Cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe estimaban en 2007 que 19 millones de personas (50% de la población centroamericana) continuaban dependiendo de la leña para satisfacer sus necesidades energéticas básicas.
La utilización de tecnología para reducir el uso de leña, como cocinas eficientes y el biogás, son algunos de los temas que se discutieron en el XX Foro Regional de Energía Sostenible en Centroamérica, organizado por la Alianza en Energía y Ambiente (AEA) y el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), con el apoyo de la Unión Europea.
Cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe estimaban en 2007 que alrededor de 19 millones de personas (50% de la población centroamericana) continuaban dependiendo de la leña para satisfacer sus necesidades energéticas básicas.
Centroamérica ha visto en las cocinas eficientes una alternativa para reducir tanto el consumo de leña como la contaminación que este produce. En el encuentro de la AEA, que se celebró en Managua esta semana, participaron varias instituciones y organizaciones que promueven la reducción y eficiencia en el uso de la leña, además, por los efectos negativos que el humo de esta produce en la salud de las personas.
El Salvador tiene experiencia en este sentido. Gustavo Peña, de Inversiones FALCON, explicó la experiencia comercial de su empresa, que construye cocinas y hornos eficientes.
El total de utilización de leña como proporción del consumo energético es alto. El promedio en la región es del 41.1%, pero esta proporción varía mucho de país a país: es del 15.6% en Costa Rica, del 23% en El Salvador, 62.8% en Guatemala, del 42.7% en Honduras, 49.4% en Nicaragua y 15.4% en Panamá.
Edgar Chamorro, director ejecutivo de la Secretaría General del SICA, dijo que el 80% de la leña que se usa en Centroamérica corresponde a la utilizada en los hogares para cocinar. “Para 2020 tenemos el desafío de alcanzar la meta de reducción de al menos el 10% en el uso de leña, a través de estufas ahorradoras”, explicó.
Dijo que un desafío mayor es hacer sostenible el uso de estas cocinas en el tiempo, pues hay que convencer a la población de los beneficios de estas. “El uso de la leña también está asociado a un tema cultural en la región, fuertemente. Hacen diferencia entre cierto tipo de comida, cocinada con leña, a con otro tipo de cocina”, agregó.
Asimismo, indicó que, con lo conseguido a la fecha, se ha logrado reducir la incidencia de enfermedades respiratorias y de las cataratas.
Además de las cocinas eficientes, la AEA promueve el uso de sopletes que funcionan con biomasa, para sustituir los hornos de leña para alfarería. Esto ya se hace con 60 artesanos de cerámica en Masaya, Nicaragua.
Otros proyectos en el resto de la región incluyen el uso de biomasa, como las estopas de coco, o los desechos de granjas de cerdo, para la generación de energía.