El bajo precio del petróleo trae consigo otra gran cantidad de problemas para México, que se encuentra en medio de un proceso de importantes reformas económicas.
El bajo precio del petróleo trae consigo otra gran cantidad de problemas para México, que se encuentra en medio de un proceso de importantes reformas económicas.
México revirtió con una polémica reforma el monopolio estatal que rige su sector energético desde hace 76 años, permitiendo la participación del capital privado nacional e internacional en la explotación y extracción de sus reservas de petróleo y gas. Pero apenas lo había hecho, una caída del precio del petróleo, provocó señales de alarma entre los responsables del gobierno. En solo cuatro meses, el precio del barril de crudo se redujo en más del 25%, especialmente en las últimas semanas, y aún no se vislumbra un final de la caída.
La petrolera estatal mexicana Pemex produce cerca de un tercio de los ingresos estatales. Es decir, que el país depende fuertemente de la exportación de hidrocarburos. Según el Instituto Estatal de Estadísticas (INEGI), las exportaciones en los primeros nueve meses de este año se redujeron en 8,7% en comparación con las del mismo período del año anterior.
Menos exportación, precios más bajos. La caída de la exportación y, sobre todo, la del precio del petróleo afectan a México en un momento especialmente crítico. En los dos primeros años de su mandato, el presidente Enrique Peña Nieto puso en marcha numerosas reformas estructurales, como, por ejemplo, la apertura del sector energético al capital privado, la liberalización del área de las telecomunicaciones así como reformas fiscales y educativas.
Dichas reformas se iniciaron con la promesa de mejorar perceptiblemente el rendimiento económico del país, pero la población no nota demasiado del repunte. La economía mexicana está en punto muerto. En el verano boreal, el gobierno mexicano tuvo que corregir su pronóstico de crecimiento hacia abajo, y la política de Peña Nieto sigue perdiendo puntos en las encuestas.
“Tormenta mexicana”. Si bien el gobierno de México se ocupa de enviar señales tranquilizadoras, al mismo tiempo ajusta el bajo precio del petróleo en su presupuesto estatal para el año próximo, recientemente debatido en el Parlamento. En lugar de US$82 –como se lo presentó en un primer proyecto, a comienzos de septiembre- ahora calcula que el precio por barril será de US$79.
“La verdad es que este ajuste a US$79 ilustra muy bien la situación económica y política del país. En estos años, el "momento mexicano, tan citado en los medios internacionales, se ha convertido en la “tormenta mexicana”, ironiza el diputado Ricardo Mejía Berdeja, del opositor Movimiento Ciudadano.
Seguro contra una mayor caída del precio del crudo. El gobierno mexicano ya tomó medidas contra una mayor caída del precio del crudo. El ministro de Finanzas, Luis Videgaray, dijo a mitades de noviembre que su ministerio prolongó el programa para garantizar las oscilaciones en el precio del petróleo creando certificados optativos que hacen posible la venta a US$79 por barril si el precio del crudo cae por debajo de la marca de US$76,4.
Según expertos, el Estado debe, sin embargo, contar con alrededor de US$1.000 millones menos en 2015, y eso en un momento en el que la alta deuda fiscal comienza a preocupar a los economistas. Según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), México es, en términos absolutos, el octavo país con el mayor endeudamiento en todo el mundo. El FMI recomendó una reducción de la deuda. Sin embargo, el nivel de endeudamiento de México corresponde “solo” a 40% del Producto Interno Bruto (PIB), por lo cual las agencias de rating calculan un riesgo mínimo para el país azteca.
Todas las miradas están puestas en la OPEP. Tampoco se avizora una luz al final del túnel, ya que en el escenario internacional no es demasiado beneficioso: con su “revolución del gas pizarra” (fracking), EE. UU. está en proceso de transformarse de gran importador de recursos energéticos a gran exportador de petróleo y gas, y el crecimiento de la economía china –un comprador confiable de petróleo- también es motivo de preocupación.
Es por eso que hay altas expectativas con respecto a los resultados de la próxima reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el jueves próximo (27/11/2014), en Viena. Allí se decidirá si la OPEP debe recortar su producción para estabilizar el precio del petróleo. Según expertos, el precio del crudo podría caer aún más en 2015.
Otro problema son las rondas de negociaciones de licitaciones de licencias de extracción para inversores extranjeros en México, que se llevarán a cabo en el primer trimestre de 2015. El gobierno de México planea llevar a cabo dichas rondas una vez por año, y espera con ellas ingresos de aproximadamente 12.600 millones de dólares. Pero la caída del precio del crudo representa costos más altos de extracción por barril y, con ello, un menor margen de ganancias, lo que podría espantar a potenciales inversores y empeoraría la posición negociadora del gobierno.
“Los precios internacionales siempre son demasiado inseguros. A corto y mediano plazo se perfila un entorno volátil”, explicó el ministro mexicano de Energía, Joaquín Coldwell, en un foro económico, a fines de octubre en Ciudad de México. “Si se diera un escenario de precios más bajos, podría pasar que las empresas más sólidas fueran las que se imponen”.