasileñas y la compatibilidad jurídica de las prácticas argentinas con las reglas internacionales. A partir de ese análisis vamos a poder determinar cuál es la mejor manera de proceder", dijo la funcionaria brasileña.
"Existen diferentes posibilidades en el menú, pero no quisiera anticiparme", añadió.
La funcionaria dijo que los sectores más expuestos eran el calzado y los textiles, además de la maquinaria agrícola.
La Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo calcula que las restricciones podrían afectar a un 80% de las exportaciones a Argentina, que llegaron a un record de US$22.700 millones en el 2011.
Pero Prazeres dijo que 15 días era poco tiempo para evaluar el impacto de las medidas.
"No trabajamos con un 'deadline' (fecha límite) para Argentina", dijo.