En relación a la calidad de los granos ya recogidos, en ambos casos es buena pese a las adversidades que hubo que afrontar en la campaña 2013/2014.
Las primeras trillas en chacras con cultivos de verano permitieron observar rendimientos buenos en las que tienen sojas, pero no tanto en las que tienen maíces, tanto que en algunos casos los productores del cereal este año tendrán pérdidas en ese rubro.
En relación a la calidad de los granos ya recogidos, en ambos casos es buena pese a las adversidades que hubo que afrontar en la campaña 2013/2014, de acuerdo a una serie de consultas realizadas por El Observador.
Germán Bremermann, integrante del Comité de Dirección de Barraca Jorge W. Erro SA, indicó que en el caso del maíz los clientes de la empresa han cosechado ya gran parte del área del cultivo de primera, “con rendimientos bastante bajos comparados con los del año pasado, tuvimos chacras que dieron desde 2.500 a 3.000 kilos por ha, que fueron rendimientos realmente muy magros, muy bajos, a otras situaciones con mejor suelo y con mejor régimen hídrico donde se llegó a obtener de 5.000 a 5.500 kilos por ha, pero la gran mayoría anduvo de 3.000 a 4.000 kilos”.
Señaló que se trata de chacras de clientes que producen en Colonia, Soriano y Río Negro, principalmente, quienes remiten el grano a Barraca Erro, que lo acondiciona y exporta.
En cuanto a la calidad, “por ahora no hemos tenido problemas”, expresó.
Volviendo al tema de los rendimientos, según estableció el ingeniero agrónomo Bremermann los 3.000 a 4.000 kilos en maíces de primera “deja a los productores con números que cierran muy negativos, pierden bastante dinero”.
En el caso de la soja, en este caso advirtió que habrá datos más concretos en la próxima semana, dado que los clientes de la empresa recién están iniciando la cosecha, “pero tenemos algunos datos puntuales del Norte, de zonas de Salto y Paysandú, donde comenzó la cosecha una semana antes con chacras que han dado en el entorno de los 2.500 y los 3.000 kilos por ha, pero es una zona donde las lluvias llegaron más tarde de lo normal, por lo tanto no es representativo del resto del país”, indicó.
En el caso de la soja, “da la sensación de que los rendimientos serán buenos, pero hay que esperar a que la cosecha avance para verlo con mayor precisión”, citó.
Añadió que en el caso del sorgo los clientes en general lo plantaron de segunda, después del trigo y la cebada, por lo tanto todavía está verde y la recolección de ese grano comenzará en mayo y junio.
Alberto Gramont, quien desarrolla actividades de agricultura en Río Negro y en el sur de Paysandú, informó que en el caso del maíz, en lo que se ha cosechado, apreció un rendimiento promedio de 5.200 kilos por ha, logro que en su caso es “más o menos similar al del año pasado”. En cuanto a la calidad del grano recogido, “por ahora es mejor, porque plantamos el Viptera 3 (un material de Syngenta), que es contra las lagartas de espiga”, indicó.
En el caso de la soja, “diría que la cifra es 2.800 kilos por ha”, comentó. Añadió, sobre la calidad del grano de la oleaginosa, que “por ahora sale muy bien”.
Gramont este año cultivó soja en 5.500 hectáreas y maíz en 2.400 hectáreas.
Roberto Verdera, ingeniero agrónomo y gerente técnico de Calmer, comentó que en el caso de esta compañía en maíz y sorgo el área mayor corresponde a cultivos de segunda, cuya cosecha se hará más adelante. En el área menor, con cultivos de primera, “en el caso del maíz la cosecha fue mala, ese maíz agarró toda la seca de diciembre y en algunos casos se lograron de 3.500 a 4.000 kilos por ha”, con algunos productores que directamente optaron por picar ese maíz para un uso forrajero. En el caso del sorgo, el de primera “nos dio rendimientos de 4.000 y 5.000 kilos por ha”.
En relación a la soja, considerando que en esa zona del país (alrededores de Mercedes, en Soriano) durante la última semana se acumularon precipitaciones por 100 mm, el ingreso de las cosechadoras a las chacras se atrasó y recién ayer y el martes comenzaba la trilla, por lo que datos de rendimientos consistentes se obtendrán recién en los próximos días.
Verdera recordó, a propósito de las adversidades en esta campaña, que en todo diciembre “acá en esta zona llovieron 30 mm, mientras que luego (a fin de enero y comienzo de febrero) llovieron 600 mm”.
Doble adversidad. Este año los agricultores y los profesionales que los asesoran debieron lidiar con dos obstáculos relevantes impuestos por el estado del tiempo.
Primero, en diciembre, hubo varios días con temperaturas muy elevadas incluso para lo habitual al inicio del verano, de la mano de un déficit hídrico. Luego, a fin de enero y en el inicio de febrero, hubo una secuencia de precipitaciones intensas y persistentes, con varios días además sin una buena luminosidad y temperatura acorde al verano, generándose sobre todo un exceso hídrico cuya magnitud cuesta recordar.