Un estudio hecho por la Universidad de Santiago de Chile llegó a la conclusión que hay falta de consenso de la opinión pública chilena informada al respecto, ausencia de diversidad informativa y desconocimiento del público en general sobre transgénicos.
Santiago. La investigación “Evolución de la Opinión Pública informada en Chile frente a los transgénicos”, realizado por el Departamento de Gestión Agraria de la Universidad de Santiago (Usach), constató que casi un 80% de la población no tiene conocimiento sobre lo que son los transgénicos, alimentos obtenidos de un organismo al cual le han incorporado genes de otro para producir una característica deseada.
En este estudio se exponen los principales argumentos que discute la comunidad científica - a favor y en contra del cultivo de estos alimentos-, determinando que no se ha llegado a un acuerdo, al menos durante una década, que falta mayor flujo informativo- tanto de prensa especializada como general- y que el público tiene desconocimiento al respecto, ya que sólo un 22% está informado.
Este trabajo fue realizado a partir de un análisis cuantitativo de publicaciones de circulación nacional entre los años 2000 y 2010, tanto especializadas provenientes de Conicyt como de corriente principal, así como de prensa de circulación nacional general.
Asimismo, levantó un análisis cualitativo a partir de entrevistas en profundidad realizadas a algunos periodistas científicos y miembros de la comunidad científica en el país.
Los resultados de este estudio se dan a conocer en medio de la reciente presentación de un proyecto de ley respaldado por el ministerio de Agricultura, que permitiría el cultivo de transgénicos en el país. Ello ha encendido la polémica entre detractores y defensores del mundo científico, agrícola, académicos y de la ciudadanía, colocando en el debate público la necesidad de una discusión diversa, en la que participen amplios sectores de la población.
Por su parte, el ministro de Agricultura, José Antonio Galilea, ha asegurado “que el proyecto tendrá una fuerte participación ciudadana”, agregando que lo que se busca con la normativa es “poner al alcance de los agricultores chilenos el uso de la tecnología ampliamente difundida en el mundo”, desestimando los riesgos.
Para analizar esta coyuntura, los resultados del estudio realizado por la Usach y debatir con expertos, académicos, profesionales independientes y otros actores, se realizará el foro panel “Alimentos Transgénicos, Opinión Pública en Chile” este 16 de marzo a las 10 hrs.
Necesidad de informar y debatir sobre transgénicos. El equipo de docentes de la Usach tras este estudio refuerza que, junto con discutir normativas que regulen al respecto y que sean más restrictivas, es necesario contar con mayor flujo informativo, sobretodo de medios de circulación nacional para informar debidamente a la población, esencialmente en sus implicancias sobre salud y medioambiente, y para crear una masa crítica.
“Nos percatamos de que lo que hace falta es informar para educar a la gente respecto de lo qué es un alimento transgénico, porque según lo que constatamos las personas tienen escasa noción. La normativa debiese ser más restrictiva, de tal manera de dejar en manos del consumidor la decisión de compra, previa realización de campañas informativas hacia la población, respecto no sólo de preferir un alimento elaborado a partir de un producto transgénico, sino que además de las diversas alternativas en relación a sistemas de producción agroalimentarias que no utilizan semillas transgénicas”, destaca Victoria Torres docente y encargada del estudio en la Usach.
En Chile, en materia normativa, desde el año 1992 se ha concedido la autorización para la internación de material transgénico bajo la norma 1523 del ministerio de Agricultura, que permite la importación de este material, sólo para la multiplicación y posterior exportación de semillas y, en ningún caso, para el procesamiento o para consumo como alimento humano.
Sin embargo, se sabe que Chile recibe y consume transgénicos desde Argentina y Estados Unidos, esencialmente maíz y soya, usados para la elaboración de alimentos para el consumo humano y animal.
Claudio Martínez, Director del Centro de Estudios en Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Usach (Cecta), refuerza que “es necesario un mayor control, pero por sobretodo que la población esté informada adecuadamente sobre los alimentos transgénicos, ya que muchos confunden el concepto con los alimentos genéticamente modificados, que son creados por formas naturales, tradicionales, que no necesariamente son transgénicos”, destaca.
En ese aspecto, señala que un etiquetado de productos que dé a conocer los componentes de alimentos transgénicos, que hoy no existe, puede causar el efecto negativo y confundir al consumidor si éste no está debidamente documentado.
Otro de los resultados obtenidos de este trabajo fue percatarse que, de la población más informada sobre los transgénicos, existen tres tipologías: quienes se oponen, a quienes les es indiferente y quienes -con previo conocimiento- están a favor de los productos transgénicos.
“Esto demuestra que una parte de la gente informada está a favor de aplicar la biotecnología en la alimentación y eso es interesante de estudiar”, señala Claudio Martínez.