Este año se ha perdido 30% de la producción por este hongo, según diversas organizaciones cafetaleras del estado de Chiapas, y hay cosechas que se han reducido a casi la mitad.
Los cafetaleros mexicanos llevan décadas luchando contra el hongo de la roya que ataca a sus plantas de café, pero una intensa plaga en los últimos dos años ha hecho que muchas cosechas se reduzcan casi a la mitad y que ahora deban enfrentar un reto de supervivencia, el de modernizarse.
"Los chiapanecos tenemos una gran oportunidad para poder renovar todas nuestras plantaciones, (...) que tienen ya 40 años de edad y la falta de tecnología no nos ha permitido salir", dijo a Efe el representante no gubernamental del Sistema Producto Café del Estado de Chiapas, Édgar Flores.
Este año se ha perdido 30% de la producción por este hongo, según diversas organizaciones cafetaleras del estado de Chiapas (ubicado en el sur de México y uno de los mayores productores del país), aunque hay agricultores que han perdido la mitad de sus cosechas e incluso alguno se ha quedado sin nada.
La roya llegó a México hace unos treinta años, pero hasta ahora los agricultores habían logrado "convivir" con ella controlándola de forma natural, explicó Flores, que tiene 8 hectáreas afectadas, con una caída del 30% en su producción.
Sin embargo, hace unos meses se registraron "grandes cantidades de humedad", seguidas de épocas de "sequía muy fuerte" y el hongo se propagó con una mayor intensidad por casi todos los estados de cafetaleros del país, pero principalmente en Chiapas.
Puesto que la mayoría del café que se cultiva en Chiapas es orgánico y, por tanto, no puede ser tratado con pesticidas artificiales, a muchos agricultores no les quedó otro remedio que ver cómo sus plantas se deshojaban e incluso morían.
Y es que la roya, explicó Flores, esos "puntitos rojos" que se instalan en el envés de las hojas, "chupa la sabia de la planta y la hoja se marchita y se cae".
Fernando Celis, asesor de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC), dijo a Efe que este hongo llegó del sur, desde otros países cafetaleros como Colombia, que ya sufrieron la gravedad de sus consecuencias en años pasados.
En este país se introdujo "una variedad llamada castillo, que es resistente a la roya" y en la cosecha que viene se recuperará la producción.
Celis criticó, además, que mientras otras naciones recurrieron a ayudas internacionales para salir de la crisis, México "no se coordinó con los países centroamericanos" y no pidió estos recursos, por lo que se ha quedado un poco atrás en la resolución del problema.
En opinión de Flores, es necesario hacer "un esfuerzo conjunto" entre las autoridades estatales, federales y los propios agricultores para atajar el problema de raíz, que consiste en renovar todas las plantas.
De hecho, explicó, ya hay un acuerdo con el Gobierno de Chiapas para sembrar 20 millones de plantas resistentes a la roya en todo el estado. Además, se busca alcanzar otro convenio con el federal para que se consigan otros 20 millones.
Pero esta es una solución a medio o largo plazo. Este sólo sería un primer paso, pues esta cantidad representa un porcentaje muy bajo, 15% del total de plantas existentes en el estado, por lo que es clave seguir con estos programas hasta alcanzar la sustitución total.
"Lo más importante es que ya estamos actuando para poder salir adelante", dijo Flores, quien pese a los últimos años malos ve el futuro con optimismo y esta crisis como "una oportunidad" de renovarse.
Según el representante federal no gubernamental del Sistema Producto Café, Cruz José Arguello Miceli, en Chiapas ya son numerosos los viveros de café que se están haciendo, "tratando de buscar y cultivar semillas más tolerantes a la roya".
En opinión del representante de los productores de café, pese a los malos tiempos de la roya ya era hora de renovar los cafetales y sembrar nuevas plantas que sigan dándole calidad al café mexicano.
En 2012 se produjeron en México cerca de 4 millones de sacos de café, de los cuales se exportaron más de la mitad. Aunque son varios los estados en los que se produce, solo Chiapas, Oaxaca y Veracruz tienen la certificación "Q", que reconoce a nivel internacional a los de mayor calidad