El presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos reflexiona en esta entrevista exclusiva sobre el presente y futuro de la estatal boliviana, la que se ha convertido en un actor importante en la política energética regional.
En Bolivia, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) es sinónimo de solidez institucional y fortaleza ecónomica. Un reciente ránking de AméricaEconomía colocó a esta empresa entre las 100 principales de toda la región (88). El presidente de la estatal petrolera, Carlos Villegas, compartió puntos de vista respecto a las diferentes circunstancias que han permitido proyectar a YPFB como una empresa líder a nivel nacional y regional. Porque ha pasado de ser una empresa casi desarticulada a una corporación moderna, y Villegas ha sido testigo de muchos de los cambios "de fondo" que han debido ocurrir para visualizar esta gran transformación.
-Este año, YPFB se ubica en el puesto 88 de las primeras 500 empresas de América Latina, dando un salto de 45 posiciones. ¿Cómo ha logrado esto?
-Este salto sólo se explica analizando la trayectoria que ha tenido YPFB desde el 2009 a esta parte. Todos los resultados que estamos obteniendo ahora son producto de las decisiones que tomamos en 2009, que responden al plan quinquenal en YPFB y que a partir de éste se deriva en planes anuales de inversión y producción en todo el sector de hidrocarburos. Del 2006 al 2013 hemos invertido US$7.071 millones, de los cuales en concreto US$3.595 millones se invirtieron en el área de producción. Eso ha permitido satisfacer algunas demandas que existían en el sector de hidrocarburos, teniendo un aumento continuo de producción.
En los siete años que acabo de señalar hemos invertido y construido once plantas de procesamiento. Actualmente, el país tiene una capacidad de procesamiento de 100 millones de metros cúbicos por día. Por otro lado, también hemos tenido que hacer perforaciones de pozos: en el periodo 2006-2013 hemos perforado 120 pozos que permiten mantener y aumentar la producción del pasado año con 50 pozos más.
Esos elementos son muy importantes para tener como punto de referencia el trabajo que está realizando YPFB en estos años, porque a diferencia de otras industrias, las inversiones en hidrocarburos tienen un proceso de maduración.
Es importante señalar que los contratos de largo plazo que tenemos con Argentina y Brasil nos llevan a realizar estas inversiones y a aumentar la producción, porque los compromisos con estos países son, en un caso, mantener la producción (Brasil) y, en el otro, con aumentos graduales (Argentina).
Por otro lado, la expansión del mercado interno se ha convertido en un elemento importante que deriva en nuevos proyectos de abastecimiento de gas. Un factor que es muy importante es que el precio está asociado al del crudo internacional y últimamente el precio del petróleo ha estado creciendo.
Son todos estos factores los que han permitido dar saltos importantes: el 2013 hemos tenido en promedio una producción de 51 millones de metros cúbicos por día. Ahora, el 2014, estamos llegando a 61 millones de metros cúbicos por día.
Hemos crecido en nuestras exportaciones de gas, particularmente, a la Argentina. En el 2013, hemos enviado 14,97 millones de metros cúbicos al día y ahora estamos enviando poco más de 16 millones.
Sólo se explican estos resultados viendo el proceso del 2009 a esta parte. El punto inicial fue el primero de mayo del 2006: la nacionalización de los hidrocarburos, hecho que permitió un giro cualitativo, porque cambiaron las reglas del juego en el país. Hoy en día, el Estado boliviano controla la política y la estrategia empresarial, teniendo a su cargo toda la cadena de hidrocarburos en YPFB. Si bien existe la complicidad del sector privado y de YPFB, el sector privado prácticamente tiene contratos de servicios, hace trabajos para YPFB e YPFB remunera el trabajo que realizan.
El 2006, cuando asumimos funciones de gobierno, YPFB era prácticamente una empresa que estaba en liquidación, no sólo por el número de trabajadores, que no pasaba de 300 personas, sino por las funciones que desarrollaban. Era una empresa en proceso de liquidación, esa era la decisión política que se tomó en su momento. Entonces, la nacionalización ha permitido que ingresemos a un proceso de restructuración en la institución. En tan corto tiempo, un septenio, se han logrado resultados que han transformado a YPFB.
Quiero señalar que tuvimos que partir de cero en todo. Como el ave fénix, hemos tenido que resucitar de las cenizas. Además, no contábamos con el personal profesional apropiado; tuvimos que hacer una fuerte campaña de incorporación de profesionales. Hoy en día, YPFB se caracteriza por tener un personal muy joven, el promedio debe estar entre los 35 a 38 años, y en el que hemos realizado inversiones considerables en capacitación.
-Además de estar entre las 100 primeras empresas de Latinoamérica, se mejoró el costo de producción y la utilidad. Un análisis muestra que de cada US$100 que vende Yacimientos, US$23 son utilidades. En el ránking se ubica en el puesto 14 de todas las empresas que más utilidades generan. ¿Es YPFB la empresa que va a dar solidez económica a Bolivia?
-Todo lo que se está haciendo es para dejar una base importante, de tal forma que YPFB se constituya en el pivote central de la economía boliviana. Eso no quiere decir que se dependa exclusivamente de los hidrocarburos. Desde el principio se decidió tener una administración eficiente; nosotros llegamos con la convicción de que las empresas deberían ser eficientes. Un requisito fundamental, y que es una decisión del gobierno a la cabeza del presidente Evo, es que todas las empresas del Estado deben ser rentables, y la empresa que no lo sea, deberá ser cerrada o reestructurada. Esa es la decisión política que se tomó en el gobierno. Por eso, nosotros hemos procurado un manejo prudente de los costos de operación, de tal manera que la producción de los hidrocarburos refleje lo que verdaderamente exige la industria petrolera. El 2005, en materia de renta petrolera, el Estado recibía US$673 millones; en 2013, se recibieron US$5.585 millones, casi diez veces más. La previsión para este 2014 es que estaremos en el orden de los US$6 mil millones. Éste es el ingreso que prácticamente sostiene hoy la economía boliviana.
¿Cómo se destinan estos recursos? Aquí YPFB solamente tiene participación en las ganancias que obtiene por contratos, pero la mayor parte de los ingresos van al TGN, el gobierno central, el grueso a gobernaciones, municipios y universidades. Entonces, ¿cómo vamos a tener sostenibilidad de esta renta petrolera? Manteniendo los niveles de producción, consolidando los mercados y cumpliendo los contratos. Hoy en día, Bolivia es creíble. Con la Argentina y Brasil teníamos solamente contratos en firma, desde hace dos años, tanto con Argentina como con Brasil, tenemos firmados contratos interrumpibles y ellos vienen a proponer contratos. Del 2006 al 2013, como renta petrolera, se han generado US$22.345 millones; ese dinero ha estado circulando en todo el país, y eso en parte explica lo que pasa en Bolivia: el crecimiento económico y la estabilidad.
-Sigamos con el tema de las utilidades. Bolivia está con 23%, pero si nos comparamos con otras empresas petroleras, vemos que la número 1 en ventas es Petrobrás, aunque su nivel de retorno sobre ventas es sólo del 7,7%. Lo que significa que ellos tienen que vender tres veces más para ganar lo mismo. Venezuela con el 17%, Colombia con el 21%, Argentina con utilidades muy bajas, solo de 6%. La mejor en términos de utilidades, con respecto a las ventas, es Ecuador, con 38%. ¿Cuál es la diferencia entre Bolivia y Ecuador?
-Un elemento importante de Ecuador es que ellos tienen un contrato de largo plazo con China y la mayor parte de su producción la envía a ese país. Otra ventaja competitiva, en comparación con nosotros, es que ellos exportan por mar y eso baja sus costos en forma considerable.
Nosotros lo que hacemos es un manejo muy cuidadoso en los costos y nos esforzarnos por tener una administración eficiente. Los precios internacionales que hemos negociado son un factor importante. En promedio, a la Argentina le estamos vendiendo a US$10 el millón de BTUs; concretamente el año pasado hemos vendido a US$10,38. Al Brasil le hemos vendido a US$8,98 el millón de BTUs. El precio internacional de referencia está en el orden de los US$4 el millón de BTUs. Esto quiere decir que somos competitivos, tanto en Brasil, como en Argentina. Ese es otro elemento importante que nos permite tener esta relación de utilidades.
-¿Qué opiniones recibe como presidente de YPFB sobre la impresión que las empresas extranjeras, ex socias y que antes manejaban la empresa, tienen del YPFB actual? ¿Tenemos juicios pendientes?
-Tengo mucho contacto con las empresas extranjeras que tomaron la decisión voluntaria de quedarse en Bolivia. No ha sido fácil. Yo participé en la renegociación de los contratos en 2006 y en la firma de contratos en octubre. Estábamos en una situación donde requeríamos montos importantes de inversión para aumentar la producción, y entonces cambió el panorama cuando el 2010, con la presencia de la presidenta de la Argentina y nuestro presidente, se firmó en Sucre la primera adenda al contrato de venta de gas a la Argentina, un documento que solucionó algunos temas mal entendidos entre ambas partes y después de la suscripción del mismo los empresarios comenzaron a invertir, porque lo que ellos querían era mercado, seguridad para sus inversiones y precios que les permitieran obtener ganancias, y eso les dimos.
A partir de allí, aceptaron todas las reglas del juego que pusimos. Dejaron de ser propietarios de la producción y las reservas; ellos no pueden vender libremente a cualquier mercado, ni definir precios y las empresas tienen la obligación de entregar el 100% de la producción a YPFB. Hoy, la normativa es clara y hay una relativa credibilidad de las empresas privadas hacia YPFB y el Estado boliviano y viceversa.
En relación a los juicios internacionales, desde el 2007 comenzamos a nacionalizar varias empresas que antes fueron privatizadas: transporte, refinación, logística y aviación. Hemos tenido el cuidado de que todas las nacionalizaciones no desemboquen en juicios internacionales, porque eso no sólo genera un problema interno y con las empresas, también va generando un ambiente adverso sobre la nacionalización. Existe una empresa anglo-argentina, Amoco PAE, que inició un reclamo, pero hemos conversado y estamos muy cerca de llegar a un acuerdo. No hemos tenido ningún juicio internacional, con lo cual podemos decir que, en esa materia, la nacionalización ha sido exitosa. Hemos sido extremadamente cuidadosos para evitar desacuerdos que deriven en acciones legales.
-¿Cuáles son los proyectos que se van a priorizar? ¿Cuáles las políticas que se promoverán para entablar nuevos contratos con empresas internacionales?
-El tema de exploración es un asunto que se convirtió desde el 2011 en un objetivo estratégico de YPFB. Cuando llegamos al gobierno, la certificación de reservas y la información que dieron los gobiernos anteriores al nuestro señalaron que Bolivia tenía reservas de gas natural que nos situaban como un país con mucha riqueza gasífera, y nosotros trabajamos en base a esa información, porque creíamos que era así. El 2007 y 2008 hubo fuertes rumores de que la certificación de gas natural que nos entregaron adolecía de muchas deficiencias. Señalaban que, como reservas probadas, Bolivia tenía 26 trillones de pies cúbicos, por lo que en ese momento no era la prioridad la exploración. Ante esos rumores, a niveles de decisión del gobierno se generó incertidumbre sobre las reservas, por lo que se tomó una decisión política que iba a tener costos elevados: hacer una certificación de reservas al 31 de diciembre de 2009. Nos entregaron la certificación el segundo semestre del 2010 y fue una sorpresa que en lugar de tener 26, la certificación nos decía que teníamos 9,9 trillones de pies cúbicos. Todos los planes que hicimos a nivel gubernamental prácticamente se desmoronaron, porque todo se hizo en base a los 26. Había que reformular...
Además, en términos de proyecciones de demanda nos urgía la exploración, descubrir más reservas. Parte del 2011, nos hemos dedicado a hacer un plan intensivo de exploración que está en curso, se ha denominado Plan Intensivo e Inmediato de exploración, en el cual se han priorizado 47 áreas de exploración. Unas están en curso, otras en suscripción de contratos. Como la exploración es una decisión de alto riesgo y por eso no todas las empresas quieren hacerla, decidimos trabajar con los siguientes actores de exploración: YPFB casa matriz, a través de su gerencia de Exploración y Explotación, y a través de sus empresas subsidiarias: Chaco, Andina, y Petroandina. Entonces, estas cuatro son el eje central de exploración y no descartamos al sector privado.
Ahora, un periodo de exploración tiene un proceso de maduración. Más o menos sabremos resultados en cinco años. Entre tanto, no nos hemos descuidado y lo que encargamos es la segunda certificación de reservas, a una empresa canadiense que nos tiene que entregar los resultados entre agosto y septiembre. Generalmente, en el mundo petrolero, lo que se debe hacer es reponer las reservas consumidas de siete años. La certificación es al 31 de diciembre del 2013. Esperemos, en el peor de los casos, que el descubrimiento de reservas por lo menos restituya lo consumido y, mejor si se descubre algo más de lo consumido. Vamos a esperar los resultados. Me siento optimista porque hay que tener mucho cuidado en el manejo de reservas. Estas son las joyas de Bolivia, las joyas de la abuela. Estamos teniendo todo el cuidado para que los resultados sean favorables, Bolivia tiene reservas, pero tampoco voy a creer que se van a obtener reservas como las que decían el 2005.
CONCIENTIZAR A LOS TRABAJADORES
-¿Cuál es el riesgo de que Bolivia se convierta en un país dependiente del petróleo y que YPFB sea la única empresa boliviana con trascendencia internacional?
-Bueno, el país tiene experiencias aciagas. Un caso concreto es la minería; tenemos Potosí, que vivió bonanzas de minería, y cuando ésta cayó, se cayó Potosí y el país. Creo que esta experiencia ya no se puede reeditar. Elaboramos el plan de gobierno, y uno de los aspectos de los que somos conscientes es que Bolivia tiene pendiente diversificar su economía. Lo hemos ratificado ahora en el plan de gobierno 2015-2020. No vamos a prescindir desde el primer día de los hidrocarburos, pero se van a hacer inversiones importantes en energía, agricultura, industria y turismo. Para diversificar, requerimos programas específicos que abarquen varios sectores productivos, pero, como ejemplo, en minería, para el periodo del 2015 al 2020, existen dos proyectos importantes: el Mutún para la explotación de hierro, y por otro lado el Salar de Uyuni, para la explotación de litio.
-¿Qué se ha hecho para evitar la corrupción? ¿Cuál es la política para promover la transparencia en una institución que maneja tantos recursos como YPFB?
-Hasta antes de la privatización, el estigma que tenían las empresas públicas era de ser ineficientes y corruptas. Para evitar esto, las empresas tienen que ser transparentes. Yo vine en el momento más difícil de YPFB, a inicios del 2009, cuando salió a la luz un caso de corrupción que afectó seriamente la credibilidad que la población tenía en YPFB y, por lo tanto, de las políticas centrales del gobierno, como la nacionalización. Es así que el reto era revertir esa situación, lo que no fue un reto menor, fue mayúsculo. Desde el principio lo que hicimos fue tener una conducta intachable, porque una institución es lo que es por quien la dirige y ése es el reto que se transmitió al personal. A partir de eso hay que tomar medidas implacables ante cualquier indicio de corrupción, la decisión más dura, porque esa es la única forma de que los trabajadores de YPFB perciban señales contundentes.
De manera paralela, lo que se ha hecho es mejorar los procedimientos y transparentar la empresa. Esto consiste en renovar los marcos normativos que regulan la contratación de bienes y servicios, para que las decisiones no sean unipersonales y de esta manera se inplementa un control cruzado. Ahora todos los procesos son colectivos y, por otro lado, hay un proceso permanente de concientización a los trabajadores. Por otro lado, se creó la Unidad de Transparencia que, si bien depende de la presidencia funcionalmente, tiene plena libertad. Y, deliberadamente, mi persona no incide en lo absoluto en esta área.
Es una empresa grande, tenemos un presupuesto anual de US$13 mil millones, y pese al control, siempre hay riesgos, ya que manejamos 5 mil contratos al año, de toda índole. Si bien yo controlo lo más grande e importante, hemos logrado a nivel general parar la corrupción. También hemos mejorado las condiciones laborales y se ha dado estabilidad. Los trabajadores la piensan dos veces antes de cometer alguna irregularidad porque arriesgan su estabilidad familiar. Un hecho de corrupción desmorona a la institución porque no sólo la población pierde confianza, todos pierden confianza. Es fatídico para una institución cuando ocurren este tipo de actos.
-¿Cuál será la estrategia económica de Bolivia para no entrar en la espiral de dependencia económica del petróleo y tener problemas como los que está atravesando Venezuela, por ejemplo?
-Un sector económico no está aislado y tiene que ser consistente con los otros sectores y con el país, principalmente evitar desalinear los precios. Si el mercado entra en un desequilibrio de precios, esto puede llevar a un proceso de inflación o de deflación. No puede ser que las finanzas públicas tengan una dinámica independiente, hay que tener una estabilidad macroeconómica que es fundamental para todos los sectores, y eso es lo que se ha construido en Bolivia en los últimos años.
Cuando elaborábamos el Plan de Desarrollo, teníamos en mente dos experiencias históricas: la hiperinflación y la privatización. Entonces, consideramos que había que generar condiciones para la estabilidad macroeconómica y para el crecimiento. Hemos logrado la estabilidad, hubo crecimiento, y ahora creo que tiene que haber una diversificación productiva. Además, en esta diversificación hay que industrializar. Hemos avanzado bastante en gas natural, pero falta mucho camino por recorrer.
-Algunos analistas dicen que Bolivia tiene reservas sólo hasta el 2018. ¿Cuáles son las reservas probadas en Bolivia? ¿Cuáles son las garantías de que podamos cumplir los contratos con Argentina y Brasil?
-La última certificación que tuvimos el 31 de diciembre del 2009 arroja 9,9 trillones. Hemos contratado una nueva certificación y considero que los resultados van a ser favorables. De tal forma que se van a desmoronar las apreciaciones de muchos analistas que consideran que YPFB no tiene futuro. Argentina y Brasil pueden estar plenamente seguros, ya que los contratos se están cumpliendo a cabalidad. Si fuese como señalan los analistas, Brasil no estaría interesado en iniciar negociaciones para un nuevo contrato. Oficialmente nos comunicaron que tienen interés en iniciar negociaciones para un contrato del 2019 en adelante. Si no tuviéramos reservas, en este momento estarían buscando otro país. YPFB siempre está en el ojo de la tormenta; lo que quiero es transmitir seguridad de que estamos trabajando de manera silenciosa para salir a la palestra con resultados positivos.