En marzo pasado, se conoció que en Brasil se autorizaba la comercialización a más de 20 frigoríficos de productos descompuestos o vencidos, lo que en pocos días provocó un bloqueo mercantil internacional, en países tan diferentes como Chile y China.
Luego de la crisis que vivió la producción y exportación de carne de vacuno brasileña en marzo de este año, la demanda cárnica chilena se ha modificado bruscamente beneficiando a los productores nacionales y a las piezas traídas desde Paraguay.
En el mes ya señalado, se conoció que en Brasil se autorizaba la comercialización a más de 20 frigoríficos de productos descompuestos o vencidos, lo que en pocos días provocó un bloqueo mercantil internacional, en países tan diferentes como Chile y China.
Sin embargo, desde el SAG recordaron que no existen restricciones de importación de carne brasileña, asegurando que sólo se prohibió el ingreso a las 21 empresas investigadas.
Cambio en el mercado chileno. La crisis sanitaria descrita afectó a la importación de carne brasileña, cuya cifra cayó en un 38,4% en los meses de marzo y abril, así lo informó el diario La Segunda, en base a antecedentes entregados por la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa).
La importancia de estos porcentajes radican en los altos montos a los que equivalen: En 2016 se importaron US$872 millones en carnes y Brasil fue -y sigue siendo- el segundo abastecedor nacional detrás de Paraguay, con US$301 millones y casi 70 mil toneladas.
Los más contentos con la nueva distribución de la torta cárnica nacional, son los propios productores chilenos, que hoy ocupan un 40% del mercado. El restante 60% sigue siendo liderado -hoy con mayor margen- por Paraguay quien concentra un 45% de toda la importación.