"Voy a decir la palabra que le gusta a los escuálidos (opositores): exprópiese", dijo Hugo Chávez en su programa "Aló, Presidente", donde pidió la movilización de militares y trabajadores para asumir el control de las operaciones.
Caracas. El presidente venezolano, Hugo Chávez, ordenó este domingo expropiar la siderúrgica Sidetur, unidad de la firma local Sivensa, un paso más en el plan de nacionalizaciones que impulsa el mandatario para construir un Estado socialista en el país petrolero.
En el 2008, Chávez estatizó a Sidor, la mayor siderúrgica del país -controlada por el consorcio internacional Ternium-, y en el 2009 expropió Venprecar y Orinoco Iron, unidades de Sivensa de briquetas metálicas para la construcción.
"Voy a decir la palabra que le gusta a los escuálidos (opositores): exprópiese", dijo Chávez en su programa dominical de radio y televisión "Aló, Presidente", donde pidió la movilización de militares y trabajadores para asumir el control de las operaciones.
Este año, trabajadores de la Siderúrgica del Turbio (Sidetur) paralizaron durante varios meses la planta principal en Puerto Ordaz, al sur del país, para protestar por las condiciones de salud y seguridad, llegando algunos a pedir su nacionalización.
"Sidetur produce el 40% de las cabillas (para construcción) consumidas en el país y vayan ustedes a ver en cuánto nos compran ellos el acero, que es del pueblo, y en cuánto ellos venden las cabillas. ¡Bien caro!", agregó.
Las actividades de la firma van desde la recolección y procesamiento de chatarra ferrosa hasta la elaboración de productos terminados para la construcción, como cabillas, vigas, barras de acero, alambre y palanquillas.
Sidetur es unidad de la siderúrgica local Sivensa y cuenta con varias plantas en el país, con una capacidad de 835.000 toneladas anuales de productos semiterminados, 545.000 toneladas anuales de laminados y 67.000 toneladas anuales en el proceso de electrosoldado, según su página web.
En sus 11 años en el poder, Chávez ha nacionalizado empresas de telecomunicaciones, electricidad, petróleo, cementeras, bancos y ha expropiado millones de hectáreas para que el Estado socialista controle los sectores estratégicos de la economía en beneficio del pueblo.
Sus adversarios denuncian que el Gobierno arruina las empresas estatizadas y pone sus recursos para financiar su proyecto político, que afirman lleva al país socio de la OPEP hacia el comunismo.